Fentanilo para los presos del corredor de la muerte

Cien veces m¨¢s potente que la morfina y cincuenta que la hero¨ªna, el fentanilo se ha vuelto una de las drogas m¨¢s letales de la historia. Su uso combinado est¨¢ detr¨¢s de la terror¨ªfica epidemia de opi¨¢ceos que azota Estados Unidos y que solo el a?o pasado cost¨® m¨¢s vidas norteamericanas que toda la guerra de Vietnam. Con estos antecedentes, no es de extra?ar que la sustancia que un d¨ªa naci¨® para mitigar el dolor de los enfermos de c¨¢ncer haya entrado en los corredores de la muerte.

Nevada y Nebraska han decidido emplear el fentanilo en las ejecuciones. Hartos de los problemas de suministro con las farmac¨¦uticas, ambos Estados han hallado en este opioide sint¨¦tico una soluci¨®n abundante y barata para la inyecci¨®n letal. Su idea es utilizarlo despu¨¦s del diazepam (sedativo) y rematar con cisatracurio, un bloqueador neuromuscular.

Esta combinaci¨®n, aplaudida en el gremio de los verdugos por su genio innovador, ha espantado a las organizaciones que luchan contra la pena capital. El fentanilo no ha sido cient¨ªficamente probado para tal fin y temen que se repitan esperpentos como el que sufri¨® el 29 de abril de 2014 el recluso Clayton Lockette. Tras serle inyectado un f¨¢rmaco poco estudiado en aplicaciones terminales, su agon¨ªa devino en un torbellino de atroces convulsiones. Atado a una camilla, tard¨® 43 minutos en morir.

Ahora, la cobaya del fentanilo ser¨¢ Scott Dozier. Tiene 47 a?os y es un tipo duro. Condenado por matar y desmembrar en 2002 a un compinche tras una disputa por drogas en Las Vegas, hace dos a?os dej¨® de apelar y solicit¨® al juez que procediese a la pena capital. ¡°No es que quiera morir, pero prefiero estar muerto a seguir aqu¨ª¡±, explic¨®. La petici¨®n tom¨® por sorpresa a Nevada. El Estado llevaba desde 2006 sin ajusticiar a nadie y tuvo que salir en busca de contenido para la inyecci¨®n. Vetados los productos habituales, los verdugos vieron la luz con el fentanilo. La ejecuci¨®n est¨¢ prevista para este a?o. Dozier, sin embargo, no est¨¢ contento y lo ha argumentado. Antes que ser aturdido y narcotizado, prefiere morir ante un pelot¨®n de fusilamiento.