Feminismo contra el suicidio demogr¨¢fico
Un pa¨ªs envejecido, m¨¢s que el resto de Europa, pone en peligro su futuro
Que tener un hijo pueda ser una decisi¨®n catastr¨®fica para la carrera profesional de una mujer es una injusticia amarga, pero adem¨¢s una cat¨¢strofe social. La gran brecha se produce a partir de la maternidad. En la franja con menos 30 a?os, esa brecha salarial est¨¢ por debajo del 5%; pero a partir de ah¨ª crece progresivamente hacia el 20%. La edad de tener hijos se ha retrasado, en efecto, a los 32. Hay otros factores, pero ¨¦ste es determinante en la desigualdad. En 2016, la tasa de empleo de mujeres sin hijos era del 72,5%, ligeramente mayor que la tasa de empleo de hombres en la misma situaci¨®n, 72,1%; en cambio, cuando hay hijos, la tasa de ocupaci¨®n de los padres es del 82,8% por un 63,5% de madres. Y en el entorno laboral va apareciendo la brecha de horas extras, pluses¡ y de promoci¨®n. La maternidad, antes que los m¨¦ritos, marca a la mujer y puede suponer un alto precio.
La pol¨ªtica igualitaria requiere intervenir en el impacto laboral de la maternidad
Tener hijos, as¨ª pues, tiende a resultar profesionalmente calamitoso. Y si a alguien no le persuade la injusticia indignante de que la maternidad suponga un h¨¢ndicap laboral severo, tal vez podr¨ªa al menos persuadirle su impacto en el suicidio demogr¨¢fico. Espa?a ha llegado a ser uno de los pa¨ªses con tasa de natalidad m¨¢s baja. En 2016, por segundo a?o, hubo m¨¢s muertes que nacimientos. Desde el comienzo de la crisis en 2008, la ca¨ªda de ¨¦stos ha sido del 21%. Desde la Transici¨®n, la tasa bruta de nacimientos se ha partido por dos y ya no llega a 9 por 1.000 habitantes. Estos datos hacen inviable la ¡°salud demogr¨¢fica¡±; puesto que adem¨¢s el n¨²mero de mujeres en edad f¨¦rtil cae. Para asegurar la poblaci¨®n activa hay que tener 2,1 hijos; con la tasa espa?ola de 1,3 se produce un envejecimiento fatal. Y la sociedad asiste desde hace a?os a este suicidio demogr¨¢fico mirando absurdamente para otro lado.
Un pa¨ªs envejecido, m¨¢s a¨²n que el resto de la vieja Europa, pone en peligro su futuro. Las sociedades mayores se vuelven conservadoras, no s¨®lo en sus ideas, y adoptan mentalidades defensivas que empantanan la innovaci¨®n, la creatividad, la investigaci¨®n. Garrigues Walker lo resumi¨® bien en cuatro claves: ¡°Un pa¨ªs envejecido pierde garra, curiosidad intelectual, sentido del riesgo, ambici¨®n¡±. Tambi¨¦n Azor¨ªn hab¨ªa definido la vejez como ¡°la p¨¦rdida de la curiosidad¡±. Y en el mundo global, la ciencia y la tecnolog¨ªa marcan la competencia.
Hacer pol¨ªtica igualitaria requiere intervenir en el impacto laboral de la maternidad; pero, efectivamente, si alguien es tan miope para no entender que eso ante todo es justo, al menos deber¨ªa ser suficientemente ego¨ªsta para aceptar que es necesario, porque lo contrario resulta peligroso. Las dificultades laborales de la maternidad no son la ¨²nica causa del envejecimiento, pero esas dificultades contribuyen a un problema demogr¨¢fico muy amenazante. Y el feminismo es una esperanza ya que hasta ahora la clase pol¨ªtica ha soslayado esta verdad inc¨®moda por temor a su impacto electoral. Frente a esa inercia demogr¨¢fica que conduce al precipicio despreocupadamente, podr¨ªa ser un ¨¦xito colateral. Parafraseando a Rajoy, los espa?oles, adem¨¢s de muy espa?oles, han de ser ¡°mucho espa?oles¡±.
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