El cambio clim¨¢tico que empuj¨® a los humanos a conquistar el mundo
Tres art¨ªculos sugieren que un entorno cambiante hizo que ya hace 300.000 a?os los primeros humanos utilizaran pigmentos con intenci¨®n simb¨®lica y comerciaran
Cuando Charles Darwin plante¨® su teor¨ªa de la evoluci¨®n, se dio cuenta de que necesitaba el tiempo profundo. Para un humano, que vive menos de un siglo, es dif¨ªcil imaginar la dimensi¨®n temporal en la que opera la selecci¨®n natural para convertir algo parecido a un mono en alguien capaz de leer un peri¨®dico. Incluso acercarse al periodo en que comenz¨® a aparecer nuestra especie requiere imaginar una escala de miles de vidas humanas.
Con ese salto en mente, nos podemos trasladar a las llanuras aluviales que ocupaban hace 800.000 a?os (al menos 10.000 vidas humanas) los yacimientos de Olorgesailie, en el sur de Kenia. Seg¨²n reconstruyen tres art¨ªculos que se publican esta semana en la revista Science, en aquel tiempo, el clima se volvi¨® m¨¢s cambiante, las fluctuaciones entre periodos ¨¢ridos y h¨²medos se hizo m¨¢s frecuente y la regi¨®n empez¨® a mutar en una gigantesca pradera. Los cambios comenzaron a afectar a los habitantes de la zona y muchos grandes mam¨ªferos, como algunas especies de elefantes y caballos, se extinguieron y fueron sustituidos por animales de menor tama?o. Nuestros parientes de la ¨¦poca tambi¨¦n debieron sentir la presi¨®n y, al ritmo pausado que marca la evoluci¨®n, comenzaron a convertirse en otra cosa.
Los humanos ya comerciaban con grupos distantes para obtener obsidiana para hacer herramientas y pigmentos
En un art¨ªculo liderado por Richard Potts, de la Instituci¨®n Smithsoniana, se muestra el efecto de medio mill¨®n de a?os de alimentaci¨®n incierta y volcanes y terremotos que crearon un nuevo paisaje. Las grandes piedras talladas con material local, menos sofisticadas y empleadas para multitud de tareas fueron sustituidas hace unos 320.000 a?os por obsidiana llegada de lejos, en ocasiones de hasta casi 90 kil¨®metros de distancia. Estas herramientas, que adem¨¢s eran m¨¢s sofisticadas, son una se?al de la mayor movilidad de aquellos humanos y de un posible comercio incipiente.
¡°Creemos que los cambios tecnol¨®gicos y las interacciones entre grupos sociales distantes debe haber implicado cambios en las capacidades mentales¡±, afirma Potts. ¡°La tecnolog¨ªa de la Edad de Piedra intermedia requer¨ªa una planificaci¨®n cuidadosa de la elaboraci¨®n de herramientas, algo que incluye la capacidad para predecir el tama?o y la forma exacta de las lascas arrancadas de un n¨²cleo de piedra cuidadosamente preparado. Esta capacidad para planificar no resulta evidente en las hachas de mano Achelenses del periodo anterior¡±, a?ade. ¡°Adem¨¢s, las pruebas de traslado a larga distancia de grandes cantidades de roca obsidiana muy afilada y valiosa, desde diferentes lugares y direcciones, requiri¨® casi con certeza interacciones con grupos sociales alejados¡±, contin¨²a. ¡°Este comportamiento significa que estos humanos primitivos en particular eran capaces de desarrollar y guardar un mapa mental de su entorno f¨ªsico y social, algo que requiri¨® se?ales simb¨®licas, posiblemente pint¨¢ndose la piel o ti?¨¦ndose el pelo, para indicar alianzas y conexiones entre grupos¡±, concluye.
En la regi¨®n no se han encontrado restos de los individuos que tallaron aquellas rocas y hasta hace poco no se conoc¨ªan f¨®siles de Homo sapiens con la edad de esas herramientas. Sin embargo, el hallazgo de parte de un cr¨¢neo en el yacimiento de Jebel Irhoud, en Marruecos, con 315.000 a?os de edad, puede dar una idea de quienes fueron los autores del cambio tecnol¨®gico descubierto en Kenia. Por aquellos vestigios hay indicios ¡°de que la forma de la b¨®veda craneal est¨¢ entre los hom¨ªnidos del Pleistoceno medio, conocidos como Homo heidelbergensis y datados en unos 500.000 a?os, y los f¨®siles mucho m¨¢s recientes de Homo sapiens de ?frica oriental datados en 200.000 a?os y menos¡±, se?ala Mohamed Sahnouni, paleont¨®logo del Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre la Evoluci¨®n Humana de Burgos.
