El fin del sistema bipolar en Italia
Todav¨ªa est¨¢ por ver que los pol¨ªticos italianos, acostumbrados a las maniobras postelectorales, puedan llegar a un acuerdo aceptable
Casi una d¨¦cada despu¨¦s de la crisis de la eurozona, los italianos acuden a las urnas el 4 de marzo en unas elecciones que pueden resultar cruciales y se?alar el fin de una larga b¨²squeda de la estabilidad pol¨ªtica mediante la alternancia de coaliciones de centro derecha y centro izquierda, el llamado sistema bipolar. Los acontecimientos pol¨ªticos de los ¨²ltimos 10 a?os han hecho que sea mucho m¨¢s dif¨ªcil alcanzar ese objetivo.
Ese sistema bipolar naci¨® lleno de fragilidad en los a?os noventa y pareci¨® consolidarse tras los buenos comportamientos electorales del Partido Democr¨¢tico (PD), de centro izquierda, y el "Pueblo de la Libertad" (PDL), de centro derecha, en las elecciones de 2008. Entonces estall¨® la crisis de la deuda soberana en la eurozona, la econom¨ªa italiana se aproxim¨® al borde del abismo y, a la sombra de las medidas de austeridad impuestas por los gobiernos (tanto de centro izquierda como de centro derecha), se inici¨® un decenio de cambios trascendentales en los partidos y el sistema de partidos, el sistema electoral, la econom¨ªa, los sindicatos, el capital social, las protestas p¨²blicas, el sistema de bienestar, la pol¨ªtica migratoria, la pol¨ªtica cultural, unos cambios que pueden verse documentados en un n¨²mero especial de la revista South European Society and Politics.
La consecuencia fue un cambio radical de la situaci¨®n de los dos principales partidos en los que se basaba el sistema bipolar. En la derecha, Silvio Berlusconi tuvo que dimitir como primer ministro en 2011 y su partido sufri¨® una ca¨ªda de la que no se ha recuperado: de tener m¨¢s del 37% de los votos en las elecciones de 2008 al 21,5% en las de 2013, y hoy, con el nombre de Forza Italia, los sondeos le dan 16,3%. En la izquierda, el PD ha ca¨ªdo de m¨¢s del 33% en las elecciones de 2008 al 27,4% en las de 2013 y el 21,9% en las encuestas actuales. Los dos partidos han experimentado divisiones y escisiones que han debilitado a¨²n m¨¢s las coaliciones que encabezan.
En medio de esta desintegraci¨®n, una tercera fuerza pol¨ªtica, el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), irrumpi¨® con un programa antisistema en las elecciones de 2013 y obtuvo el 25,5% de los votos. El resultado fue un Parlamento sin mayor¨ªas y una ¡°gran coalici¨®n¡± (sin el M5S) como ¨²nica f¨®rmula viable de gobierno. Los sondeos dan hoy 27,8% al M5S, lo que lo convierte en el primer partido, pero sin fuerza suficiente para formar Gobierno, salvo que cambie su posici¨®n de no coaligarse con otros.
En 2017, el PD y Forza Italia unieron fuerzas y aprobaron una reforma electoral pensada para circunscribir los esca?os del M5S y compensar as¨ª su fuerza electoral. El nuevo sistema electoral ¡°mixto¡± (en parte mayoritario y en parte proporcional) favorece a los partidos que puedan formar coaliciones y no dividir el voto y a los que est¨¢n concentrados en un solo territorio. El M5S, que se opuso a la reforma, no tiene aliados naturales todav¨ªa est¨¢ consolidando su presencia local y regional.
Sin embargo, este ejercicio de ingenier¨ªa electoral tiene un precio, porque complica a¨²n m¨¢s la formaci¨®n de mayor¨ªas parlamentarias, como confirma la ¨²ltima encuesta de Demos, publicada en La Repubblica el 16 de febrero. Por consiguiente, es imposible que las elecciones de 2018 restablezcan el sistema bipolar, sino que m¨¢s bien ser¨¢ dif¨ªcil formar gobierno, incluso una repetici¨®n de la ¡°gran coalici¨®n¡± saliente.
La cuesti¨®n es importante, no solo para Italia sino para toda Europa. A Italia le ha costado mucho tiempo recuperarse de la crisis de la eurozona y, dado el volumen de su econom¨ªa, sigue siendo motivo de preocupaci¨®n para la UE, que ha exigido m¨¢s disciplina fiscal y reformas que estimulen el crecimiento y mejoren la productividad. Para eso hace falta un Gobierno real. Tras las elecciones de 2013, Italia estuvo un tiempo sin primer ministro, Gobierno ni presidente. En esta ocasi¨®n, afortunadamente, el presidente est¨¢ seguro en su sitio, y tendr¨¢ la tarea de nombrar a un primer ministro capaz de formar un Gobierno que tenga mayor¨ªa parlamentaria y pueda gobernar. Todav¨ªa est¨¢ por ver que los pol¨ªticos italianos, acostumbrados a las maniobras postelectorales, puedan llegar a un acuerdo aceptable.
Martin J. Bull es profesor de la Universidad de Salford y Gianfranco Pasquino de la Universidad Johns Hopkins en Bolonia.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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