La mujer con 40.000 soldados, seis nombres, un divorcio y mil guerras
La historia de Carmen de Burgos es tan intensa y extensa que es dif¨ªcil entender c¨®mo no ha sido conocida y reconocida antes, m¨¢s y mejor

Era 1867. Karl Marx hab¨ªa publicado el primer libro de El Capital; Verdi, en la ?pera de Par¨ªs, se esforzaba por recortar la duraci¨®n de Don Carlos porque si no, su grand op¨¦ra acabar¨ªa despu¨¦s de medianoche y el p¨²blico no llegar¨ªa a coger los ¨²ltimos trenes de vuelta a casa. En Espa?a, Isabel II reinaba mientras se coc¨ªa la Gloriosa, la revoluci¨®n que la expuls¨® de Espa?a, y hab¨ªa salido el primer n¨²mero del peri¨®dico liberal El Imparcial. Cuando faltaba poco para la Navidad, en Almer¨ªa, el cura de San Pedro anotaba un nuevo nombre en el libro parroquial: Mar¨ªa del Carmen Ramona Loreta de Burgos y Segu¨ª.
El 10 de diciembre a las tres de la ma?ana en el domicilio familiar, en la Plaza Vieja, con acceso por la calle de Mariana, n¨²mero 16, naci¨® la primera periodista profesional de Espa?a y la primera corresponsal de guerra. Escritora, revolucionaria, una de las primeras defensoras de la importancia de la mujer en la vida social, cultural y pol¨ªtica, del divorcio, Gran Maestre de una logia mas¨®nica, traductora, maestra, ensayista. Ese largo nombre de familia noble se convirti¨® a?os despu¨¦s en Carmen de Burgos. Por Colombine la conoci¨® m¨¢s aquella Espa?a revuelta, que a veces la llam¨® La Roja y a veces La Divorciadora. Ella firm¨® tambi¨¦n como Gabriel Luna, Raquel, Honorine, Marianela o Perico el de los Palotes.
Cont¨® Federico Utrera en Memorias de Colombine que se hab¨ªa criado en un lindo valle andaluz, oculto en las ¨²ltimas estribaciones de la cordillera de Sierra Nevada, a la orilla del mar, frente a la costa africana. ¡°En esa tierra mora, en mi inolvidable Rodalquilar, se form¨® libremente mi esp¨ªritu y se desarroll¨® mi cuerpo. Nadie me habl¨® de Dios ni de leyes; y yo me hice mis leyes y me pas¨¦ de Dios. All¨ª sent¨ª la adoraci¨®n al pante¨ªsmo, el ansia ruda de los efectos nobles, la repugnancia a la mentira y los convencionalismos. Pas¨¦ la adolescencia como hija de la naturaleza, so?ando con un libro en la mano a la orilla del mar o cruzando a galope las monta?as¡¡±.
De esa historia, hace casi dos a?os, se enamor¨® la actriz y dramaturga Carmen S¨¢nchez (Madrid, 1970). Durante un taller de entrenamiento actoral apareci¨® el nombre de Carmen de Burgos, y la curiosidad y la convicci¨®n de que hab¨ªa que seguir dando luz al nombre de aquella pionera acabaron convirti¨¦ndose en Tardes con Colombine, una obra que estar¨¢ el pr¨®ximo 5 de marzo en el Teatro Galileo (Madrid). ¡°Segu¨ª sus pasos con obsesi¨®n. Me fui a Almer¨ªa, le¨ª mucho y busqu¨¦ ayuda¡±, cuenta S¨¢nchez. Conoci¨® entonces al catedr¨¢tico Antonio Serrano y a Concepci¨®n N¨²?ez, profesora jubilada del departamento de filolog¨ªa espa?ola de Ciencias de la Informaci¨®n de la Universidad Complutense de Madrid y experta y bi¨®grafa de Carmen de Burgos, que la guiaron a trav¨¦s de las mil y una guerras que luch¨®.

