Un mar de pl¨¢stico

La epidemia de desechos de pl¨¢stico est¨¢ llegando a unos niveles alarmantes, como lo demuestra el hecho de que algunos pa¨ªses a los que al parecer exportamos esta basura que aqu¨ª no reciclamos ya no den abasto, o la deprimente presencia de mares de pl¨¢stico en medio de los oc¨¦anos. Desde que se abandon¨® la provechosa costumbre de reutilizaci¨®n de los envases de vidrio y se sustituy¨® por la insostenible y despilfarradora pr¨¢ctica de usar y tirar, el volumen de residuos que generamos no ha hecho m¨¢s que crecer exponencialmente. Algo parecido ocurre con la pr¨¢ctica comercial aberrante de la obsolescencia programada, que est¨¢ llenando hoy los vertederos de ?frica con la cacharrer¨ªa tecnol¨®gica caducada proveniente del Primer Mundo.

Est¨¢ claro que la ¨²nica soluci¨®n efectiva a estos problemas pasa por la intervenci¨®n y la prohibici¨®n de estas pr¨¢cticas nocivas. En el caso de los envases, fomentando la reutilizaci¨®n de los envases de vidrio en lugar de los desechables de pl¨¢stico o aluminio. Desgraciadamente, los intereses comerciales y la voluntad pol¨ªtica no parece que vayan hoy por la senda de dar una soluci¨®n a algo que deber¨ªa ser una urgencia.¡ª Tom¨¤s Navarro. Barcelona.

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