El volc¨¢n que vino a cristianizar Islandia
La dataci¨®n de una erupci¨®n volc¨¢nica alumbra eventos como nevadas veraniegas en China, hambrunas en Europa o el agotamiento del Nilo
A finales del primer milenio, Islandia sufri¨® una erupci¨®n volc¨¢nica tan pavorosa que hizo que los vikingos que habitaban la isla renegaran de Odin, Thor, Balder y dem¨¢s dioses n¨®rdicos y abrazaran la fe cristiana. Eso es lo que sostiene una investigaci¨®n que ha logrado datar la fecha exacta de la erupci¨®n. Con esa dataci¨®n, el estudio arroja luz sobre diversos eventos hist¨®ricos sucedidos en lugares tan lejanos como Sicilia, China, Egipto o la propia Islandia.
El Eldgj¨¢, situado en el sur de Islandia, no es en realidad un volc¨¢n. Como indica su nombre en island¨¦s, garganta de fuego, es una raja en la superficie terrestre de la que empez¨® a brotar lava, mucha lava. De la fisura volc¨¢nica, de 75 kil¨®metros de largo, salieron unos 19,6 km3 de magma, acompa?ados de la emisi¨®n a la atm¨®sfera de alrededor de 70 millones de toneladas de di¨®xido de azufre. Su oxidaci¨®n provoc¨® un doble fen¨®meno. Por un lado, ¨¢cido sulf¨²rico y de ah¨ª la temida lluvia ¨¢cida. Por el otro, las part¨ªculas sulfurosas hicieron de espejo, rebotando la radiaci¨®n solar y enfriando la Tierra. Otras erupciones, como la del Tambora en 1815, por ejemplo, dej¨® a Europa si verano aquel a?o. La del Pinatubo, en 1991, redujo la temperatura media global 0,3?. Por eso era tan importante saber cu¨¢ndo se produjo la del Eldgj¨¢.
"La dataci¨®n lo es todo. Cuando intentamos comprender la historia, tratamos sobre todo de desentra?ar causas y efectos y para hacer esto necesitamos estar seguros de las fechas", dice el vulcan¨®logo de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), Clive Oppenheimer, uno de los mayores expertos de los impactos de las erupciones volc¨¢nicas y no solo los geol¨®gicos, tambi¨¦n los ambientales, sociales y pol¨ªticos. "La mayor¨ªa de lo que sabemos de erupciones pasadas no viene de las cr¨®nicas hist¨®ricas, sino de las capas de pumita y ceniza conservadas en el lecho de los lagos, en los sedimentos marinos o en el hielo", a?ade. Pero datar estas capas no es f¨¢cil. "No podemos relacionar una erupci¨®n concreta, las evidencias de un verano fr¨ªo en los anillos de los ¨¢rboles y el abandono de los campos en Sicilia si no estamos seguros de las fechas de todas estas observaciones", completa el principal autor del estudio, publicado en Climate Change.
La erupci¨®n del Eldgj¨¢ provoc¨® un enfriamiento del hemisferio norte de 2? de media
Para fechar la erupci¨®n del Eldgj¨¢, Oppenheimer cont¨® con la ayuda de historiadores, dendroarque¨®logos, qu¨ªmicos, ge¨®logos... y hasta un experto en literatura n¨®rdica antigua. Combinando la se?al del azufre y otros materiales volc¨¢nicos atrapados en fragmentos de hielo extra¨ªdos de la cercana Groenlandia con las marcas que la erupci¨®n dej¨® en el crecimiento de los anillos de los ¨¢rboles, los investigadores pudieron determinar que el Eldgj¨¢ despert¨® en la primavera de 939 y que sigui¨® escupiendo lava y cenizas hasta el oto?o del a?o siguiente. A partir de aqu¨ª, se entienden mejor muchos de los acontecimientos relatados en las cr¨®nicas medievales de ese tiempo.
