El muro de la verg¨¹enza recuerda la Historia
La pared ante la que los fascistas arengaban a sus seguidores ser¨¢ monumento nacional
Un muro de piedra utilizado entre 1936 y 1940 por los simpatizantes holandeses de los nazis, ser¨¢ declarado monumento nacional para evitar su demolici¨®n. Es un muro de la verg¨¹enza, porque all¨ª organizaba sus m¨ªtines Anton Mussert, l¨ªder del Movimiento Nacional Socialista, un partido seguidor del fascismo italiano y el nacionalsocialismo germano, que lleg¨® a tener unos 100.000 afiliados. Situada en el centro de Holanda, la pared, de 100 metros de largo, se levanta ahora en un terreno particular, y su due?o quer¨ªa derribarla para ampliar un campin. No podr¨¢ hacerlo porque 30 historiadores de la II?Guerra Mundial han convencido al Ministerio de Cultura de que conservarlo ¡°servir¨¢ para recordar un periodo negro a las futuras generaciones¡±.
Construido cerca de la ciudad de Ede, el propio Mussert design¨® el muro como ¡°el hogar¡± del Movimiento, que organizaba encuentros anuales a los que asist¨ªan hasta 10.000 seguidores. Ahora solo queda una hilera de piedras poblada de hierba, pero en su momento cumbre, el conjunto incluy¨® tres grandes gradas frontales que le daban cierto aire de teatro al aire libre. Un escenario apropiado para el fascista holand¨¦s m¨¢s prominente de la contienda. Durante la ocupaci¨®n nazi del pa¨ªs, el suyo fue el ¨²nico partido permitido. En 1945, con la capitulaci¨®n de Alemania, fue ilegalizado y ¨¦l juzgado y ejecutado por alta traici¨®n.
Su biograf¨ªa no puede separarse del Muro de Mussert, su nombre coloquial, y los historiadores que han conseguido salvarlo han tenido que vencer las reticencias de sus detractores. El problema, seg¨²n ellos, era que se trata de ¡°una mala herencia¡±. En la nota que ha convencido al Gobierno, sin embargo, los estudiosos se?alan que ¡°no se puede hablar de paz y libertad ocultando el lado oscuro, y el muro permitir¨¢ recordar los a?os de la guerra aprendiendo del pasado¡±. En 2015, ya se intent¨® garantizar su conservaci¨®n, pero el Gobierno no logr¨® ponerse de acuerdo. Albergar¨¢ un museo subterr¨¢neo con fines educativos, para evitar que se convierta en centro de peregrinaci¨®n de neonazis.
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