Menuda ganga
El t¨¦rmino ¡®outlet¡¯ no se?ala ning¨²n gran avance, sino lo que se ha llamado siempre ¡°saldos¡±
Una nueva palabra invade las zonas comerciales de las ciudades espa?olas: outlet. Por extra?o que parezca, este anglicismo pretende seducir a miles de potenciales consumidores que desconocen su significado.
Outlet significa ¡°orificio de salida¡±, ¡°desag¨¹e¡±, ¡°abertura¡±. O simplemente ¡°salida¡±. As¨ª, to find an outlet for the product significa ¡°buscarle una salida al producto¡±. Y de ah¨ª le viene.
Se oye a menudo que el espa?ol debe sucumbir ante la superioridad t¨¦cnica del mundo anglosaj¨®n. Si eso fuera as¨ª, habr¨ªa que nombrarlo casi todo en ingl¨¦s, pues no se inventaron entre nosotros ni el frigor¨ªfico, ni la aspiradora, ni el microondas¡ Aqu¨ª se invent¨® la fregona, eso s¨ª; pero no consta que su nombre espa?ol la haya acompa?ado por el mundo. (En ingl¨¦s se dice mop; y en franc¨¦s, vadrouille).
Adem¨¢s el t¨¦rmino outlet no se?ala ning¨²n avance formidable, sino lo que se ha denominado toda la vida ¡°saldos¡±: ¡°Resto de mercanc¨ªas que el fabricante o el comerciante venden a bajo precio para despacharlas pronto¡±.
La palabra ¡°saldo¡± nos lleg¨® desde el italiano, que la tom¨® del lat¨ªn solidus. ¡°Saldo¡± en italiano significa ¡°entero¡±, ¡°intacto¡±, ¡°firme¡±, ¡°recio¡± (Corominas y Pascual), ideas que ya se suger¨ªan en el t¨¦rmino latino (¡°s¨®lido¡±, ¡°macizo¡±, ¡°consistente¡±, ¡°completo¡±). Por tanto, los saldos son los productos intactos que se exponen como nuevos aunque lleven una buena temporada (o dos) sin salir del almac¨¦n. Porque cuando se mira dentro de la palabra ¡°saldo¡± (documentada en espa?ol hacia el a?o 1800) se ve esa referencia a un producto no deteriorado a pesar de su veteran¨ªa. En cambio, si se mira dentro del t¨¦rmino ingl¨¦s, se ve un orificio por el que se debe achicar lo que estorba. Vaya una manera eficaz de vender el pa?o.
Y a pesar de eso, el ¨ªmpetu de las tiendas y las ofertas llamadas outlet est¨¢ desplazando a ¡°saldos¡± de los carteles y de los nombres comerciales (c¨®mo no recordar los ya desaparecidos Saldos Arias, en Madrid y otras ciudades), quiz¨¢s porque nuestra sinraz¨®n percibe m¨¢s elegante el vocablo en ingl¨¦s. Podr¨ªamos blandir aqu¨ª como alternativa el t¨¦rmino ¡°ganga¡±, usado a¨²n entre los consumidores pero ya no tanto en los escaparates. Y se entiende que ¡°ganga¡± ceda terreno en ellos, porque este t¨¦rmino elogia a quien compra y deja en mal lugar a quien vende.
¡°Ganga¡± tiene a su vez su origen remoto en un ave cuyo canto se reproduc¨ªa a manera de onomatopeya con esa misma palabra: ganga. El p¨¢jaro ganga carece de virtudes: dif¨ªcil de desplumar y de cazar, y es adem¨¢s de carne dura. Por eso en el siglo XVII se asoci¨® su nombre con los objetos poco ¨²tiles. El sentido ir¨®nico con el que se extendi¨® despu¨¦s el t¨¦rmino (para expresar lo contrario de lo que se enunciaba, como sucede con las iron¨ªas) le dio la vuelta al sentido, y as¨ª la ganga pas¨® a ser algo valioso que se obtiene a bajo precio o con poco esfuerzo (Juan Gil, 300 historias de palabras. Espasa, 2015).
Con todo, no es lo peor que ¡°ganga¡± dejara el sitio a ¡°saldos¡±, ni que ¡°saldos¡± est¨¦ sucumbiendo ante outlet; sino que en ese proceso quiz¨¢s vayan cambiando tambi¨¦n los precios. No s¨¦ ustedes, pero si yo leo ¡°ganga¡± en un escaparate, a lo mejor compro; si ponen ¡°saldos¡±, quiz¨¢s entre en la tienda; y si el letrero luminoso dice outlet, entonces desconf¨ªo; porque, desde que percib¨ª la diferencia entre clase business y clase turista, no me abandona la sensaci¨®n de que todo lo que se anuncia en ingl¨¦s te sale m¨¢s caro.
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