Una tarde en el spa donde no sueltas nunca la jarra de cerveza
Un tratamiento que tiene esta bebida como gran protagonista y del que sales relajado y tambi¨¦n algo ebrio
Saber que vas a ir a un spa de cerveza es como ser un ni?o de nueve a?os y haber ganado la tarjeta dorada que te da acceso a visitar la f¨¢brica de chocolate de Willy Wonca. Lo primero que te viene a la cabeza es que te vas a pasar el d¨ªa nadando en r¨ªos de oro l¨ªquido y despu¨¦s vas a relajar tus m¨²sculos en cascadas de n¨¦ctar burbujeante cuyos chorros ir¨¢n directos a ese punto contracturado que tanto te molesta. Quiz¨¢s, unos?Oompa Loompa diminutos y ebrios se tambaleen con torpeza por las instalaciones para hacer con escrupulosa eficacia las labores que les ha encomendado su exc¨¦ntrico jefe. Y bueno, no es as¨ª, claro, pero la cosa de saber que vas a vivir una experiencia diferente estimula a cualquiera. ?no?
El spa de cerveza no es un invento espa?ol. Es t¨ªpico en pa¨ªses del norte y el centro de Europa, como Rep¨²blica Checa donde que sus ciudadanos acudan a relajarse a estos oasis cerveceros. La idea es la de darse un chapuz¨®n de agua caliente en barricas de madera y atiborrarse de deliciosa malta hasta desinflar los m¨²sculos de tensiones, pero all¨ª el concepto es diferente. Los hay que est¨¢n enfocados a terapias de belleza, pero por lo general la meta no es salir con la piel lisa y vitaminada sino pasar un divertido rato de embriaguez entre amigos o con la pareja.?
¡°Visitamos algunos pa¨ªses del norte de Europa en los que tradicionalmente la cerveza est¨¢ m¨¢s arraigada como cultura y vimos que aquel planteamiento no encajaba en nuestro concepto de balneario, hab¨ªa que hacer un concepto diferente adaptado a Espa?a¡±, explica Juan Juan S¨¢nchez, due?o de Beer Spa Espa?a. ?l empez¨® a investigar sobre los beneficios de la cerveza, ya hab¨ªa incorporado en sus locales tratamientos de belleza con productos como el chocolate y quer¨ªa probar algo diferente. Se trajo de sus viajes algunos souvenirs como gel de cerveza o sales de cerveza y los mand¨® analizar a un laboratorio de Granada con la idea de que hicieran una l¨ªnea de productos exclusiva.
Como no me gusta beber solo y alguien tiene que hacerme las fotograf¨ªas mientras empino el codo, me puse en contacto con una periodista a la que no conozco personalmente, pero tengo entre mis contactos de Facebook y vive en Granada. Al menos eso cre¨ªa, porque result¨® que hab¨ªa cambiado su residencia a M¨¢laga. Su amabilidad infinita y su empat¨ªa freelance la anim¨® a remover entre sus amistades para emparejarme con Sara ?lvarez, una experta en fotograf¨ªa que cuando supo de la empresa que le propon¨ªa no dud¨® en apuntarse a la causa cervecil.
La visita comenz¨® en el mostrador. Como no llevaba ba?ador, me dieron una tela negra a modo de taparrabos slip que seg¨²n Sara es la que se usa durante las sesiones de depilaci¨®n. No es que me importen los or¨ªgenes de aquella prenda horrorosa, pero estaba seguro de que no iba a salir en ninguna fotograf¨ªa con aquello puesto. Decid¨ª que lo m¨¢s honroso ser¨ªa llevar los calzoncillos estilo b¨®xer que ya ten¨ªa puestos y hacerme a la idea de que no ser¨ªa ni el primero ni el ¨²ltimo en elegir esta opci¨®n.
