'Maestros de la costura' o el por qu¨¦ de unas bragas
El programa es casi un spin off de 'Masterchef', calcado en su estructura y sus decorados al programa de cocina
Cuando TVE anunci¨® que iba a hacer un Master Chef de moda estaba lanzando al aire algo m¨¢s que un simple high concept: Maestros de la Costura es casi un spin off del formato, calcado en su estructura y sus decorados al programa de cocina. Eso no es ni bueno ni malo, salvo si tienes opiniones fuertes sobre Master Chef, algo que a m¨ª me resulta dif¨ªcil porque he llegado a tener una relaci¨®n con los talent gastron¨®micos parecida a la que tengo con los fen¨®menos meteorol¨®gicos: son cosas que est¨¢n ah¨ª, cosas que suceden y con las que hay que lidiar, a veces con resignaci¨®n y otras con indiferencia.
Pero esto me gusta m¨¢s, por motivos qui¨¦n sabe si terap¨¦uticos. Probablemente, respondo al prototipo de mediocre en lo que respecta al vestir. Soy cobarde y vulgar a la hora de elegir la forma en la que me presento al mundo. Sin embargo, dedico largas horas del d¨ªa a juzgar desconocidos pueriles por su ropa; a inventarles una vida, una narrativa. Creo y defiendo que toda elecci¨®n esconde algo interesante susceptible de ser escarbado con un ojo gui?ado y media lengua por fuera. As¨ª que me siento ante Maestros de la Costura con el deseo narcisista de que me diga qui¨¦n soy (o, m¨¢s en concreto, qui¨¦n quiero ser) dici¨¦ndome algo sobre los concursantes. Al fin y al cabo, son personas obsesionadas por esa carencia que habita en m¨ª sin escapar, por completo, de mi inter¨¦s; como un lector obsesivo de cl¨¢sicos rusos que escribe, sin embargo, esparciendo las comas sobre sus textos como si fuesen or¨¦gano.
Raquel S¨¢nchez Silva es una buena comunicadora y los tres miembros del jurado son tres buenos miembros del jurado. (En ese sentido, supongo que es m¨¢s f¨¢cil encontrar modistas que brillen que cocineros con carisma.) Nada que objetar al equipo, en el que destaca un Lorenzo Caprile estelar con gran olfato para antagonizar concursantes rebeldes (no sabemos si haciendo caso a los guionistas, aunque es lo de menos). Lo que me deja fr¨ªo, tal vez por lo abigarrado de esa estructura heredada de Master Chef, es la parte did¨¢ctica del show, que la tiene, pero sin chispa. Al casting afortunado (y diverso) lo opaca a veces la dificultad para transmitir la pasi¨®n por la moda. Se supone que una se?ora que se refiere a su marido como ¡°mi Manolo¡± y dos gemelos hiperactivos y s¨²per gays deber¨ªan contagiar matices distintos, pero todo queda pulverizado por la an¨¦cdota. Hay otros personajes con algo de volumen: la modelo que se cambia de bando, el valenciano cantar¨ªn con pinta de diputado pepero en Les Corts y, por encima de todos, Eduardo, el aprendiz desafiante que no acepta las cr¨ªticas.
Yo cada vez que entro a una tienda a comprarme algo a ¨²ltima hora para una fiesta #MaestrosDeLaCostura pic.twitter.com/etOLCYWZRu
— MaestrosDeLaCostura (@MaestrosCostura) February 12, 2018
Yo quiero un talent show hist¨¦rico sobre El Gusto y lo que tengo es, s¨ª, un Master Chef de moda. El problema, evidentemente, est¨¢ en m¨ª y no en un equipo que ha dise?ado un programa sobre una f¨®rmula de ¨¦xito m¨¢s o menos garantizado. Pero no dejo de sentir que es el mismo cuento de todas las noches que TVE, en forma de padre resignado, le cuenta a unos ni?os que se ofender¨ªan si osase cambiar demasiado el destino de Pulgarcito. Los ni?os son seres tir¨¢nicos que exigen el mismo relato una y otra vez, y sancionan con agudos gritos a los padres cansados que, de vez en cuando, se atreven a ponerse creativos. Los espectadores somos a veces as¨ª, tambi¨¦n, por eso esto es Master Chef y por eso hubo nerds cuarentones que salieron de la ¨²ltima de Star Wars con ganas de romper todos sus juguetes de infancia.