Se entiende mejor, por ejemplo, el texto recogido en el Chronicon Scotorum, una vieja cr¨®nica irlandesa, para aquel a?o: "El Sol se ti?¨® del color de la sangre desde el comienzo del d¨ªa hasta la mitad del siguiente". Referencias similares aparecen en el Res Gestae Saxonicae, escrito en aquellos a?os en un monasterio al este de Paderborn (Alemania) o en los Annales Casinates, reunidos en una abad¨ªa al sudeste de Roma. Los tres textos hablan de un invierno siguiente especialmente fr¨ªo y largo. Un texto chino recoge que, en junio de 939, estuvo nevando durante d¨ªas en la Mongolia interior. Seg¨²n su huella en los anillos de los ¨¢rboles, la anomal¨ªa t¨¦rmica provocada por el Eldgj¨¢ supuso un enfriamiento medio en el hemisferio norte de hasta 2?.
"Fue una erupci¨®n enorme, pero lo que m¨¢s impresiona es la cantidad de referencias hist¨®ricas sobre sus consecuencias", dice en una nota el historiador de la Universidad Georgetown y coautor del estudio, Tim Newfield. "El sufrimiento humano provocado por el Eldgj¨¢ fue generalizado. Desde el norte de Europa al norte de China, la gente sufri¨® duros y largos inviernos y severas sequ¨ªas en primavera y verano. Hubo plagas de langostas y gran mortandad entre el ganado. La hambruna no fue generalizada, pero leemos sobre el hambre y muerte a principios de 940 en partes de Alemania, Irak y China", a?ade.
El emperador chino Shi Jingtang, por ejemplo, se lament¨® de los da?os provocados por la nieve que no dej¨® de caer en 50 d¨ªas. La cronolog¨ªa de la Sicilia musulmana Ta'ri?kh Jazi?rat S?iqilliya recoge c¨®mo campos y castillos fueron abandonados. Incluso, aquel a?o el Nilo no inund¨® las planicies de Egipto porque las part¨ªculas volc¨¢nicas alteraron procesos tan lejanos como el de los vientos monz¨®nicos que alimentan las fuentes del Nilo. Si el Eldgj¨¢ tuvo tantos e intensos impactos lejos de Islandia, ?qu¨¦ no pudo provocar en la isla?
"Los efectos de la erupci¨®n del Eldgj¨¢ tuvieron que ser devastadores para la joven colonia de Islandia", comenta el profesor de la Universidad de Oxford, Andy Orchard. Los vikingos colonizaron la isla a partir de 874, apenas 65 a?os antes de la erupci¨®n. Sin embargo, dice Orchard, "no se han conservado textos de la propia Islandia de esos tiempos que nos hablen la erupci¨®n", a?ade. Si hay referencias en un texto incluido en el Codex Regius, una recapitulaci¨®n de poemas m¨¢s antiguos sobre mitos y leyendas del folclore escandinavo escrita trescientos a?os m¨¢s tarde.
'La profec¨ªa de la adivina' aprovecha la erupci¨®n para anunciar el fin de los dioses paganos y la llegada de un dios ¨²nico
Este texto es el V?lusp¨¢ (La profec¨ªa de la vidente, en n¨®rdico antiguo). Se da la circunstancia de que Orchard, al que Oppenheimer conoc¨ªa de su ¨¦poca de estudiante, es un renombrado experto en el n¨®rdico antiguo y se conoce todas las estrofas del V?lusp¨¢. As¨ª fue como Oppenheimer descubri¨® las referencias a la erupci¨®n.
En la estrofa 41 se lee:
[El lobo] rebosa de sangre de los hombres condenados, te?idos de rojo los hogares de los poderosos con rubicunda sangre; los rayos del Sol se vuelven negros los siguientes veranos, tiempo de todo desdichas: ?a¨²n no lo sab¨¦is, o qu¨¦?
Un poco m¨¢s adelante, en la 57 se puede leer:
El sol comienza a ponerse negro, la tierra se hunde en el mar; las brillantes estrellas se esparcen en el cielo. El vapor sale a borbotones con lo que nutre la vida, la llama vuela alto contra el cielo mismo.
El poema, que se remontar¨ªa hasta 961, predice el fin de la era de los dioses vikingos y la llegada de un nuevo y un ¨²nico dios. Aunque la conversi¨®n oficial de todos los jefes tribales al cristianismo est¨¢ formalmente datada en el cambio de milenio, el proceso debi¨® empezar antes y tuvo en la erupci¨®n del Eldgj¨¢ un poderoso aliado. Como dice Oppenheimer, la profec¨ªa del poema "sugiere que los recuerdos de esta terrible erupci¨®n volc¨¢nica fueron provocados de forma deliberada para estimular la cristianizaci¨®n de Islandia".
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