Los pigmentos ser¨ªan el indicio m¨¢s antiguo que se tiene de pensamiento simb¨®lico
La hip¨®tesis de Potts de unos humanos viajeros y comerciantes, aunque sea de una manera rudimentaria, hace m¨¢s de 3.000 siglos, se sustenta tambi¨¦n en un segundo art¨ªculo publicado en Science. En un trabajo liderado por Alison Brooks, profesora de la Universidad George Washington (EEUU), se incluyen m¨¢s pruebas de la transici¨®n desde unas herramientas toscas y pesadas, elaboradas con roca volc¨¢nica de origen local, encontradas hace medio mill¨®n de a?os, hasta otras m¨¢s peque?as y refinadas elaboradas en casi la mitad de los casos con obsidiana importada. Pero la roca no era la ¨²nica importaci¨®n de aquellos supervivientes del cambio clim¨¢tico. All¨ª tambi¨¦n hab¨ªa rocas ex¨®ticas, verdes, marrones y blancas que se utilizar¨ªan para la comunicaci¨®n simb¨®lica o, incluso, como se?al de estatus para diferenciar a unos individuos de otros.
¡°Creo que nuestros hallazgos implican que los primeros Homo sapiens o sus inmediatos predecesores hab¨ªan desarrollado una capacidad excepcional para el aprendizaje cultural¡±, cuenta Potts. En su opini¨®n, los humanos que despu¨¦s llegaron a Europa y dejaron obras de arte en cuevas como las de Altamira o Lascaux ¡°emplearon este mismo don para el aprendizaje cultural para convertirse en artistas o artesanos, desarrollar vidas sociales complejas y convertirse en m¨¢s de 7.300 millones de personas asentadas en casi todos los entornos de la Tierra actual¡±.
¡°La implicaci¨®n de estos nuevos descubrimientos en Olorgesailie, de hace m¨¢s de 300.000 a?os, muestra que los signos de comportamiento moderno relacionados con actividades simb¨®licas como el uso de ocre rojo exist¨ªan mucho antes de lo que se sab¨ªa¡±, apunta Sahnouni. Sin embargo, las pinturas de Altamira y las figuras talladas europeas muestran la explosi¨®n del comportamiento simb¨®lico, que lleg¨® mucho despu¨¦s, y sus autores eran iguales que los humanos actuales¡±, concluye.
El cambio clim¨¢tico habr¨ªa obligado a los humanos a desarrollar nuevas tecnolog¨ªas y otra cultura simb¨®lica para sobrevivir
Este relato, como sucede casi siempre cuando se trata de reconstruir lo sucedido hace tanto tiempo, tambi¨¦n plantea dudas. Manuel Dom¨ªnguez-Rodrigo, antrop¨®logo de la Universidad Complutense, recuerda que hay otros yacimientos en ?frica, como el tanzano de Ndutu, citado en uno de los art¨ªculos publicados hoy, en los que se encontraron herramientas de la Edad de Piedra intermedia a¨²n m¨¢s antiguos, de hasta 380.000 a?os. ¡°Como son dataciones m¨¢s antiguas, ponen en duda que sean buenas, pero creo que se deber¨ªan comprobar antes de afirmar que estas son [las herramientas de este tipo] m¨¢s antiguas de ?frica del este.
El investigador, con una amplia experiencia en yacimientos africanos, plantea tambi¨¦n que la existencia de esta tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada en tiempos anteriores cuestiona que se asocie la aparici¨®n de Homo sapiens al cambio clim¨¢tico que se produjo hace 300.000 a?os. Incluso duda de que esta tecnolog¨ªa avanzada se deba asociar necesariamente a miembros primitivos de nuestra especie. ¡°En los lechos de Ndutu hay tecnolog¨ªa MSA [de la edad de piedra intermedia] a Homo heidelbergensis¡±, asegura. Por ¨²ltimo, se?ala que no se sabe si los pigmentos descritos en Science se usaban necesariamente de forma simb¨®lica. ¡°Estos pigmentos existen de forma natural asociados a sedimentos aluviales. Hay pigmentos de m¨¢s de un mill¨®n de a?os en Olduvai y no podemos afirmar que se utilizasen de forma simb¨®lica¡±, a?ade.
Las dudas de Dom¨ªnguez-Rodrigo se deben en buena medida a la falta de piezas con las que reconstruir el rompecabezas del linaje humano. La aparici¨®n de nuevos f¨®siles y nuevas tecnolog¨ªas han cambiado nuestra visi¨®n de los neandertales, que en pocas d¨¦cadas han pasado de ser paradigma de brutalidad a convertirse en humanos de pleno derecho y parientes. El trabajo en ?frica, la cuna de nuestra especie, excavando literalmente en nuestros or¨ªgenes, seguir¨¢ haci¨¦ndonos cambiar de opini¨®n para conocer mejor quienes somos.
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