La martellesa y el estado de ¡®himnosis¡¯
El himno no necesita ni may¨²sculas ni letras. D¨¦jense de himnos y p¨®nganse a hablar, o a cantar, a ver c¨®mo resolvemos este periodo de hipnosis
Cualquier persona en uso de sus facultades mentales, averiadas o en perfecto estado, puede acometer la tarea de componer una canci¨®n. Esa misma persona ser¨ªa capaz de escribir un himno. Se hace desde la antig¨¹edad. Y hay himnos (mexicanos, franceses, colombianos) que dicen m¨¢s de lo que un pa¨ªs abarca, en la letra o en la m¨²sica. Si se lee con atenci¨®n la letra del himno franc¨¦s, el m¨¢s famoso de todos, puede quedar boquiabierta la raz¨®n que el himno dice defender. Y eso pasa con todos los himnos.
El himno es la antesala del golpe de pecho, y cuando ese golpe se exagera estamos muy cerca del golpe¡ militar. El himno es, por otra parte, el estandarte musical de la bandera, y no ser¨¢ la primera vez, sino la en¨¦sima, que se afirma con justicia que detr¨¢s de una bandera desfila invariablemente un ej¨¦rcito, compuesto a veces de un soldado solo llamado dictador.
Como suelen ser fatalmente los himnos con letra, ¨¦ste de la cantante popular est¨¢ lleno de t¨®picos y otras utop¨ªas
De himnos y banderolas sabemos mucho los que somos de esta generaci¨®n sepultada por s¨ªmbolos grises, desde el yugo y las flechas y los v¨ªtores a la Falange hasta la inmensa banderola que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar coloc¨® en la Plaza de Col¨®n, igual a una que, con m¨¦todo imitativo, puso su compa?ero Jos¨¦ Manuel Soria en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, en la que mandaba con el mismo esp¨ªritu con que Aznar mand¨® en Espa?a: para dejar impronta.
Ahora Espa?a tirita de emoci¨®n ante una incursi¨®n patriotera y emocional de la cantante Marta S¨¢nchez, que ha compuesto y dicho la letra del himno nacional, que tambi¨¦n se llama Himno Nacional. Como suelen ser fatalmente los himnos con letra, ¨¦ste de la cantante popular est¨¢ lleno de t¨®picos y otras utop¨ªas. Y no se le ocurre otra cosa a la clase pol¨ªtica, obnubilada por la supuesta novedad que supone la expresi¨®n cantada del amor a la patria, tambi¨¦n llamada Patria, que rendirse en las redes sociales ante ¡°la valent¨ªa¡± de Marta S¨¢nchez. Como si ella estuviera en una guerra y recibiera telegramas desde la retaguardia.
Que me perdonen Marta S¨¢nchez y sus seguidores patrios: el conjunto de esta historia mueve a la compasi¨®n que suele sentirse ante la expresi¨®n, en cualquier grado, de la cursiler¨ªa. La peor de las cursiler¨ªas es la cursiler¨ªa patri¨®tica. Y en ella incurren los que aplauden a la cantante y la cantante misma, que tambi¨¦n ha exhibido l¨¢grimas de gratitud por el coro que se ha armado a su alrededor. Que Dios bendiga a Marta, pues ella lo invoca, pero los dem¨¢s tenemos derecho a decir, invocando a igual divinidad, que ojal¨¢ Dios deshaga este equ¨ªvoco: ni el himno (el Himno) necesita palabras ni necesariamente necesita estas palabras.
El himno no necesita ni may¨²sculas ni letras. D¨¦jense de himnos y p¨®nganse a hablar, o a cantar, a ver c¨®mo resolvemos este periodo de hipnosis.
Toni Garrido bautiz¨®, en Hoy por hoy, este himno de Marta con una buena parodia: La Martellesa. Pues la locura que ha desatado esta martellesa hispanoespa?ola me ha tra¨ªdo a la memoria una an¨¦cdota ocurrida en Cal¨ª, Colombia. Le entregaban al hispanoperuano Mario Vargas Llosa un premio a su obra literaria. En su homenaje le tocaron los himnos de sus dos patrias. Y, adem¨¢s, los himnos de Cal¨ª, de Colombia, de la regi¨®n del Cauca y del local en el que est¨¢bamos. Tras esa exhibici¨®n multipatri¨®tica le pregunt¨¦ al muy ingenioso editor colombiano Mois¨¦s Melo: ¡°?A qu¨¦ viene tanto himno?¡± Y me dijo Melo: ¡°Es que Colombia vive en perpetuo estado de himnosis¡±.
Pues aqu¨ª estamos en ello, inaugurando un nuevo periodo de himnosis. Ruego al Dios de los himnos que este estado no se convierta en perpetuo.
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