El espa?ol en Estados Unidos
Es necesario desarrollar pol¨ªticas que secunden la defensa del biling¨¹ismo
Hace 10 a?os, el Instituto Cervantes public¨® su Enciclopedia del espa?ol en Estados Unidos, un volumen de m¨¢s de 1.000 p¨¢ginas en el que se presentaba la buena salud de nuestro idioma, en virtud de la extraordinaria cifra de hispanos en el pa¨ªs y su situaci¨®n en t¨¦rminos de ense?anza, expansi¨®n territorial, difusi¨®n medi¨¢tica, industrias culturales, etc¨¦tera. Motivado por este potencial, el Cervantes puso en marcha hace cinco a?os el Observatorio de la Lengua Espa?ola en Harvard. A su vez, en 1998, justo hace 20 a?os, el Gobierno espa?ol activ¨® el programa de L¨ªderes Hispanos de EE?UU, a cargo de la Fundaci¨®n Carolina, destinado a estrechar nuestras relaciones econ¨®micas y culturales.
Igualmente, hace 45 a?os se cre¨® en Nueva York la Academia Norteamericana de la Lengua Espa?ola, plenamente integrada en la Asociaci¨®n de Academias, que se compone en este momento de 23 miembros: todas las academias americanas, la filipina, creada en 1924, y la ecuatoguineana, constituida en 2016. Las 23 academias trabajan codo con codo en todas las obras de referencia para el espa?ol: diccionarios, gram¨¢ticas, ortograf¨ªas y obras literarias del canon establecido para nuestra lengua com¨²n. Cada a?o, en Espa?a o en Am¨¦rica, hay reuniones de comisiones interacad¨¦micas y el pleno de ellas se re¨²ne de forma peri¨®dica cada tres a?os. En 2016 fue en Ciudad de M¨¦xico, y all¨ª se acord¨® que la siguiente asamblea plenaria tuviera lugar en Espa?a en el a?o 2019, en el que se conmemora el centenario del inicio de la primera circunnavegaci¨®n del mundo, al mando de Magallanes y Elcano.
El 'efecto Trump'? ha impulsado un discurso identitario que obstaculiza la pujanza hispanohablante
Este aparato institucional, al que se agrega el trabajo de la Hispanic Society of America o la labor de los departamentos universitarios de hispanismo, refleja el inter¨¦s hacia la evoluci¨®n del espa?ol que, de hecho, ha superado todas las previsiones. Vale la pena recordar los 58 millones de hispanos que registra el censo estadounidense y que aportan m¨¢s del 15% al PIB nacional (si fueran un pa¨ªs aut¨®nomo, ser¨ªan la s¨¦ptima potencia mundial). De ellos, 42 millones dominan el espa?ol como lengua nativa, aparte de los 8 millones de estadounidenses que lo aprenden en todos los niveles de ense?anza. Adem¨¢s, circulan en el pa¨ªs m¨¢s de 800 peri¨®dicos en espa?ol, el mercado editorial en nuestra lengua asciende a los 1.200 millones de d¨®lares anuales (965 millones de euros) y un 80% de hispanos dispone de m¨®viles inteligentes. La eclosi¨®n ha sido tan potente que ha desbordado todo esfuerzo institucional acometido desde Espa?a, por m¨¢s que el Instituto Cervantes haya impulsado alianzas con entidades como la UNAM para llegar m¨¢s lejos.
Ahora bien, actualmente, menos del 50% de los hispanos de tercera generaci¨®n conserva el dominio de la lengua y un 70% no la considera una caracter¨ªstica prioritaria, lo que, unido al aminoramiento migratorio y a la estabilizaci¨®n de su natalidad, nos sit¨²a ante un horizonte con claroscuros. Tampoco puede olvidarse el efecto Trump, que ha impulsado un discurso identitario que obstaculiza la pujanza hispanohablante. Con todo, el dinamismo de la sociedad estadounidense, habituada a la diversidad, y el prestigio de la formaci¨®n biling¨¹e constituyen razones para ser optimistas. Cabe subrayar, adem¨¢s, que el n¨²mero de hispanos matriculados en universidades llega a los 3,6 millones (el 18% del total, en constante crecimiento) y c¨®mo ha brotado un sentimiento de autoestima, que se expresa en la prensa y en las redes e incita a los latinos a reivindicar su legado en la cultura de EE?UU.
Desde Espa?a no podemos conformarnos con atestiguar pasivamente la suerte que vaya a correr nuestro idioma. Movidos por el respeto a sus Gobiernos y el reconocimiento de los hispanos como ciudadanos estadounidenses, conviene desarrollar pol¨ªticas que mejoren la percepci¨®n del espa?ol y secunden la defensa del biling¨¹ismo. Acompa?ar estos gestos con un conjunto de iniciativas consistentes (apertura de m¨¢s Cervantes en EE?UU, incremento de programas de movilidad, aumento de nuestra presencia en conmemoraciones latinas, etc¨¦tera), lejos de ser una ocurrencia caprichosa, reforzar¨ªa nuestra influencia internacional, extendiendo tambi¨¦n su provecho en clave econ¨®mica. Y es que, a la larga, pocos sectores aportan m¨¢s que la inversi¨®n en cultura, m¨¢s a¨²n si se trata de la cultura global del espa?ol.
Dar¨ªo Villanueva es director de la Real Academia Espa?ola; Juan Manuel Bonet, del Instituto Cervantes, y Jes¨²s Andreu, de la Fundaci¨®n Cartolina.
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