Gene Sharp, el escritor que derrocaba dictadores
Gene Sharp fue gu¨ªa de los serbios que expulsaron a Milosevic o de los egipcios que encendieron la mecha de la primavera ¨¢rabe.
FUE UNA de esas cosas que, a falta de mejor nombre, todav¨ªa llamamos un azar: justo esa ma?ana me pregunt¨¦ qu¨¦ habr¨ªa sido de ¨¦l. Lo record¨¦ porque habl¨¢bamos de Ucrania y la primavera ¨¢rabe y otras revueltas que utilizaron sus m¨¦todos y record¨¦ lo viejo que estaba y sus problemas de salud ¡ªy tem¨ª. Hace unos a?os me habr¨ªa quedado en el temor, pero ya no hay lugar para la duda. La especulaci¨®n, la conjetura, todo lo que sosten¨ªa la nunca bien ponderada charla de caf¨¦ ha ca¨ªdo bajo las garras de Google; no hay incertidumbre que tenga derecho a durar m¨¢s de 0,67 segundos. Esta vez el dato me dej¨® sin aliento: Gene Sharp se hab¨ªa muerto el d¨ªa anterior. Fue el 2 de febrero, hace un par de semanas.
Gene Elmer Sharp hab¨ªa nacido en 1928 en Baltimore, Ohio, hijo de un pastor protestante y un ama de casa; cuando cumpli¨® 18 se fue a la universidad, se hizo soci¨®logo, lo quisieron mandar a la guerra. En 1953 lo condenaron a dos a?os de prisi¨®n por negarse a pelear en Corea. Ya libre quiso salir al mundo: fue obrero, lazarillo, militante social, secretario de un l¨ªder sindical pacifista. Despu¨¦s se fue: vivi¨® unos a?os en Noruega e Inglaterra, sigui¨® activando, retom¨® sus estudios, escribi¨® su primer libro sobre las t¨¢cticas del Mahatma Gandhi. Poco a poco su mirada sobre la no violencia perdi¨® idealismo y se volvi¨® pragm¨¢tica: le parec¨ªa la mejor manera de enfrentar a los que pueden ejercer una violencia mayor, los dictadores.
Con esa gu¨ªa pens¨®, durante a?os, los tres tomos de su libro m¨¢s ambicioso, The Politics of Nonviolent Action, que public¨® en 1973 mientras ense?aba en la Universidad de Massachusetts. Pero hubo otro, que le dar¨ªa sentido a su vida: De la dictadura a la democracia fue casi un folleto, 100 p¨¢ginas que escribi¨® para ayudar a unos exiliados birmanos; durante los a?os noventa se fueron difundiendo en fotocopias y ediciones pirata, por debajo.
Su tesis es que la resistencia a las dictaduras debe basarse en una estrategia muy pensada, organizada de antemano
Su tesis es que la resistencia a las dictaduras debe basarse en una estrategia muy pensada, organizada de antemano. Se necesita identificar, dice, qu¨¦ instituciones sostienen el poder del dictador para tratar de impedir que funcionen, vaciarlas, desar?marlas, y acabar con ellas y con ¨¦l. Para eso hay que aplicar t¨¢cticas varias: el libro ofrece un amplio recetario.
Y muchas veces result¨® eficaz. Lo usaron los serbios que expulsaron a Slobodan Milosevic, los ucranianos de Maid¨¢n, los egipcios de Tahrir, tunecinos, georgianos, venezolanos, iran¨ªes. Gene Sharp fue su gu¨ªa a la distancia: pocas personas influyeron tan profunda y silenciosamente en nuestros d¨ªas. Cada tanto lo postulaban para el Premio Nobel de la Paz; cada tanto alg¨²n dictador lo acusaba de trabajar para la CIA ¡ªy sal¨ªan en su defensa intelectuales tan insospechables como Noam Chomsky o Howard Zinn. ?l, mientras tanto, segu¨ªa pensando, escribiendo, ayudando a revoltosos, cultivando orqu¨ªdeas. Hace cuatro a?os, cuando lo entrevist¨¦ para esta revista en su casa de Boston, ya estaba muy enfermo. Me recibi¨® acurrucado en su silla de ruedas, chiquitito, sonriente, los ojos tan azules; hablamos como dos horas: hacia el final me dijo que a veces se preguntaba si su vida hab¨ªa servido para algo:
¡ªSiempre pens¨¦ que cuando me termine deber¨ªa dejar este mundo en una condici¨®n mejor que la que lo encontr¨¦.
Dijo, y me pareci¨® tan verdadero. Hay un momento en que un hombre ya no pretende tener m¨¢s respuestas que las dos o tres que ha conseguido a lo largo de su vida: cuando ya no simula y ya no espera.
¡ª?Y piensa que lo hizo?
¡ªCreo que s¨ª. No siempre, pero de alg¨²n modo s¨ª.
¡ªDebe ser una sensaci¨®n muy tranquilizadora, ?no?
¡ªAyuda.
Me dijo, aquella tarde.
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