Carteles xen¨®fobos agitan las empresas de Silicon Valley
Una campa?a publicitaria reclama a las compa?¨ªas que no contraten a extranjeros
El BART, como se llama popularmente al sistema de transporte que conecta la Bah¨ªa de San Francisco, parecido a una l¨ªnea de metro pero con poca actualizaci¨®n y muchas limitaciones, es la f¨®rmula m¨¢s usada por los empleados de Silicon Valley para ir a su trabajo.
La semana pasada se llevaron una sorpresa. Las estaciones estaban cubiertas por unos carteles en contra de los extranjeros que llegan a trabajar en las empresas tecnol¨®gicas. La publicidad se dirige a los americanos en la industria: ¡°Vuestras empresas creen que sois caros, poco productivos y caducos. Congreso, arregla la ley H-1B para que las compa?¨ªas se vean forzadas a buscar y contratar empleados americanos¡±.
H-1B es el tipo de visado de la mayor¨ªa de los empleados extranjeros de Silicon Valley. Permite que profesionales con alta especializaci¨®n y con gran conocimiento lleguen a las empresas que apenas encuentran estos perfiles en la zona. Son parte del debate migratorio.
Esta publicidad ha agitado la paz que hasta ahora hab¨ªa entre esta ¨¦lite tecnol¨®gica, enfrentando a los americanos con los extranjeros. En la actualidad solo un 29% de los perfiles t¨¦cnicos los ostentan americanos.
Detr¨¢s de esta campa?a se encuentra un grupo denominado Progresistas a favor de la reforma migratoria, que pagaron 80.000 d¨®lares por esto anuncios. El contrato har¨¢ que sigan visibles hasta mediados de abril. Seg¨²n ha explicado BART incluye un total de 250 paneles en las estaciones y 100 m¨¢s dentro de los vagones.
El sistema de transporte ha explicado que no lo apoya pero que la campa?a no se salta ninguna norma referida a libertad de expresi¨®n por lo que rechazarla ir¨ªa contra la Constituci¨®n.
Kevin Lynn, director de la organizaci¨®n que paga la publicidad, sostiene que no hay rastro de xenofobia en su iniciativa, que ¨¦l mismo es hijo de inmigrantes irlandeses. Su plan es obligar a las empresas a esforzarse para tener talento local en lugar de pagar menos a extranjeros que traen para trabajar en la zona.
Los perfiles de Twitter, Instagram y Facebook de los viajeros no parecen comulgar con el mensaje. El efecto ha sido el contrario, solidaridad con los compa?eros que se sienten agredidos en su camino al trabajo.
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