Pescar en aguas ajenas

La sentencia del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea sobre el acuerdo de pesca con Marruecos es salom¨®nica. El enfoque hallado por los jueces permite mantener el acuerdo y contentar, por tanto, a ambas partes negociadoras sin contradecir al derecho internacional. Si el pacto, viene a decir el dictamen, permite a los barcos europeos faenar en aguas marroqu¨ªes es obvio que las aguas territoriales del S¨¢hara Occidental no est¨¢n incluidas. Es una argumentaci¨®n impecable, si no fuera porque la realidad es que ese convenio viene permitiendo la pesca europea (espa?ola en su mayor parte) en aguas saharauis. De hecho, la UE deber¨ªa ahora intentar garantizar que no se faenara en ellas.

Las dificultades de los acuerdos pesqueros y agr¨ªcolas con Marruecos tropiezan siempre con la misma piedra. Marruecos reclama la soberan¨ªa del S¨¢hara Occidental mientras que la ONU considera que es un territorio poscolonial con derecho a la autodeterminaci¨®n. Es un conflicto que colea desde 1975 y que envenena las relaciones bilaterales. Parad¨®jicamente, el abogado general del tribunal europeo propon¨ªa anular el acuerdo pesquero suscrito en 2007 para respetar, tambi¨¦n, el principio de legalidad internacional. Ello habr¨ªa resultado mucho m¨¢s lesivo para los pescadores europeos y un rev¨¦s m¨¢s obvio para las autoridades marroqu¨ªes, que, por el contrario, han encajado la sentencia positivamente.

La resoluci¨®n judicial se parece mucho a la no-soluci¨®n del conflicto saharaui. Se mantiene el statu quo, permite a la UE y a Marruecos seguir suscribiendo acuerdos y, en la realidad, deja en el limbo a un territorio que cuenta con el in¨²til espaldarazo internacional. La mayor¨ªa de las capturas pesqueras comunitarias en la zona se realizan en aguas saharauis y Rabat recibe a cambio 36 millones de euros anuales por ello. Es el extra?o resultado de un conflicto sin resolver.