Nuevas mareas que pueden acabar con Rajoy
La recuperaci¨®n es un hecho, s¨ª, pero millones de personas viven peor que antes de la crisis
Ha llovido mucho malestar y ahora todo son surgencias. Primero fueron las mujeres las que se movilizaron masivamente contra la discriminaci¨®n salarial y una violencia machista que no cesa. Ahora son los jubilados quienes salen a calle tambi¨¦n masivamente para defender el sistema p¨²blico de pensiones, que no solo est¨¢ amenazado, como insiste el Gobierno, por la demograf¨ªa, sino por las pol¨ªticas que ha decidido ese mismo Gobierno.
En las pr¨®ximas semanas ser¨¢n los m¨¦dicos los que se movilizar¨¢n, hartos de aguantar con sobreesfuerzo el aumento de la presi¨®n asistencial sobre un sistema sanitario p¨²blico que se descapitaliza humana y tecnol¨®gicamente. A ello se a?adir¨¢ muy posiblemente el malestar de los estudiantes, que han visto c¨®mo sub¨ªan las tasas universitarias, en algunas comunidades hasta el 60%. Y tambi¨¦n c¨®mo en pocos a?os el sistema ha mutado de tal manera que antes se licenciaban con cinco a?os de estudios universitarios a precios razonables, y ahora, para conseguir una formaci¨®n equivalente, han de completar los tres a?os del grado con otros dos de un m¨¢ster por el que han de pagar precios de entre 2.000 y 8.000 euros.
En tiempos de recesi¨®n, se impone la prevenci¨®n. Con el miedo, la sociedad se retrae. En medio de una crisis, el d¨ªa siguiente siempre puede ser peor. Ese retraimiento ha permitido que el Gobierno aprobara medidas y reformas legislativas claramente lesivas para amplias capas de la poblaci¨®n. Su argumento era que ante la crisis, como ante una cat¨¢strofe natural, solo cab¨ªa una respuesta: arrimar el hombro, sacrificarse. Ya vendr¨¢n tiempos mejores, dec¨ªa Rajoy. Con eso daba a entender que las medidas eran provisionales y que en cuanto el pa¨ªs saliera del t¨²nel de la recesi¨®n, se acabar¨ªan los sacrificios.
Los tiempos ya han cambiado. Al menos eso es lo que indican las cifras macroecon¨®micas de las que presume el Gobierno cada vez que tiene oportunidad. Con un crecimiento del PIB del 3,1% en 2017, un aumento de los beneficios empresariales del 5,1% y de los dividendos distribuidos del 11,7%, es evidente que van mejor. El problema es que esas cifras no reflejan la realidad en la que viven millones de personas en Espa?a. La recuperaci¨®n es un hecho, s¨ª, pero millones de personas viven peor que antes de la crisis, y su perspectiva es que vayan a¨²n a peor a pesar de la recuperaci¨®n. No es casualidad que Espa?a figure entre los pa¨ªses donde m¨¢s ha crecido y sigue creciendo la desigualdad.
Y en esas lleg¨® la carta de la ministra F¨¢tima B¨¢?ez anunciando a los pensionistas un aumento del 0,25% en un tono triunfalista que muchos interpretaron como una ofensa. Los jubilados est¨¢n indignados: ?c¨®mo puede el presidente del Gobierno asegurar en el Congreso que no ha rebajado las pensiones y que mientras ¨¦l gobierne, nunca lo har¨¢? Congelar o subir las pensiones por debajo de lo que sube el coste de la vida es rebajarlas. Sobre la ofensa de la humillaci¨®n, la ofensa de la mentira. El Gobierno dio muestras de no percibir correctamente la realidad al menospreciar la huelga de las mujeres y ahora se equivoca de nuevo al menospreciar la dignidad de los pensionistas. Y eso a pesar de que constituyen el grueso de sus votantes. ?Pueden las surgencias del malestar acumulado acabar con la carrera pol¨ªtica de Rajoy? Pueden.
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