Una historia de la corrupci¨®n pol¨ªtica en Espa?a
Ministros estafadores, diputados contrabandistas y reinas negociantas, protagonistas de un ins¨®lito congreso celebrado en Barcelona.
Hitler compr¨® droga para el ej¨¦rcito alem¨¢n con fondos p¨²blicos. Eso es corrupci¨®n pol¨ªtica: el uso del dinero de todos para objetivos que no lo son¡±. As¨ª resum¨ªa Juan Carlos Ferr¨¦, de la Universidad de Huelva, el tema del congreso celebrado en diciembre en El Born Centro de Cultura y Memoria y organiza Borja de Riquer, catedr¨¢tico em¨¦rito de Historia Contempor¨¢nea de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona.
El I Congreso de Historia de la Corrupci¨®n Pol¨ªtica en la Espa?a Contempor¨¢nea naci¨® para ¡°analizar la corrupci¨®n pol¨ªtica m¨¢s all¨¢ del presente y de la pol¨ªtica institucional¡± y en los dos d¨ªas que dur¨® qued¨® claro que el fen¨®meno viene de lejos. Uno de los casos m¨¢s interesantes lo explicaba as¨ª Emilia I?esta, profesora de Historia del Derecho en la Universidad de Alicante. Es el de Agust¨ªn Esteban Collantes, responsable de Fomento, y primer ministro espa?ol en pasar por un juzgado. ¡°Fue acusado en 1854 de defraudar piedra por valor de 975 reales para una construcci¨®n junto al r¨ªo Manzanares¡±. Se le proces¨® en 1859, pero fue absuelto gracias al art¨ªculo 1 del C¨®digo Penal de la ¨¦poca: el que anulaba el delito si no hab¨ªa intenci¨®n de cometerlo.
Esa es una de las formas que hallaron sus se?or¨ªas de evitar la justicia en la medida de lo posible, pero hubo otras: ¡°En 1849, el Senado tambi¨¦n funcionaba como tribunal de justicia para los delitos contra el rey y los cometidos por diputados y senadores¡±, explica I?esta. Por eso, de 1837 a 1911 solo se aprobaran 45 de los 1.277 suplicatorios hechos para procesar a miembros electos. Menos del 4%.
Tampoco hay que olvidar, como indica Borja de Riquer, que esos privilegios tambi¨¦n serv¨ªan a los pol¨ªticos para atacar a sus rivales y pone de ejemplo el caso del diputado Juan March, acusado en 1932 de prevaricaci¨®n y soborno en sus actividades relacionadas con el contrabando de tabaco. ¡°No lo procesan los jueces, sino los republicanos¡±, comenta De Riquer acerca de una decisi¨®n en la que ve m¨¢s motivaci¨®n pol¨ªtica que deseo de justicia. ¡°Indalecio Prieto quer¨ªa verlo ahorcado, pero tambi¨¦n Primo de Rivera. Todos lo odiaban, por eso y a¨²n siendo diputado se le pudo procesar¡±.
Sobre si el Derecho Penal es o no una herramienta adecuada para perseguir a sus se?or¨ªas, los expertos del Congreso se mostraron de acuerdo en que s¨ª, pero tambi¨¦n en que, como apunta Borja de Riquer, ¡°una cosa es la penal¨ªstica y otra el funcionamiento de la Justicia¡±. Diferencias entre teor¨ªa y pr¨¢ctica. ¡°En la hemeroteca del siglo XIX se encuentran miles de casos de corrupci¨®n pol¨ªtica, pero pocos que acaben en una sentencia condenatoria¡±, explica Miguel Pino, historiador del Derecho Penal. ¡°Lo novedoso hoy no es tanto el n¨²mero de denuncias como que algunos pol¨ªticos hayan entrado en prisi¨®n¡±, apunta Ferr¨¦ con iron¨ªa.
Eso hace que durante el Congreso surgiera sin cesar la palabra ¡°impunidad¡±. Collantes no fue a la c¨¢rcel y sus acciones no le impidieron ser embajador en Lisboa o presidente del Consejo de Estado durante el reinado de Alfonso XII. Tampoco fue condenado el Conde de Toreno, presidente del Consejo de Ministros de Mar¨ªa Cristina de Borb¨®n, tras vender las minas de Almad¨¦n a la banca Rothschild y repartirse los beneficios con la reina regente. ¡°Con esos precedentes, es normal que los pol¨ªticos actuales crean que no va a pasarles nada¡±, subraya Juan Carlos Ferr¨¦, que afirma que hoy este tipo de corruptela se da m¨¢s en los partidos. Y el ejemplo, aunque nadie lo nombre, no puede estar m¨¢s cerca: una empresa investigada por donar 50.000 euros a Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya construy¨® El Born, sede de la primera edici¨®n de este congreso.
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