Suizos y brit¨¢nicos, ante la UE
A ambos se les reprocha que elijan a su capricho lo que les conviene
Suizos y brit¨¢nicos nos observamos muy atentamente. ?Qui¨¦n de los dos ha definido ya su modelo de asociaci¨®n futura con la Uni¨®n Europea? Entre la gran isla cercana a las costas del continente y la peque?a isla en medio de la UE hay una secreta competencia contra el reloj.
Forma parte de ella un activo intercambio en el eje Berna-Londres. En la burbuja bruselense, los periodistas brit¨¢nicos se han empezado a interesar repentinamente por la relaci¨®n especial de Suiza con la UE. Y eso que no era previsible que brit¨¢nicos y helv¨¦ticos llegaran a sentarse alg¨²n d¨ªa en el mismo barco. Al fin y al cabo, hace ya a?os que los suizos se pronunciaron en contra de entrar en la UE y a favor de mantener una relaci¨®n a distancia con ella.
Bruselas lleva mucho tiempo construyendo a los suizos toda clase de puentes con la esperanza de que quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa vuelvan a plantearse las cosas. Como es bien sabido, se trata de una esperanza vana: el escepticismo hacia la UE es en Suiza hoy mayor que nunca. Bruselas ha reaccionado como un amante despechado. A esto hay que a?adir la incomodidad que causa all¨ª la urdimbre, cada vez m¨¢s compleja, de tratados bilaterales con los que Suiza se ha asegurado el acceso a zonas del mercado europeo.
Si bien es cierto que los brit¨¢nicos s¨ª ingresaron en la UE, por lo dem¨¢s es sorprendente la cantidad de paralelismos que muestran con Suiza. Por ejemplo, nunca estuvieron realmente contentos de pertenecer al club europeo, y a lo largo de los a?os fueron organiz¨¢ndose una membres¨ªa a la carta. Mientras los helv¨¦ticos, gracias a sus acuerdos bilaterales, permanecieron con un pie dentro, los brit¨¢nicos, aun formando parte de la Uni¨®n, nunca dejaron de tener un pie fuera. A ambos se les reprocha que elijan a su capricho lo que les conviene. Los diplom¨¢ticos suizos han logrado sacar en el pasado concesiones a sus socios europeos de las que estos ahora se arrepienten. Lo mismo ocurre con los brit¨¢nicos, cuyos diplom¨¢ticos tienen fama de haber sido especialmente h¨¢biles a la hora de imponer sus intereses particulares en el club europeo.
Un mercado com¨²n solo puede funcionar si todos se atienen a las mismas reglas
Y, al igual que los suizos, los brit¨¢nicos se ven confrontados a resentimientos y sentimientos revanchistas. A los brit¨¢nicos les tiene que ir peor fuera que dentro, esa es la divisa. En la pol¨ªtica nada sucede sin emociones. Si el Brexit no tuviera coste alguno para los brit¨¢nicos, pronto otros seguir¨ªan su ejemplo y el club entrar¨ªa r¨¢pidamente en liquidaci¨®n.
Y un mercado com¨²n solo puede funcionar si todos se atienen a las mismas reglas. A brit¨¢nicos y suizos se les plantea la misma pregunta: ?cu¨¢nta soberan¨ªa ceder¨¢n en el futuro a cambio del acceso a ese mercado? La UE exige unas nuevas bases para una relaci¨®n bilateral que se ha quedado anticuada. Se habla ahora de un tratado marco con una instancia com¨²n que resuelva los litigios, todo acompa?ado de la obligaci¨®n de adaptar continuamente a la din¨¢mica legislaci¨®n de la Uni¨®n unos acuerdos bilaterales hasta ahora est¨¢ticos. Una amarga p¨ªldora para quienes, como suizos y brit¨¢nicos, son tan celosos de su soberan¨ªa. Uno de los grandes problemas es la funci¨®n que cumple el Tribunal Europeo al resolver las disputas. Desde la perspectiva de la UE, su papel es innegociable si se quiere mantener la unidad de criterio al aplicar las reglas del mercado com¨²n. Los brit¨¢nicos desear¨ªan librarse de los ¡°jueces extranjeros¡± cuando salgan de la UE. Una amenaza que tambi¨¦n pende sobre los suizos, si no quieren poner en riesgo su acceso al mercado com¨²n.
Por esto, el mundo pol¨ªtico suizo juega con la idea de un modelo en el que una corte de arbitraje conjunta libere al Tribunal de Luxemburgo de gran parte de su trabajo y con ¨¦l, quiz¨¢, tambi¨¦n del miedo que inspira. Pero en Suiza hay quienes advierten de que esta propuesta encierra una maniobra de distracci¨®n de la UE, ya que seguir¨ªa siendo Luxemburgo quien tuviera la ¨²ltima palabra. Los brit¨¢nicos, en cualquier caso, tendr¨¢n que aceptar tambi¨¦n un modelo semejante para que su City no pierda el acceso al mercado de la Uni¨®n y no sufra demasiado con el Brexit. La competencia entre helv¨¦ticos y brit¨¢nicos por obtener unas condiciones ventajosas en su relaci¨®n con la UE est¨¢ en un punto decisivo. Con el Brexit y las elecciones europeas en fechas ya pr¨®ximas, el tiempo escasea. En este instante, parece que los suizos sacan cierta ventaja. Tambi¨¦n porque, de momento, son m¨¢s pragm¨¢ticos que los brit¨¢nicos, paralizados por sus luchas en las trincheras ideol¨®gicas.
Stephan Israel es corresponsal del Tages-Anzeiger para la UE.
Traducci¨®n de Jes¨²s Albor¨¦s Rey.
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)
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