?C¨®mo encontrar sentido a los malos momentos?
Tenemos una imagen de la felicidad que no existe. Hay que reivindicar el derecho para atravesar los malos momentos
Seguro que alguna vez has atravesado un momento dif¨ªcil: porque no te saliera algo como esperabas, porque no te encontrabas bien o porque perdiste a alg¨²n ser querido. Lo que sea. En esos instantes no brotan emociones positivas necesariamente, ni te apetece estar alegre como unas casta?uelas. Te pueden decir que veas la botella medio llena, que te animes, pero te sirve de poco. Est¨¢s mal y punto; y lo peor que puedes hacer es, adem¨¢s, sentirte culpable por ello. Tendr¨ªamos que reivindicar el derecho para atravesar malos momentos, porque son necesarios, porque tienen un motivo y porque quiz¨¢ tengamos una imagen de la felicidad que no existe.
Posiblemente, la psicolog¨ªa positiva ha sido una de las grandes revoluciones en el pensamiento de las ¨²ltimas d¨¦cadas, sin embargo, parece que existe una corriente mal entendida que defiende que la felicidad es una vida sin dolor y sin momentos de sufrimiento. En Oriente, por ejemplo, uno de los monjes tibetanos m¨¢s reconocidos, Kenchen Konchog Gyaltshen Rinpoche, reconoce las ventajas de pasarlo mal: nos aporta sabidur¨ªa, nos entrena en resistencia, nos ayuda a ser m¨¢s compasivos y nos lleva a respetar de un modo profundo la realidad. Por tanto, los malos momentos nos ayudan, y todos los h¨¦roes, incluso los de las culturas m¨¢s ancestrales, viven sus propios desiertos, es decir, sus instantes de baj¨®n emocional. Es m¨¢s, incluso si queremos renovarnos, seguramente tendremos que atravesar alg¨²n desierto m¨¢s o menos ¨¢rido.
Cuando nos sonr¨ªe el ¨¦xito, nos sentimos fuertes, invencibles y podemos caer en la arrogancia. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a un contratiempo, a un fracaso o a una p¨¦rdida, nuestras seguridades se tambalean un poco. Nos ayuda a cuestionarnos y a indagar sobre ciertas certezas. Y eso es saludable porque transitamos de la posible arrogancia a abrazar la humildad, a tocar tierra (humus, que es el origen de la palabra). Por eso, me gusta la met¨¢fora que utiliza Tal Ben-Shahar, profesor de Harvard, quien dice que ¡°cuando estamos en ¨¦xtasis, miramos hacia arriba, hacia el cielo, hacia el infinito, y cuando estamos pas¨¢ndolo muy mal, tendemos a mirar hacia abajo, hacia el suelo, hacia lo finito¡±. Y ambas miradas son necesarias para completarnos como personas.
El hecho de que pasarlo mal tenga un sentido y nos ayude a crecer como personas tampoco significa montar una tienda de campa?a en esos momentos. La idea es salir de ello lo antes posible y con el m¨¢ximo aprendizaje posible. Por tanto, ?qu¨¦ podemos hacer si lo estamos pasando mal?
El primer punto que necesitamos es aceptarlo. No vale de nada negarlo, decir que est¨¢s bien cuando por dentro no est¨¢s en tu mejor momento. Has de comenzar a reconoc¨¦rtelo a ti mismo.
Segundo, es bueno hablarlo para no convertirlo en un gigante. Los silencios y nuestras noches deforman la realidad. Por eso, verbalizarlo con alguien de confianza nos ayuda a contemplarlo desde fuera. Equivaldr¨ªa a quitarle la s¨¢bana al fantasma y a ver que no es para tanto.
Tercero, identifica el aprendizaje. Cuando somos capaces de entender qu¨¦ nos aporta, podemos dar peque?os pasos para salir de ¨¦l. Cada aprendizaje es un pelda?o hacia su salida.
Cuarto, busca recursos mentales, emocionales o f¨ªsicos. En lo mental, nos ayuda relativizarlo, enmarcarlo en su justa medida o el sentido del humor. Buscar a ese amigo que sea capaz de hacerte re¨ªr de lo que te duele. En el plano emocional, nos viene bien cuidarnos, recogernos en sensaciones amables. Huir de discusiones que aportan bien poco. Y en el terreno f¨ªsico, el deporte o simplemente un ba?o o un masaje nos permiten ir separ¨¢ndonos un poquito m¨¢s de ese mal momento. Por supuesto, no se olvida ni desaparece, pero al menos, nos permite tomar algo m¨¢s de distancia.
Y quinto, conf¨ªa. Pr¨¢cticamente el cien por cien de los desiertos se superan. A veces es una cuesti¨®n de tiempo. Pero en la medida en que se conf¨ªe, se tiene m¨¢s energ¨ªa para continuar adelante.
Todos vivimos malos momentos. Algunos se superan r¨¢pido y otros nos pueden llevar varios meses. Ambos forman parte de la aventura de vivir. No tenemos que ir a buscarlos ni regocijarnos en ellos, pero s¨ª aprovecharlos como maestros para conocernos m¨¢s a nosotros mismos, para aprender y para renovarnos como personas.
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