?pico

Debemos aguzar la imaginaci¨®n para ver a cuatro n¨¢ufragos espa?oles que hacia 1528 chapotean, se arrastran o dan manotazos entre manglares, pantanos, junglas. Llevan luengas barbas, cabellos enmara?ados y van desnudos como lombrices. As¨ª anduvieron durante nueve a?os, a trav¨¦s de toda la Am¨¦rica sure?a, lo que es hoy el Misisipi, Luisiana y Texas. Eran esclavos. Los abuelos de los sioux, gente que viv¨ªa en el neol¨ªtico, se los cambiaban de una a otra tribu porque ejerc¨ªan de curanderos. ?Curaban de verdad? Nunca lo sabremos, pero ellos se lo acabaron creyendo, como cont¨® uno de los cuatro, Alvar N¨²?ez Cabeza de Vaca, en su fabulosa autobiograf¨ªa Naufragios y Comentarios, editada ahora con un gran pr¨®logo de Juan Gil (Castro).

Nueve a?os pasaron desnudos, atacados por insectos, fieras, can¨ªbales, pero, sobre todo, por el hambre. Esa fue, sin embargo, solo la primera aventura. En 1537 arribaron por fin a tierra cristiana, seguidos por un numeroso grupo de indios que cre¨ªa en la divinidad del cuarteto. Entonces empieza la segunda aventura. En cuanto los recogen, lo primero que hacen los cristianos es esclavizar a los indios contra las protestas de Cabeza de Vaca. Tiempo despu¨¦s vuelve a Espa?a y la Corona lo nombra gobernador de R¨ªo de la Plata, adonde viaja, pero, una vez all¨ª, choca con los vascos de Irala y comienza la tercera aventura. Tras ordenar el cierre de los harenes de esclavas sexuales fue calumniado, encarcelado y condenado por tribunales corruptos. Eso dej¨® a Cabeza de Vaca m¨¢s desnudo, arruinado y desesperado que con los indios y la jungla. Muere en la miseria.

Tremendos y magn¨ªficos personajes que en la actual universidad podemizada seguramente deben de pasar por explotadores capitalistas. O ni eso.