Sectarismo intolerable

Es responsabilidad de los representantes de las instituciones trabajar para cerrar heridas y recuperar no solo la normalidad democr¨¢tica en Catalu?a, sino tambi¨¦n la capacidad de una convivencia arm¨®nica y civilizada que cimente el bienestar de los ciudadanos. Solo as¨ª cabe entender el funcionamiento de un Estado de derecho como el que disfruta Espa?a desde la Transici¨®n y que exige la m¨¢xima lealtad entre instituciones. Y de ello ha dado muestra ejemplar el Rey, que no solo ha sabido cumplir con su cometido sino adem¨¢s explic¨¢rselo did¨¢cticamente a quien ignora el suyo.

La formaci¨®n de un Govern en Catalu?a sigue paralizada m¨¢s de dos meses despu¨¦s de las elecciones y no precisamente por la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155, que podr¨¢ levantarse en cuanto se constituya ese Ejecutivo leg¨ªtimo, sino por las divisiones entre las formaciones independentistas que suman mayor¨ªa en el Parlament. La obstinaci¨®n de Puigdemont en su empe?o de ser investido president a pesar de haber huido de la justicia, y la impotencia de ERC y de su propia formaci¨®n, el PDeCAT, para elegir otro candidato est¨¢n bloqueando un regreso a la normalidad que urge para la recuperaci¨®n de la confianza.

El presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC) y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (Barcelona en Com¨²), han preferido equivocarse de ventanilla y en lugar de reclamar en donde corresponde, han elegido al Rey como blanco de sus reproches, en una actitud cargada de sectarismo, populismo, p¨¦sima educaci¨®n y, sobre todo, incapacidad para distinguir sus ideas particulares del cargo institucional que ambos ocupan. En el caso de la alcaldesa, ese sectarismo act¨²a en contra de los propios intereses de los ciudadanos a los que debe representar y para los que deber¨ªa defender por encima de todo la permanencia del Mobile World Congress en Barcelona, otro de los muchos logros de Catalu?a que tira por la borda este conjunto de gobernantes irresponsables.

Arriesgar el Mobile World Congress, la gran feria internacional que atrae a miles de personas y cientos de millones de euros cada a?o a Barcelona y sintoniza con el sector m¨¢s din¨¢mico de la econom¨ªa, es solo un ejemplo del da?o colosal que gestos como el de Colau o Torrent, en sinton¨ªa con las escaramuzas en las calles y el bloqueo pol¨ªtico orquestado por Puigdemont, pueden ocasionar. Colau apenas suma once esca?os en un Ayuntamiento de 41. La ERC de Torrent es la tercera fuerza en Catalu?a, con 32 esca?os en un Parlament de 135. Ninguno de ellos tiene la fuerza moral, leg¨ªtima y mucho menos institucional como para generar un nuevo conflicto que ni Catalu?a ni Barcelona merecen.

El domingo, el Rey tuvo que recordar a Ada Colau que ¨¦l solo trabaja para defender la Constituci¨®n y el Estatut. Lo demostr¨® el 3 de octubre, cuando tuvo que trasladar un mensaje de firmeza y confianza a todos los espa?oles para atajar cualquier tentaci¨®n de imponer la independencia. La justicia tambi¨¦n est¨¢ haciendo su trabajo. Es hora de que los representantes de las instituciones catalanas hagan el suyo.