El arduo camino de los ni?os y adolescentes transexuales en Espa?a
El reciente suicidio del joven Ekai en Ondarroa vuelve a cuestionar la lentitud del sistema para adaptarse a las necesidades sanitarias, sociales y legales de este colectivo
Ekai ten¨ªa 16 a?os, y seg¨²n quienes le conoc¨ªan una gran sensibilidad para todo lo relacionado con las artes. Pintaba, dibujaba, sacaba fotos, escrib¨ªa historias. Y quiz¨¢ esa misma sensibilidad hizo que no pudiera soportar la espera de que el sistema le reconociera como el chico transexual que en realidad era y que tanto su familia como su entorno ¨C y no siempre sucede as¨ª ¨C aceptaban y quer¨ªan. Hab¨ªa transcurrido un a?o desde que lo hiciera p¨²blico, pero no consigui¨® en ese tiempo iniciar su tratamiento en el hospital de Cruces, a lo que ten¨ªa derecho por un doble motivo: porque la ley en Euskadi as¨ª lo garantiza y porque la mayor¨ªa de edad sanitaria, 16 a?os, le otorgaba ya capacidad legal para decidir su tratamiento. Pero la angustia y la incertidumbre fueron demasiado grandes y Ekai se rindi¨® el pasado 15 de febrero. Su padre, Elexar Lersund, difundi¨® una carta abierta a modo de despedida: ¡°S¨¦ que tu ida no ser¨¢ en vano y, como t¨² dec¨ªas una y mil veces, en muchas cosas, que al menos sirva para allanar el camino a los que vengan por detr¨¢s¡±.
Como a¨²n sucede en muchas de las comunidades espa?olas, la norma legal vigente en el Pa¨ªs Vasco exige el filtro de un diagn¨®stico m¨¦dico previo al inicio de cualquier tratamiento. Para Natalia Avent¨ªn, presidenta de la Asociaci¨®n de Familias de Menores Transexuales Chrysallis, que agrupa a unas 600 familias, uno de los principales problemas es que se sigue considerando la transexualidad como una patolog¨ªa a tratar: ¡°En Euskadi a¨²n se pasa por un filtro de psic¨®logos. La primera entrevista la hacen en una sala con uno que pregunta, otro que apunta y un psiquiatra que observa. Es muy intimidatorio¡ Hacen una valoraci¨®n para asegurarse de que no existe ning¨²n otro tipo de trastorno, como si tu identidad tuviera algo que ver con que tengas o no una enfermedad mental¡±. ¡°Debe de haber un apoyo especializado de psic¨®logos, endocrinos, ur¨®logos, ginec¨®logos¡ pero no porque sea obligatorio pasar por ellos, si no para que podamos acceder a ellos como cualquier otra persona, si lo necesitamos¡±, sostiene Man¨¦ Fernandez, portavoz de Transexualidad de la FELGTB.
¡°En general, los menores tienen acceso a los tratamientos hormonales en todo el Estado, aunque en algunos sitios con m¨¢s dificultades que en otros¡±, dice Avent¨ªn. ¡°Depende de la edad de quien lo solicita, ya que no es lo mismo 13 (edad pedi¨¢trica) que 17, pero tambi¨¦n de la comunidad aut¨®noma donde te encuentres y del profesional que te atienda. Es muy arbitrario¡±. Mientras que este acceso es m¨¢s sencillo en Andaluc¨ªa, Arag¨®n, Catalu?a y Madrid, por ejemplo, en las comunidades de Euskadi, Castilla y Le¨®n y Castilla-La Mancha ¡°las estructuras no est¨¢n preparadas o funcionan con prejuicios¡±. Algo similar sucede en Baleares, donde ¡°hay una ley integral pero mucha resistencia m¨¦dica. Buscan establecer filtros, m¨¢s ideol¨®gicos que de salud, que dificultan el acceso al tratamiento porque les incomoda. ?Para estar seguros, por si se arrepienten? Como si las familias quisi¨¦ramos medicar a nuestros hijos as¨ª como as¨ª¡ No es ni medio normal¡±. Como resultado, unas diferencias de acceso que hacen que ¡°en algunos lugares tengan tratamientos al d¨ªa siguiente y en otros hayan de esperar un a?o, que es lo que le pas¨® a Ekai¡±.
Las consecuencias de retrasar el acceso a este tratamiento son tanto f¨ªsicas como emocionales, ya que si no se suministran bloqueadores hormonales antes de la aparici¨®n de la pubertad, se desarrollar¨¢n los caracteres sexuales secundarios (crecimiento de los pechos, aparici¨®n de la barba, la nuez, el timbre de la voz, ensanchamiento de la mand¨ªbula¡), causando un nivel de autoestima muy bajo en el menor y rechazo social, porque la gente no entiende que con esos rasgos sientas una identidad que para ellos resulta discordante. La b¨²squeda de un reconocimiento social y de autoaceptaci¨®n lleva precisamente a una presi¨®n social ante la que los menores est¨¢n peor preparados que los adultos. ¡°La gente se echaba las manos a la cabeza por aquella pol¨¦mica del autob¨²s con el eslogan: Los ni?os tienen pene. Las ni?as tienen vulva. Que no te enga?en. Pero luego ese es el mensaje que mi hijo lleva escuchando en las escuelas toda la vida; es mucha hipocres¨ªa¡±, comenta Avent¨ªn.