Cuando entr¨¦ en los vestuarios me fij¨¦, mientras guardaba mis cosas en la taquilla, que solo tienen un cuarto de ba?o para todos los clientes. S¨ª, vamos, pens¨¦, un solo inodoro para todos, ?estamos locos? En ese momento se me pas¨® por la cabeza una escena dantesca de vejigas reventadas por los pasillos al m¨¢s puro estilo The Wallking Dead. Por otra parte, los espa?oles somos un poco guarrillos cuando salimos de casa as¨ª que aquello podr¨ªa ser lo m¨¢s parecido al retrete de Trainspotting en el que Ewan Mcgregor perdi¨® la morfina. No s¨¦ c¨®mo se las apa?ar¨¢n otros d¨ªas, pero he de decir que en las dos veces que fui al ba?o no tuve problema con la limpieza y la comunicaci¨®n pip¨ª-water fue satisfactoriamente fluida.
Sara, que es de Granada, sali¨® del vestuario con su traje de ba?o y yo con mis rid¨ªculos calzoncillos. Fuimos los primeros en entrar en las instalaciones, se nos permiti¨® adelantarnos veinte minutos al horario normal para hacer fotograf¨ªas con tranquilidad, o para no molestar a los dem¨¢s visitantes. La primera sensaci¨®n que tuvimos cuando accedimos a la sala en la que est¨¢n las barricas es que aquello ol¨ªa a fosa s¨¦ptica. Es un olor que dura unos pocos minutos, y que seg¨²n los empleados solo aparece en el primer turno y es debido al encendido de las m¨¢quinas. Como nosotros nos hab¨ªamos adelantado, tuvimos que tragar con ¨¦l, pero es cierto que al poco desapareci¨®.
"Hay tres barricas individuales, dos m¨¢s grandes tipo jacuzzi y la joya de la corona, una barrica cervecera con su propio jacuzzi, situada entre dos paredes m¨®viles que se cierran para disfrutar de un momento de intimidad"
Cada espacio est¨¢ separado por dos banderolas gigantes para que los clientes tengan su propia intimidad. Hay tres barricas individuales, dos m¨¢s grandes tipo jacuzzi y la joya de la corona, una barrica cervecera con su propio jacuzzi situada entre dos paredes m¨®viles que se cierran para disfrutar de un momento de intimidad. A nosotros nos dieron una barrica normal. Todas tienen su propio tirador de cerveza que est¨¢ a la derecha de la ba?era, a la distancia perfecta para no tener que hacer ning¨²n esfuerzo si est¨¢s dentro del tonel. Antes de zambullirte te dan dos vasos de madera recubiertos en su interior por una capa met¨¢lica y con una capacidad aproximada de medio litro.
¡°Chicos, ahora os vais a meter dentro de la ba?era. Como ver¨¦is, el agua est¨¢ caliente. Aqu¨ª hay un grifo con el que podr¨¦is regular la temperatura¡±. Muy bien, no parece dif¨ªcil. Nos acomodamos en el espacio como podemos ya que para dos parece un poco peque?o. Est¨¢ claro que las barricas est¨¢n pensadas para parejas. Nosotros, que nos conoc¨ªamos de pocas horas, aunque hab¨ªamos conectado en un sentido amistoso, hac¨ªamos esfuerzos para no rozarnos, aunque debimos perder la verg¨¹enza en alg¨²n momento entre la tercera y la cuarta cerveza. Nada sexual, simplemente cedimos a la imposibilidad de estar juntos en un espacio tan peque?o sin tocarnos.
Por si te lo est¨¢s preguntando, dentro de las barricas no hay cerveza, sino agua caliente. Cuando te entregan las jarras, tambi¨¦n te dan un cuenco de arcilla con los ingredientes con los que se hace la cerveza, pero sin fermentar y algunas esencias arom¨¢ticas. Te explican que el l¨²pulo tiene s¨ªlice, y que este sirve para renovar las c¨¦lulas muertas de la piel y que con este tratamiento vas a conseguir una exfoliaci¨®n muy natural. Adem¨¢s, entre las m¨²ltiples virtudes del l¨²pulo est¨¢ que tiene mucha vitamina B, que es es un renovador de las c¨¦lulas cut¨¢neas. Vale, que corra la espuma.
