Yo me bajo de la globalizaci¨®n
Aunque haya beneficiado a los m¨¢s pobres, la izquierda se siente inc¨®moda con la apertura econ¨®mica
Los socialistas se quieren apear de la globalizaci¨®n. ¡°Estuvo bien un rato, pero ya he tenido bastante: me bajo¡±. Es su respuesta a la incapacidad de ponerla bajo control, de gobernarla democr¨¢ticamente, de hacerla compatible con el Estado de bienestar.
La frustraci¨®n no es solo con la ¨²ltima fase, la globalizaci¨®n financiera, responsable de la crisis de 2008 ¡ª?se acuerdan de aquella promesa de reformar el capitalismo?¡ª, sino tambi¨¦n con la globalizaci¨®n comercial: como vimos con ocasi¨®n del Tratado CETA con Canad¨¢ y el fallido TTIP con EE?UU, la desconfianza de la izquierda, con la globalizaci¨®n, se ha extendido a su n¨²cleo duro, el comercial, al que responsabilizan de la presi¨®n para rebajar los est¨¢ndares laborales y medioambientales en los pa¨ªses m¨¢s adelantados.
La izquierda se benefici¨® mucho de la globalizaci¨®n que sigui¨® a la II Guerra Mundial. Aquella apertura econ¨®mica permiti¨® a Europa reconstruirse, pasar del hambre y la devastaci¨®n al Estado de bienestar y consolidar sociedades de clases medias, sanas y educadas. Los "treinta gloriosos¡±, como se llama al periodo que va de 1945 a 1975, son ahora la Arcadia feliz que la socialdemocracia contempla con nostalgia y a la que querr¨ªa volver.
Un lamento comprensible, pero algo ego¨ªsta. Lo que le sucedi¨® a Europa en aquellos treinta es lo mismo que le ha ocurrido al resto del mundo en los ¨²ltimos treinta. Los ¡°treinta gloriosos¡± de Asia, ?frica y Latinoam¨¦rica (tambi¨¦n de algunos en el Sur y el Este de Europa) comenzaron en 1980, cuando varios miles de millones de personas en pa¨ªses como China, India, Brasil o Nigeria se subieron a la globalizaci¨®n y, como ocurri¨® en el Norte, aunque a su manera, comenzaron a salir de la pobreza, mandar a sus hijos al colegio, emancipar a las mujeres y desarrollar clases medias.
Pero en lugar de celebrar el auge de los dem¨¢s, la izquierda europea se siente inc¨®moda. La derecha rechaza la inmigraci¨®n ¡ªque es la v¨ªa r¨¢pida de los pobres hacia la globalizaci¨®n¡ª. Pero la izquierda rechaza la apertura econ¨®mica ¡ªque es su v¨ªa lenta¡ª. ?Recuerdan la igualdad de oportunidades y la redistribuci¨®n de la riqueza, aquellos viejos objetivos de la izquierda? A escala mundial se llama globalizaci¨®n: preg¨²ntenle si no a gente como Lula. Los pobres no se bajan, quieren subirse. @jitorreblanca
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