La contracorriente continua de Colombine empez¨® al casarse con Arturo ?lvarez Bustos, un periodista y pintor, hijo del gobernador de Almer¨ªa y propietario de la empresa tipogr¨¢fica que imprim¨ªa el mayor peri¨®dico almeriense, que empez¨® escribi¨¦ndole un poema y acab¨® viol¨¢ndola en su noche de bodas; un cr¨¢pula, infiel y borracho con el que se cas¨® por llevar la contraria a su padre, y al de ¨¦l. Lo ¨²nico positivo de aquel matrimonio fue el contacto con la prensa que le aport¨®; y sus dos hijos, Arturo, que muri¨® con ocho a?os, y Mar¨ªa, con la que acab¨® march¨¢ndose a Madrid harta del maltrato continuo de aquel bohemio que en realidad no era m¨¢s que un calavera. El principio del siglo XX fue tambi¨¦n el principio de otra vida.
Cuenta la directora y dramaturga de la obra que su labor social, literaria y de defensa de los derechos de la mujer es tan extensa que se qued¨® abrumada al conocerla. Escribi¨® m¨¢s de cuarenta obras, fue periodista en El Globo, en Diario Universal, en El Heraldo de Madrid, en El Heraldo de M¨¢laga, La Correspondencia de Espa?a y ABC, viaj¨® por Europa para conocer la ense?anza en otros pa¨ªses con una beca del Ministerio de Instrucci¨®n P¨²blica, mont¨® tertulias, dio conferencias e hizo campa?a en contra de la pena de muerte y a favor del sufragio femenino, del divorcio, y de la objeci¨®n de conciencia al volver de Melilla, donde cubri¨® la contienda y las penurias de los 40.000 soldados enviados.

¡°No solo me abrum¨® su vida, tambi¨¦n me qued¨¦ terriblemente sorprendida por ver c¨®mo hab¨ªa sido totalmente ocultada. Ella no pas¨® a la historia como otras, aunque tambi¨¦n fuera de puntillas durante muchos a?os, como Emilia Pardo Baz¨¢n, Victoria Kent o Clara Campoamor¡±. Sin embargo, esos nombres femeninos, y tantos otros masculinos, que s¨ª est¨¢n hoy en la memoria colectiva, fueron sus compa?eros, en la calle y en la lucha: Indalecio Prieto, Miguel de Unamuno, Gregorio Mara?¨®n, Giner de los R¨ªos, Blasco Ib¨¢?ez, Sorolla, Gald¨®s o Ram¨®n G¨®mez de la Serna, con quien comparti¨® inquietudes, cama y vida durante dos d¨¦cadas, hasta que acab¨® teniendo un romance con su hija.
¡°Fue una mujer terriblemente poderosa¡±, espeta S¨¢nchez. Volc¨¢nica la llamaba G¨®mez de la Serna. ¡°Hizo tanto por las mujeres de hoy¡ Habr¨ªa que conocer al detalle su vida, qu¨¦ dijo, qu¨¦ hizo, qu¨¦ la mov¨ªa. Luch¨® porque las mujeres de la ¨¦poca dejaran de ser maltratadas, dio maravillosas conferencias sobre la guerra, habl¨® de parejas del mismo sexo y de nuevas leyes de educaci¨®n. Ella quer¨ªa cambiar el mundo¡±. Ese af¨¢n por avanzar en una sociedad que no la dejaba fue clave para el texto de la dramaturga: ¡°Esa visi¨®n progresista, esa forma de mirar m¨¢s all¨¢, de escapar de lo que la her¨ªa, no quedarse enganchada al dolor, cuestion¨¢rselo todo, reinventarse una y mil veces, y revisar lo que sab¨ªa para defender realmente lo que ella cre¨ªa que era justo¡±.
'Tardes con Colombine'
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La obra, escrita por Carmen S¨¢nchez y dirigida por Juan Carlos Talavera, estar¨¢ el pr¨®ximo lunes 5 de marzo en el Teatro Galileo, en Madrid.
Dice S¨¢nchez que en hora y cuarto, que es la duraci¨®n de la obra, no se puede hablar del universo inmenso de Carmen de Burgos. ¡°Ni en 20¡±, se r¨ªe. ¡°Hemos intentado huir de la conferencia, para eso hay gente que sabe mucho m¨¢s que yo. As¨ª que cog¨ª parte de la historia, los nombres, los datos y las fechas reales de su vida, y los convert¨ª en una conversaci¨®n ficticia con la portera de la calle de Nicasio Gallego, n¨²mero 1, donde vivi¨® desde 1926 hasta que muri¨® en 1932¡±. La tarde del 8 de octubre, durante una mesa redonda sobre educaci¨®n sexual en el C¨ªrculo Radical Socialista, empez¨® a encontrarse mal. La llevaron a su casa. Tres m¨¦dicos, entre ellos su amigo Gregorio Mara?¨®n, intentaron salvarla. Muri¨® la madrugada del 9 de octubre.
Aquella mujer, criada salvaje y libre en la aridez de un cortijo almeriense, entre las minas cercanas y la atestada biblioteca de su familia, la que libr¨® mil guerras contra la convenci¨®n y el agarrotamiento y la injusticia de principios de siglo, fue uno m¨¢s de los nombres que la historia intent¨® barrer. En su caso, de forma literal: tambi¨¦n fue la primera mujer que la dictadura franquista incluy¨® en su lista de autores prohibidos. Sus libros y su nombre fueron borrados de cualquier estanter¨ªa y pupitre, literalmente, durante cuarenta a?os. Como tantas otras.
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