Por fin solos. A llenar nuestras jarras. Tenemos veinte minutos, es el tiempo que nos ofrecen para beber toda la cerveza que podamos. No somos expertos tiradores, tampoco hay que serlo, con inclinar el vaso veinticinco grados a medida que sale el chorro y colocarlo en vertical cuando la cerveza llegue al borde del vaso nos parece suficiente. Vertemos el l¨²pulo en polvo en la ba?era y nos dejamos llevar por la efervescencia. Es el momento de hacer el chorras.
"Rociarte de alcohol los ojos parece gracioso per se, pero escuece como mil demonios, si encima tienes que repetir la toma hasta conseguir la m¨¢s n¨ªtida, acabas con los ojos de Schwarzenegger en 'Desafio total' cuando casi se asfixia en el planeta Marte"
Hacer fotograf¨ªas en una habitaci¨®n cargada de condensaci¨®n es dif¨ªcil, la lente se empa?a al instante y tienes que ser r¨¢pido para captar la instant¨¢nea. Lo primero que hicimos fue preguntarnos qu¨¦ tonter¨ªas hacen los clientes cuando vienen a un sitio como este. No hizo falta pedir la informaci¨®n a los trabajadores, nuestro instinto no nos traicion¨®, echarse la cerveza por encima o beber directamente del tirador son dos cl¨¢sicos. Dicho y hecho, aunque la cosa no sali¨® como esper¨¢bamos. Rociarte de alcohol los ojos parece gracioso per se, pero escuece como mil demonios, si encima tienes que repetir la toma hasta conseguir la m¨¢s n¨ªtida, acabas con los ojos de Schwarzenegger en Desafio total cuando casi se asfixia en el planeta Marte.
A los pocos minutos se nos acab¨® la exclusividad, entraron los primeros clientes. Un grupo de hombres y mujeres que rondaban los cincuenta reservaron el jacuzzi para celebrar un cumplea?os. Eran siete u ocho y parec¨ªan ir muy a su bola. No tard¨® la sala en llenarse de parejas que ocuparon las barricas que quedaban libres, todas con sus tel¨¦fonos m¨®viles para hacerse fotos que seguramente quedaron empa?adas. Los murmullos de complicidad se escuchaban por doquier: ¡°mira lo que hago, cari?o¡±; ¡°hazme una foto as¨ª, cari?o¡±; ¡°env¨ªale esta a Jaime, cari?o¡±¡
Mientras los dem¨¢s se centraban en sus cuquer¨ªas, nosotros, que claramente hab¨ªamos sobrepasado el tiempo de barra libre, segu¨ªamos llenando nuestras jarras y proponiendo fotograf¨ªas imposibles. Quisiera haber ido al servicio m¨¢s veces de las que fui, pero todo aquello era tan divertido que ten¨ªa miedo de que si sal¨ªa de la sala alguno de los trabajadores me iba a ofrecer, de la manera m¨¢s educada, pasar al siguiente nivel. Mientras sopesaba los pros y los contras, por qu¨¦ no hacerme una fotograf¨ªa con la jarra de cerveza haciendo equilibrio en mi cabeza mientras me sumerjo.
Y as¨ª pasaron cuarenta minutos de barra libre. He de reconocer que con veinte ya hubi¨¦semos tenido suficiente, pero qu¨¦ agon¨ªa se vuelve uno cuando te ofrecen cerveza gratis. Al salir de la barrica vas directo a la sauna, donde est¨¢s diez minutos a temperatura caliente, pero no excesivamente alta, agradable. Durante ese tiempo tu ba?era se vac¨ªa, se limpia y se vuelve a llenar gracias a una bomba de agua que tarda diez minutos en dejarlo como nuevo. T¨², claro, eres ajeno a ese proceso, bastante tienes con asegurarte de que nadie se fija que en vez de ba?ador vas en calzoncillos.
