El reto de pasar de la pobreza energ¨¦tica a la eficiencia energ¨¦tica

El acceso a la energ¨ªa, y espec¨ªficamente a la energ¨ªa renovable, ha entrado con fuerza en la agenda de desarrollo global. Hay m¨¢s de 1.300 millones de personas que carecen de acceso a la electricidad y 1.000 millones m¨¢s que tienen un acceso poco fiable. Alrededor del 85% de las personas que no tienen acceso a la electricidad vive en ¨¢reas rurales. Aun no siendo considerada una necesidad b¨¢sica, se le reconoce un gran efecto sobre la consecuci¨®n del resto de objetivos de desarrollo sostenible. Y yo particularmente estoy de acuerdo.

Estando seguro de que ser¨ªa un tema para discutir, y en el que no llegar¨ªamos necesariamente a un acuerdo, veo la energ¨ªa renovable como uno de los cuatro Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que son imprescindibles para asegurar un efecto sostenido y sostenible sobre la pobreza, el hambre y la desigualdad. Junto a este, la educaci¨®n, la igualdad de g¨¦nero y la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Entre los cuatro proveen de herramientas, de l¨ªmites al desarrollismo y de espacios de inclusi¨®n sin los cuales dif¨ªcilmente llegaremos a las metas fijadas.

Entremos por tanto en la d¨¦cada de la energ¨ªa, despu¨¦s de haber tenido al agua y saneamiento como principal eje de inversi¨®n f¨ªsica en muchos proyectos e intervenciones, y entremos siendo conscientes de que se llevan a?os trabajando en este sector y existen un buen n¨²mero de experiencias y lecciones aprendidas que debemos tener en cuenta.

Para empezar, a d¨ªa de hoy, la gran mayor¨ªa de las soluciones de acceso a energ¨ªa basadas en renovables tiene por objeto complementar a la energ¨ªa proveniente de f¨®siles (petr¨®leo, carb¨®n, gas), no sustituirla. De hecho, las experiencias m¨¢s exitosas en pa¨ªses en desarrollo se basan en soluciones de autogeneraci¨®n mediante equipos unifamiliares o peque?as redes de baja tensi¨®n desconectados de la red principal (off grid). No abundan tanto los sistemas de cogeneraci¨®n, con capacidad y calidad suficiente para abastecer las necesidades comunitarias y generar excedentes que pasan a la red principal y supongan ingresos para la propia comunidad cuando hay excedente a su favor.

Hasta que no se fomenten los cambios de matriz energ¨¦tica, y se promuevan no solo nuevos proyectos de fuentes renovables sino que los antiguos y en muchos casos ineficientes sistemas cambien a estas nuevas f¨®rmulas, no estaremos asegurando un efecto a medio plazo. Lamentablemente, para que esto se produzca es necesario un empuje pol¨ªtico y un marco regulatorio que incentiven este cambio al usuario final y evidentemente a la industria. En Ayuda en Acci¨®n estamos intentando aprovechar estas ventanas de oportunidad que ofrecen espacios como la Muskitia de Honduras, el Caribe de Colombia o zonas de Oaxaca y Chiapas en M¨¦xico, para impulsar nuevos sistemas de cogeneraci¨®n con vocaci¨®n de asegurar el abastecimiento de amplias ¨¢reas rurales en conexi¨®n a la red principal, y con posibilidades de escalamiento gestionado aut¨®nomamente por las comunidades. No es f¨¢cil, pero en ello estamos.

