Zona libre de prejuicios
Cuando un acad¨¦mico gastron¨®mico arrolla a un restaurante con enjuiciamientos extremistas, hace saltar por los aires los principios que dan sentido a la instituci¨®n que lo acoge: investigar, impulsar y divulgar.
En un mon¨®logo dedicado a la cocina moderna, el humorista Leo Harlem aborda la evoluci¨®n del interiorismo en los restaurantes observando: ¡°Ahora hay un cristal transl¨²cido, una ca?a de bamb¨², una piedra suelta, una flor seca¡ Y t¨² dices: ?Esto qu¨¦ es? ?Esto es minimalista? Esto no es minimalista¡ ?Esto est¨¢ sin amueblar!¡±. Si se despojara de la p¨¢tina del humor, este severo enfoque se alinear¨ªa con ese estilo de opiniones que vac¨ªan de discurso, y por tanto de contexto, cualquier cosa. Una postura que, si se aplicase a todo en la vida, describir¨ªa las pir¨¢mides de Egipto como un mero mont¨®n de piedras apiladas.
Hacer chistes desde el territorio de los prejuicios es el mejor uso que se les puede dar. No obstante, hay que admitir que, al igual que las armas, los juicios preconcebidos tienen su motivo y raz¨®n de ser
Hacer chistes desde el territorio de los prejuicios es el mejor uso que se les puede dar. No obstante, hay que admitir que, al igual que las armas, los juicios preconcebidos tienen su motivo y raz¨®n de ser, su l¨®gica y funci¨®n, que no es otra, como nos ense?a la psicolog¨ªa social, que abrillantar la autoestima y preservar el sentimiento de la propia val¨ªa en los individuos. Quiz¨¢ no se trate tanto de suprimirlos como de reconocer su presencia y tenerlos bajo control. M¨¢s que nada porque debido a ellos vivimos, metaf¨®ricamente hablando, en un entorno Far West con personas de ce?o fruncido y mirada desafiante que se pasean por los restaurantes escopeta en mano y cinto cruzado al pecho repleto de cartuchos del calibre prejuicio 44-40. Si tuvi¨¦semos que recopilar los retratos costumbristas alrededor de esta fiebre del oro existente en la gastronom¨ªa, la antolog¨ªa estar¨ªa compuesta en su mayor¨ªa por im¨¢genes de sencillos trabajadores y j¨®venes cargados de sue?os, junto a alg¨²n que otro delincuente conflictivo, pistoleros buscafortunas y jugadores.
En el lado de la ley y el orden, pr¨®xima a la figura del sheriff, el alguacil y sus asistentes, habr¨ªa que sumar la del acad¨¦mico (gastron¨®mico), una suerte de reverendo bonach¨®n convertido en activista de la templanza, fiel defensor de las normas, manifestaciones y costumbres nobles, que en su versi¨®n m¨¢s radical ejerce de miliciano cr¨ªtico resguardado bajo seud¨®nimo. A este sujeto le importa poco que el periodismo gastron¨®mico haya pasado a hacer cr¨®nica para poder retratar m¨¢s fielmente la complejidad que vive la cocina, porque su misi¨®n es tan clara y firme como sus principios paramilitares.
Cuando este perfil de acad¨¦mico acude a un restaurante y seguidamente lo arrolla con sus enjuiciamientos, blanqueando adem¨¢s su extremismo moralizador bajo un pretendido prop¨®sito did¨¢ctico, hace saltar por los aires los principios que dan sentido a la academia que lo acoge, que no son otros que investigar, impulsar y divulgar la gastronom¨ªa, incluida la que no comulga con sus gustos. Porque ni la Tierra es plana, ni la concepci¨®n de lo que se considera bueno es obvia y espont¨¢nea. No obstante, por si mis sospechas son falsas, har¨¦ m¨ªas las palabras de Groucho Marx: ¡°No estoy seguro de c¨®mo me convert¨ª en cocinero. Tal vez no lo sea. En cualquier caso, me he ganado la vida muy bien durante una serie de a?os haci¨¦ndome pasar por uno de ellos¡¡±. ?As¨ª de simple!
Longueir¨®n con ¡®cal?ots¡¯ y hierbas
Ingredientes
Para 4 personas
Los cal?ots
- 400 gramos de cal?ots (o puerros)
Los longueirones
- 400 gramos de longueir¨®n
- Flores de romero
- Brotes de or¨¦gano y de salvias
- Aceite de oliva virgen extra
- Vinagre
Instrucciones
1. Los cal?ots
Cocinar los calçots directamente a la llama o sobre una plancha o sartén muy caliente sin nada de aceite hasta que las hojas exteriores queden carbonizadas. Envolver en papel de periódico o de aluminio para que terminen su cocción con el calor residual durante al menos 10 minutos.
Pelar los calçots, descartando las partes quemadas, y cortar en trozos de unos 10 centímetros. Reservar.
3. Los longueirones
Abrir los longueirones en una sartén muy caliente, retirar la carne de la cáscara y reservar.
4. Acabado y presentaci¨®n
En una sartén, calentar suavemente los calçots y los longueirones para entibiarlos.
Untarlos con unas gotas de aceite de oliva virgen extra y unas gotas de vinagre.
Terminar con las flores y brotes de hierbas resinosas.
Origen
El longueir¨®n es un bivalvo de concha alargada y rectangular, similar a la navaja pero de una especie diferente.
Propiedades
Este molusco aporta unas 86 kilocalor¨ªas por cada 100 gramos de porci¨®n comestible. Su principal aporte son las prote¨ªnas, 12 gramos por cada 100 gramos de porci¨®n comestible. Destacan las vitaminas del grupo B. Entre los minerales, cabe se?alar el f¨®sforo y el hierro.
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