Barcelona traicionada

La capital catalana pierde un evento deportivo relevante, la cuarta edici¨®n de la Barcelona World Race (BWR), prevista para 2019.

Este fiasco suma y sigue a la (a¨²n m¨¢s grave) p¨¦rdida del concurso para la sede de la Agencia Europea del Medicamento.

Como entonces, el foll¨®n pol¨ªtico no ha sido clave ¨²nica del rev¨¦s, pero s¨ª causa principal¨ªsima.

La fundaci¨®n (p¨²blica e interinstitucional) que organiza esa regata de vuelta al mundo acusa al ¡°clima de indefinici¨®n institucional y falta de estabilidad pol¨ªtica que vive nuestro pa¨ªs¡± como culpables de que las empresas patrocinadoras se hayan retirado.

Otros, los propagandistas indepes tratan, como siempre, de minimizar las responsabilidades del procesismo soberanista en el desaguisado: tendremos que esperar a que sus hijos no encuentren empleo siquiera temporal para limpiar el caracolillo de las quillas para que llamen suicidio al acto de suicidarse.

A la toma de las calles, la fuga de pol¨ªticos y el secuestro de la voluntad de m¨¢s de la mitad de los catalanes coadyuvan, s¨ª, otros motivos para la suspensi¨®n de la BWR. A saber, la tardanza en aprobar los Presupuestos del Estado, el fin de los beneficios fiscales por el patrocinio de grandes eventos y la recidivante alergia municipal de los comunes a los grandes acontecimientos.

As¨ª que Barcelona ha sido traicionada por la Brancaleone separatista, que ahora ya no sabe si sonre¨ªr o pegar fuego a los contenedores; por la distancia de un Gobierno que se desentiende de todo lo que no entiende, y por el amateurismo de mun¨ªcipes insolventes.

Es la otra cara de la moneda del 92, en la que la ciudad contempor¨¢nea por antonomasia amarr¨® la complicidad del Estado y la tolerancia hasta de un Govern provinciano para su gran proyecto, modelo y referencia de todo: los Juegos.

Era Barcelona como una rep¨²blica italiana g¨®tico-renacentista (de Pisa a G¨¦nova, de Amalfi a Venecia), como una de las 90 ciudades-Estado de la Liga Hanse¨¢tica (de Brujas a L¨¹beck, de Hamburgo a Stettin, de Colonia a Gdansk), y con capacidad de pactar con sus mayores. Era, en est¨¢ndares de capitalidad actual, un Mil¨¢n-Plus, y va camino de Lyon-Minus. Los carlistas siempre fueron refractarios a la metr¨®poli. Obvio, por destripaterrones.