?Valora a los que son diferentes a usted? P¨®ngase a prueba

LE INSPIRAN m¨¢s confianza los madrile?os que los catalanes, o viceversa? ?Le dar¨ªa un puesto de trabajo antes a una persona delgada que a otra con sobrepeso? ?Tiene claras las respuestas? Reconozc¨¢moslo: somos subjetivos. Podemos llenarnos de mil y una justificaciones, pero en realidad la mayor parte de las veces nos movemos por criterios inconscientes. Tales sesgos nos hacen tomar decisiones sin fundamento ¡ªcomo considerar que los hombres est¨¢n m¨¢s cualificados que las mujeres para los puestos directivos o rechazar a alguien por su condici¨®n sexual¡ª, lo que resulta bastante peligroso para el individuo en particular, y para la sociedad en general. Los prejuicios nos llevan a excluir a otras personas por el simple hecho de ser distintos, de no encajar en nuestros esquemas. La psicolog¨ªa cient¨ªfica resalta la importancia de entender las divergencias entre lo que uno dice y lo que realmente piensa, y en los ¨²ltimos a?os, investigadores y empresas han impulsado proyectos de sensibilizaci¨®n para apreciar el valor de la diferencia.

Uno de los pioneros fue Project Implicit, una iniciativa desarrollada por psic¨®logos de universidades de prestigio como Harvard que cuenta con uno de los test m¨¢s curiosos sobre sesgos. Permite averiguar, en menos de 10 minutos, si tenemos ciertas preferencias con respecto a sexo, raza, pa¨ªs, peso y edad ¡ªpor cierto, es gratis y est¨¢ disponible en espa?ol¡ª. Project Implicit naci¨® con un ambicioso objetivo: ¡°Reducir cualquier discriminaci¨®n¡±, explica el investigador Gabriel Dorantes, responsable de la rama hispana de este laboratorio de ideas.

Los prejuicios tienen un origen biol¨®gico. Nuestros ancestros necesitaban reaccionar r¨¢pido ante el peligro de lo desconocido

Los prejuicios tienen un origen biol¨®gico: necesitamos velocidad para reaccionar ante el peligro. Nuestros ancestros ten¨ªan que hacerlo r¨¢pidamente y sin tiempo de reflexi¨®n. Su pensamiento podr¨ªa resumirse as¨ª: predador=peligro=corre. Aunque ahora no convivamos con animales salvajes, el mecanismo de asociaci¨®n r¨¢pida sigue activ¨¢ndose ante ese miedo a lo desconocido que hace que marginemos al otro por su aspecto distinto. Adem¨¢s, los sesgos son mayores cuanto m¨¢s grande sea nuestro desconocimiento y, antes de apresurarnos a generalizar, debemos ser conscientes de que tan solo llegamos a conocer una parte m¨ªnima de la realidad. Si nuestra mente fuera un ordenador, podr¨ªamos decir que el inconsciente es capaz de procesar la informaci¨®n que capta a trav¨¦s de los sentidos a una velocidad de 11 millones de bits por segundo. Sin embargo, su capacidad consciente solo procesa 40 bits al mismo tiempo, lo que significa que pierde el 99,9% de la informaci¨®n que recibe.

Los pensamientos arbitrarios tambi¨¦n act¨²an en el trabajo, tanto a la hora de decidir a qui¨¦n ascender como qu¨¦ producto lanzar al mercado. Para ayudar a sus empleados a entender y gestionar los prejuicios, Google lanz¨® en 2013 una formaci¨®n interna para toda la plantilla con el fin de ¡°ayudarla a reflexionar sobre sus sesgos y convencerla de la riqueza que aporta la diversidad y heterogeneidad¡±, indica Javier Mart¨ªn, director regional de Recursos Humanos de la compa?¨ªa de Mountain View. Vodafone Espa?a es otro ejemplo. Desde hace unos meses, los jefes reciben cursos para aprender a evitar estas preferencias y, en consecuencia, tomar decisiones m¨¢s coherentes.

En definitiva, los prejuicios nos pueden jugar malas pasadas porque nos impiden apreciar el valor de la diferencia. Pero en la medida en que sepamos reconocerlos y desarrollemos actitudes m¨¢s emp¨¢ticas podremos amortiguar sus efectos. Es posible y vale la pena por justicia, por respeto y por crecimiento personal.?

Pilar Jeric¨® es empresaria experta en recursos humanos y an¨¢lisis del talento.