Si no todos, la mayor¨ªa habr¨¦is pasado por una sauna, as¨ª que no os cuento nada nuevo de ese proceso, solo que la cerveza va contigo a todas partes, y claro, eso lo hace diferente. En la habitaci¨®n caliente nos cruzamos con una pareja, no estaban tan embriagados como nosotros, pero apuntaban maneras. Hablamos por hablar de lo humano y de lo divino, y cuando nos dimos cuenta que nuestras jarras estaban vac¨ªas, corrimos como hienas a llenarlas. Poco duramos en la sauna, por lo visto los turnos est¨¢ para algo y nosotros ¨ªbamos retrasados en todo, as¨ª que al poco de entrar con la jarra recargada, uno de los trabajadores fue a nuestro encuentro para pasarnos a la siguiente sala, la cama de cebada.
El objetivo de la cama de cebada es que mientras pasas la mona tumbado y viendo como el techo se te viene encima, tu cuerpo absorba todos los nutrientes. Un colch¨®n hubiera sido m¨¢s apropiado, pens¨¦ mientras hac¨ªa mi cuerpo a esa masa informe de paja, pero parece que no ser¨ªa balad¨ª hacerlo de otra forma, ya que la cebada ayuda a la asimilaci¨®n. No obstante, en esa coyuntura, cualquier cosa hubiese estado bien si vas acompa?ado de tu jarra de cerveza. Aunque ya quedaban los ¨²ltimos tragos y nuestro espacio estaba ocupado por otra pareja, as¨ª que nos daba palo ir a rellenarla. No le cogimos mucho el gusto a la cama, al menos yo, Sara estaba m¨¢s en su salsa, pero a mi me da un poco de angustia no coger r¨¢pido la postura.
Pasaron los minutos y nuestros cuerpos hab¨ªan asimilado todos los ingredientes de la cerveza que se mezclaron con el agua. Nuestras pieles, no es broma, estaban suaves cual culito de un beb¨¦ e incluso parece que salimos de all¨ª con otro brillo. Eso s¨ª, est¨¢bamos al borde de la extenuaci¨®n, tanto relax, tanta cerveza, ya en el fondo lo que quer¨ªamos era que se acabase, salir a la calle, respirar algo de aire libre y quiz¨¢s pasar a alcoholes duros. Pero la visita no hab¨ªa terminado, quedaba el masaje de 15 minutos.
Solo me ofrecieron el masaje a m¨ª, que era quien iba a hacer el reportaje en primera persona, pero Sara, esa desconocida que se ofreci¨® a acompa?arme y a hacerme las fotograf¨ªas para hacerle el favor a su amiga se merec¨ªa el premio final, sin ella la visita hubiese sido una chuminada. Estas son sus palabras acerca de la experiencia: ¡°A esas alturas del puntazo de cerveza, el masaje de espalda es de los relajantes y de esos que dan gustirrin¨ªn, nada de masajes dolorosos y efectivos. Lo cual tiene bastante sentido, teniendo en cuenta que con un masaje de crujidos probablemente hubi¨¦ramos acabado listos para volver a tumbarnos en la cama de cebada hasta el d¨ªa siguiente¡±.
Entramos a las cinco de la tarde y salimos sobre las siete. Ese fin de semana en Granada llovi¨® lo m¨¢s grande y la experiencia nos hab¨ªa dejado exhaustos. Por otra parte, yo ten¨ªa los calzoncillos empapados y quer¨ªa ir a casa a cambi¨¢rmelos. All¨ª fue donde Sara y yo nos despedimos con la complicidad de haber pasado una tarde diferente y divertida. Por otra parte, ten¨ªa una necesidad inmunda de fusionarme con el sof¨¢ cama que mi amigo me hab¨ªa cedido para pasar el fin de semana. Si alguien me pide consejo sobre si merece la pena ir o no le dir¨ªa que mire los precios en la p¨¢gina web, que a veces hay ofertas. Entre dos os saldr¨¢ por poco m¨¢s de cien euros. Pru¨¦balo, bebe, y disfruta. Ah, si tienes suerte te ponen una tapita con la bebida, que como se dice en Granada, es un presente, no una obligaci¨®n.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.