Sumisiones Colau

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, acaba de dedicar una recepci¨®n oficial a los familiares de varios dirigentes secesionistas encarcelados por participar en la conjura secesionista y anticonstitucional del pasado oto?o.

Personalmente, la alcaldesa es libre de transmitir su calidez humana a quien quiera. Pero como representante de una corporaci¨®n municipal y, por tanto, de millones de barceloneses, no puede refrendar institucionalmente el intento de convertir las conductas presuntamente delictivas de unos conciudadanos en una protesta contra la supuesta vulneraci¨®n de sus derechos c¨ªvicos.

No parece, sin embargo, que haya que bucear en profundidades jur¨ªdicas ni en el calor humanitario para concluir que se trata de un paso m¨¢s en la pol¨ªtica vacilante de la alcaldesa. Que tiende a dejarse arrastrar por la propaganda separatista seg¨²n estime que conviene a sus intereses electorales. En efecto, ese acto sucede tras la solemne recepci¨®n que la regidora dedic¨® el 16 de septiembre a decenas de alcaldes catalanes (y sus bastones) partidarios del refer¨¦ndum ilegal del 1-O, cuando ya lo hab¨ªa suspendido el Tribunal Constitucional.

Sumisi¨®n reiterada por la dejaci¨®n de funciones de vigilancia el 1-O sobre los colegios de su circunscripci¨®n. Y culminada con la expulsi¨®n de los socialistas de su equipo de gobierno ¡ªpor constitucionalistas¡ª en el altar del populismo del sector secesionista de su propio partido.

Colau mella con la ret¨®rica oficialista su figura pretendidamente contraria a la segregaci¨®n. Al mismo comp¨¢s en que fracasa su pol¨ªtica de vivienda (a final de mandato habr¨¢ construido un m¨¢ximo de 500, contra las 4.000 del ¨²ltimo alcalde socialista, Jordi Hereu). Podr¨ªa haber intentado rivalizar con la leyenda del Pasqual Maragall alcalde. Pero el barcelonismo cosmopolita de este no hizo concesiones a ret¨®ricas comarcalistas e insolidarias.