Varias son las comunidades que han desarrollado leyes integrales trans: Andaluc¨ªa, Madrid y la Comunidad Valenciana, mientras que otras las est¨¢n tramitando o lo har¨¢n en breve: La Rioja, Asturias (que presentar¨¢ la ley integral el pr¨®ximo 15 de marzo) y Arag¨®n (cuyo proyecto de ley est¨¢ en las Cortes y que desde hace un a?o tiene en funcionamiento instrucciones sanitarias). Otras comunidades tienen leyes integrales para el colectivo LGTBI que regulan los derechos de las personas transexuales, como Navarra. Pero incluso entre aquellas con un marco legal m¨¢s avanzado, la situaci¨®n real es muy heterog¨¦nea. Andaluc¨ªa fue pionera en Espa?a al aprobar en 2014 una ley espec¨ªfica que reconoc¨ªa las mayores reivindicaciones del colectivo: la despatologizaci¨®n de la transexualidad (que recoger¨¢ finalmente la OMS el pr¨®ximo mes de mayo), el derecho a la libre autodeterminaci¨®n de g¨¦nero y la cercan¨ªa del tratamiento.
Como describe Mar Cambroll¨¦, presidenta de la Plataforma por los Derechos Trans: ¡°Cerca de 1300 personas est¨¢n siendo atendidas en sus propias provincias; la puerta de entrada es la atenci¨®n primaria, y los tratamientos hormonales los prescribe el endocrino de cada provincia. Los menores acuden al pediatra, que los deriva al endocrino pedi¨¢trico¡±. Madrid, por su parte, posee una ley integral de transexualidad desde abril de 2016, pero muchos de sus aspectos no se est¨¢n aplicando, como indica Carla Antonelli, diputada socialista en la Asamblea de Madrid: ¡°El protocolo sobre la identidad de g¨¦nero en los colegios (sobre el uso del ba?o, que puedan ser llamados por su nombre y sexo sentido a¨²n sin haber cambiado su documentaci¨®n) no se ha implementado. Tampoco el cambio de datos en la tarjeta sanitaria, que ni se ha hecho ni se quiere hacer. La ley tambi¨¦n garantiza que puedan ser atendidos en proximidad, pero hay m¨¦dicos que se niegan a atenderlos si no vienen derivados de la unidad de identidad de g¨¦nero del Ram¨®n y Cajal¡±. Para los menores y sus familias, eso s¨ª, se ha creado un ¨¢rea en el hospital de La Paz ¡°donde se hace una labor de acompa?amiento y no de patologizaci¨®n de la transexualidad, tal y como marca la ley¡±.
¡°Hace falta una ley estatal de obligado cumplimiento, para que determinadas comunidades no puedan seguir mirando para otro lado¡±, dice Fern¨¢ndez. Algo que est¨¢ ya en manos del Congreso de los Diputados, que tramitar¨¢ en los pr¨®ximos meses hasta tres iniciativas parlamentarias diferentes. La primera reformar¨¢ la ley aprobada en 2007 por el Ejecutivo de Rodr¨ªguez Zapatero, ¡°despatologizando la transexualidad y eliminando cualquier otro requisito que no sea la autodeterminaci¨®n de la persona, el poder cambiar libremente los datos del registro (por s¨ª mismos si tienen al menos 16 a?os y junto a padres o tutores si son menores) y que las personas de nacionalidad extranjera puedan registrarse con el sexo sentido¡±, comenta Antonelli, que se lamenta de los continuos retrasos que est¨¢ sufriendo en su tramitaci¨®n. Las otras dos iniciativas son un proyecto de ley integral para el colectivo LGTBI, en proceso de enmiendas, y otro impulsado por la Plataforma para los Derechos Trans que Unidos Podemos registrar¨¢ este viernes, 23 de febrero.
¡°Uno de los puntos importantes [de la futura ley LGTBI] es el relativo al acoso escolar, con un protocolo a nivel nacional y que se trabaje sobre la diversidad sexual en las aulas¡±, dice Fern¨¢ndez. ¡°Nuestros menores necesitan saber que no est¨¢n solos ni son bichos raros, para que puedan desarrollarse y vivir con la misma libertad que sus compa?eros, sin miedo ni temor¡±. Y Avent¨ªn recuerda a quienes no gozan de apoyo familiar ni educativo, ¡°que han recibido palizas en casa e incluso les han echado. Los organismos de protecci¨®n de la infancia han de garantizar que aquellas personas que no est¨¢n siendo aceptadas por sus familias y que se ven excluidas del sistema educativo (y por tanto del laboral) gocen de una protecci¨®n especial¡±.
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