Diplomacia sin rumbo

En lo que constituye la remodelaci¨®n m¨¢s importante de su Gabinete ¡ªy poco m¨¢s de un a?o de su entrada en la Casa Blanca¡ª, Donald Trump ha destituido a su secretario de Estado, Rex Tillerson, y cambiado al director de la CIA.

La medida se suma a los continuos vaivenes en puestos clave de la Administraci¨®n Trump, ya sea por destituci¨®n, dimisi¨®n voluntaria o por la primera disfrazada de la segunda. A la larga lista de ceses en puestos clave se a?adi¨® la semana pasada la del consejero econ¨®mico, Gary Cohn, confirmando as¨ª que la volatilidad y la improvisaci¨®n son los principales distintivos de la presidencia de Trump.

Tillerson, director ejecutivo de la petrolera Exxon y sin conexiones previas con Trump, destac¨® desde el principio por su estilo calmado, visi¨®n a largo plazo y deseo de mantener los equilibrios y alianzas tradicionales de la pol¨ªtica exterior estadounidense. Todo ello le situ¨® en las ant¨ªpodas del estilo volc¨¢nico y agresivo de Trump y su concepci¨®n de las relaciones internacionales basada en golpes de efecto y descalificaciones en Twitter. Las desavenencias entre ambos comenzaron a filtrarse el pasado octubre, pero ha sido en las ¨²ltimas semanas cuando se han hecho m¨¢s evidentes, especialmente por lo que respecta a la gesti¨®n de la crisis con Corea del Norte ¡ªdonde Tillerson ha sido ninguneado por el presidente¡ª y las relaciones con Rusia. En los ¨²ltimos d¨ªas, Tillerson hab¨ªa criticado duramente a Mosc¨² por el envenenamiento en territorio brit¨¢nico del exesp¨ªa ruso Sergei Skripal y su hija. Su destituci¨®n se hizo p¨²blica ¡ªc¨®mo no¡ª a trav¨¦s de la cuenta de Twitter de Trump.

Al frente de la Secretar¨ªa de Estado, Trump ha colocado a Mike Pompeo, hasta ahora director de la CIA y ¡ªmientras dure como tal¡ª hombre de la absoluta confianza del presidente. De hecho, Pompeo, quien perteneci¨® al radical Tea Party en el interior del Partido Republicano, fue colocado al frente de los servicios de inteligencia en sustituci¨®n de John Brennan, un convencido de que Rusia hab¨ªa tratado de influir en las elecciones presidenciales en las que venci¨® Trump. Con Pompeo al frente del organismo se abandon¨® esa l¨ªnea de investigaci¨®n. Como nuevo encargado de la maquinaria diplom¨¢tica estadounidense, Pompeo ya ha recibido el encargo presidencial de trabajar por la ¡°desnuclearizaci¨®n¡± de Corea del Norte.

La cascada de cambios se completa con la pol¨¦mica designaci¨®n de Gina Haspel para dirigir la CIA. Haspel, la primera mujer en ocupar el puesto, supervis¨® la tortura de sospechosos de terrorismo en c¨¢rceles secretas de la CIA durante la d¨¦cada pasada y particip¨® en la decisi¨®n de destruir un v¨ªdeo sobre los abusos. Y aunque su nombramiento no corre riesgo, deber¨¢ comparecer ante el Comit¨¦ de Inteligencia del Senado y dar por primera vez explicaciones p¨²blicas sobre su papel en las torturas.

El perfil de los nombrados, la metodolog¨ªa de los nombramientos y los numerosos antecedentes en un a?o de presidencia, apuntan a que estos no ser¨¢n los ¨²ltimos cambios en una Administraci¨®n caracterizada por la imprevisibilidad y el explosivo car¨¢cter de su titular. Todo lo contrario de lo que un mundo, cada vez m¨¢s inestable, necesita.