Tras una escalada de tensi¨®n en la que el jurado hab¨ªa ido incrementando su vehemencia, llegaba el momento de conocer al primer expulsado con emoci¨®n m¨¢s bien fl¨¢cida. A un hombre llamado Shaoran le mandaban recoger sus alfileres como a otros tantos les hab¨ªan mandado recoger antes sus cuchillos. Hab¨ªa que transformar un jersey de punto en algo diferente y no hab¨ªa dado la talla. Su c¨¢rdigan inacabado era, sin duda, la muerte de la creatividad; pero en ning¨²n momento se entiende ni se explica el por qu¨¦ de una transformaci¨®n, el trayecto que va de la vulgaridad al hechizo. Yo no s¨¦ de moda pero conozco ese trayecto y quiero que me ayuden a recorrerlo.
Llevo tiempo d¨¢ndole vueltas a esto. El domingo, por ejemplo, me llevaron a dar una vuelta por un sitio privilegiado: las galer¨ªas La Oliva de Pontevedra. La premisa era disfrutar de un lugar anodino que supuraba magia atemporal por sus alcantarillas (s¨ª, son unas galer¨ªas comerciales con alcantarillas), alfombra perfecta para desfilar ante unos escaparates lis¨¦rgicos. All¨ª nos paramos frente a un comercio de lencer¨ªa con reclamos bastante monstruosos de San Valent¨ªn; y all¨ª asist¨ª a una apolog¨ªa encendida del dise?o y de la est¨¦tica. Se?alando con agresividad aquellos encajes, que parec¨ªan responder al ideal er¨®tico de Homer Simpson, escuch¨¦ c¨®mo quien me hab¨ªa llevado hasta all¨ª exig¨ªa su derecho a cambiar alg¨²n d¨ªa de profesi¨®n y convertirse en dise?adora de bragas y sujetadores blancos (creo recordar que dijo blancos) en homenaje a su abuela (creo recordar que dijo abuela). Lo importante es que esta persona ten¨ªa ideas est¨¦ticas lo bastante propias y rotundas como para 1) reivindicar aquellas galer¨ªas como icono emocional de la ciudad; y 2) acariciar mentalmente una cierta idea de bragas. Acariciar mentalmente una cierta idea de bragas, pensar las bragas, moldear las bragas con manos invisibles en los ratos muertos de transporte p¨²blico, me pareci¨® bell¨ªsimo y ambicioso.
De verdad @EduardoCostura, de verdad... #MaestrosDeLaCostura pic.twitter.com/JO2HtvENdL
— MaestrosDeLaCostura (@MaestrosCostura) February 12, 2018
Yo esta semana tengo que comprarme un abrigo nuevo porque el que tengo es ya un trapo invernadero de tabaco y hace bolas. Ese abrigo, al que tanto cari?o guardo, empieza a ser s¨®lo admisible para contraer tuberculosis en una buhardilla parisina de los a?os 20. Exige reemplazo porque yo mismo me exijo una suerte de honestidad: si existe gente maravillosa con unas putas bragas en la cabeza, una idea est¨¦tica a la que rendir culto y con la que so?ar, ?c¨®mo puedo ir yo arrastrando la pereza apestosa de un abrigo que ya no dice nada sobre m¨ª?
Lo que la moda tiene de autoexigencia es lo que un talent como Maestros de la costura deber¨ªa explotar m¨¢s. Hablo de la autoexigencia moral, no de la autoexigencia t¨¦cnica de hacer dobladillos muy r¨¢pido. Detr¨¢s de la rutina de taller, el trabajo manual, el patronaje y la confecci¨®n hay una relaci¨®n ¨ªntima con la belleza que promete, y tal vez en nuevos programas podamos explorarla. Sin embargo, cuando Mar¨ªa Escot¨¦ valor¨® la personalidad que uno de los concursantes imprim¨ªa a todas sus prendas, haci¨¦ndolas caracter¨ªsticas y autorales, apuntaba tambi¨¦n al tal¨®n de Aquiles de un estreno demasiado esclavo de Master Chef como para tener identidad propia.
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