A este actor le dan todos los d¨ªas las gracias por la calle
El argentino Nahuel P¨¦rez Biscayart hizo llorar de emoci¨®n a Almod¨®var con su interpretaci¨®n en ¡®120 pulsaciones por minuto¡¯
Existe algo indomable en este int¨¦rprete de ojos saltones y cuerpo nervioso, pese a que el oficio que ha escogido y la proyecci¨®n que ha alcanzado amenacen con domesticarlo. ¡°El mundo de la actuaci¨®n te induce, inevitablemente, al aburguesamiento. Mira d¨®nde estamos¡¡±, dice Nahuel P¨¦rez Biscayart, invit¨¢ndonos a observar el lujoso hotel parisino donde tiene lugar la entrevista. Para evitarlo, entre rodaje y rodaje, suele marcharse lo m¨¢s lejos posible. Dicen haberlo visto perdido en el delta del Mekong o meditando durante 10 horas diarias en el coraz¨®n de una rec¨®ndita provincia de la India. As¨ª es como evita caer en m¨¢s trampas de las necesarias.
Este actor argentino de 31 a?os se ha visto propulsado por el ¨¦xito de 120 pulsaciones por minuto, cr¨®nica de la militancia contra el sida en los primeros noventa, en la que interpreta a un joven seropositivo enfrentado a la indiferencia de pol¨ªticos y laboratorios farmac¨¦uticos. Durante su paso por el Festival de Cannes, la pel¨ªcula hizo llorar hasta a Pedro Almod¨®var (que presidi¨® en jurado), antes de estrenarse en medio mundo entre v¨ªtores.
La encaden¨® con otro papel protagonista, el soldado desfigurado de la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de Nos vemos all¨¢ arriba, que llegar¨¢ a las salas en abril. Pese a todo, Nahuel no tiene ninguna intenci¨®n de convertirse en una estrella. Todav¨ªa no ha firmado nada, a la espera de que llegue un proyecto que realmente le interese. ¡°El aburguesamiento comienza cuando el cine se convierte en mercanc¨ªa y en fuente de comercio. Entonces termina siendo una vitrina donde vender ropa, gafas y relojes¡±, asegura. ?Puede un int¨¦rprete como ¨¦l ser selectivo sin morirse de hambre? ¡°Como persona, salgo bastante barato¡±, sonr¨ªe. ¡°No necesito tener dinero todo el tiempo. Por ahora, lo que me importa es la experiencia. Si la experiencia es buena, me basta¡±.
¡°Como persona, salgo bastante barato. No necesito tener dinero todo el tiempo. Por ahora, lo que me importa es la experiencia. Si la experiencia es buena, me basta¡±
Nacido en un barrio residencial de Buenos Aires, Nahuel es hijo de un arquitecto reconvertido al comercio justo y de una psicoanalista. Durante su adolescencia se apunt¨® a un club de teatro cuando estudiaba en una escuela de formaci¨®n profesional. ¡°Gan¨¦ un premio en un concurso estudiantil, sal¨ª escogido en un casting y protagonic¨¦ una teleserie¡±, relata.
As¨ª descubri¨® que se hab¨ªa convertido en actor profesional. Lleg¨® a Francia en 2010, tras pasar un a?o estudiando, gracias a una beca, en el Wooster Group de Nueva York, compa?¨ªa de vanguardia de la que forma parte Willem Dafoe. El director Beno?t Jacquot lo hab¨ªa escogido, sin conocerlo de nada, para interpretar a un ermita?o en uno de sus filmes. Desde entonces, sus personajes no tienen una nacionalidad precisa.
Son n¨®madas, sin origen ni destino. No se sabe qu¨¦ influencia tiene eso en que, en su vida diaria, lo suelan tomar por mucho m¨¢s franc¨¦s de lo que es. ¡°Cero. Cero franc¨¦s¡±, se carcajea. Hace siete a?os ni siquiera hablaba ese idioma, que aprendi¨® gracias a un curso acelerado en la Sorbona. Hoy lo habla sin acento perceptible. Lo que lo convierte, seg¨²n fuentes de una insuperable veracidad, en la envidia del resto de expatriados en la capital francesa.
El guion de 120 pulsaciones por minuto le emocion¨®. ¡°No pens¨¦ en el peso hist¨®rico ni en la responsabilidad pol¨ªtica. Llegu¨¦ al rodaje con un total nivel de ignorancia, lo que puede ser bueno. No hay nada mejor que actuar con inconsciencia¡±, asegura. De la epidemia que describe la pel¨ªcula, solo conservaba un vago recuerdo de infancia, al haber nacido en 1986.
¡°Era un tab¨², como la propia homosexualidad. Recuerdo haber o¨ªdo la palabra gay por primera vez cuando ten¨ªa seis a?os¡ Hoy, por lo menos en algunos pa¨ªses, existe una apertura mayor¡±, comenta. No pasa un d¨ªa sin que alguien se le acerque por la calle para darle las gracias. ¡°Y no es una felicitaci¨®n de cortes¨ªa, sino algo distinto. Es una pel¨ªcula que el p¨²blico necesitaba. Habla de un conflicto social enterrado, del que nunca se habl¨®, ni entonces ni despu¨¦s¡±. Dice que es la primera vez que una de sus pel¨ªculas le aporta tan pronunciada satisfacci¨®n. No es osado afirmar que no ser¨¢ la ¨²ltima.
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