Aunque se ha avanzado mucho en los ¨²ltimos a?os, bajando significativamente el coste de la generaci¨®n renovable, a¨²n queda un camino de investigaci¨®n y producci¨®n

Existe un segundo factor a tener en cuenta. Llegar a soluciones estables e interconectadas sigue siendo caro en relaci¨®n con el acceso a energ¨ªa tradicional, si enfrentamos ambas en igualdad de condiciones. Es evidente que en muchos casos es pr¨¢cticamente imposible que la red principal llegue a determinados lugares ¨Cpor una cuesti¨®n de coste-beneficio ante la lejan¨ªa y dispersi¨®n de algunos centros poblados¨C y, por tanto, las condiciones imponen la energ¨ªa renovable o la nada. Pero en otros, la diferencia sigue siendo importante. Aunque se ha avanzado mucho en los ¨²ltimos a?os, bajando significativamente el coste de la generaci¨®n renovable, a¨²n queda un camino de investigaci¨®n y producci¨®n de componentes que permita eliminar este factor a la hora de tomar una decisi¨®n de pol¨ªtica econ¨®mica.

En tercer lugar, el inter¨¦s que suscita la utilizaci¨®n de fuentes renovables de energ¨ªa deber¨ªa ser combinado con la capacidad de absorci¨®n a nivel local, sobre todo en el medio rural, en forma de participaci¨®n activa en materia de gesti¨®n y sobre todo de mantenimiento, y con otras acciones que impactan directamente sobre el equilibrio ambiental. Por ejemplo, con otras medidas que tienen que ver con la eficiencia en el uso de la biomasa. Todav¨ªa hoy casi un 90% de la producci¨®n econ¨®mica de las personas que viven en extrema pobreza se deriva de la naturaleza. La le?a sigue siendo el elemento fundamental para cocinar o calentarse. Tal y como ha ocurrido en otros pa¨ªses del mundo, se necesita un plan masivo de eficiencia energ¨¦tica en el mundo en desarrollo, del que dependen directamente factores determinantes en el equilibrio ambiental como son los bosques y las fuentes de agua. No olvidemos este ¨¢mbito, como elemento complementario al acceso a la energ¨ªa renovable, que abre un sinf¨ªn de posibilidades en nuevos utensilios para cocinar o conservar los alimentos.

Finalmente, para asegurar una buena combinaci¨®n entre la escala, el coste y la sostenibilidad de estos servicios, debemos planearlos teniendo en cuenta el uso/beneficio que se espera para la poblaci¨®n. No se trata solamente de un estudio de demanda potencial previo, que cubra las dos o tres bombillas que son necesarias para iluminar peque?as viviendas. Algo necesario, sin lugar a dudas, cuando vienes de una situaci¨®n de total oscuridad. Sin embargo, creo que la potencia que tiene la energ¨ªa para transformar es algo que debemos planear y utilizar inteligentemente.

Sobre este factor se asientan muchas mejoras de tipo intrafamiliar por la mejora de condiciones de la vivienda, y potencialmente muchas en lo que concierne al modelo de desarrollo posible. Mejora de servicios de salud o educaci¨®n, desarrollo econ¨®mico en base a transformaci¨®n industrial y, c¨®mo no, digitalizaci¨®n gracias a la conectividad e incorporaci¨®n de un componente de innovaci¨®n en el desarrollo de los territorios con el que hasta ahora no cont¨¢bamos. La potencia de la energ¨ªa como palanca de cambio nos lleva a imaginar otras posibilidades de proyecto, otro tipo de empleo y, sobre todo, puede llevar a mucha poblaci¨®n joven de incontables ¨¢reas rurales en el mundo la posibilidad de un futuro mejor en su lugar de origen sin necesidad de migrar.

En conclusi¨®n, nos encontramos ante un reto que conlleva repensar modelos de desarrollo que proporciona adem¨¢s nuevos espacios de relaci¨®n entre actores p¨²blicos, privados y sociales para que se adopten decisiones y se establezcan alianzas. El riesgo de abusar de la inversi¨®n en la infraestructura, como ha ocurrido en otros aspectos en tiempos pasados, o de hacerlo con un enfoque de desarrollo inapropiado, nos puede llevar a no conseguir los amplios objetivos que se esperan. Tenemos una enorme oportunidad de pasar de mejorar la vida de millones de personas a cambi¨¢rsela. No la desaprovechemos.

Fernando Mudarra es director general de la Fundaci¨®n Ayuda en Acci¨®n.

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