La profec¨ªa de Oprah Winfrey
Si Donald Trump es el presidente so?ado por el patriarcado corporativo, la presentadora es la presidenta ideal de la empat¨ªa patrocinada
El ¨²ltimo gran golpe de efecto en la vida de la afroamericana m¨¢s rica del planeta, Oprah Winfrey (Misisipi, 1954), tuvo lugar en la gala de los Globos de Oro. Ese discurso donde cada palabra estaba pidiendo a gritos ser esculpida en piedra por el fuego b¨ªblico traz¨® una irrefutable l¨ªnea de coherencia entre las conquistas cumplidas ¨Cde Rosa Parks a su propio premio Cecil B. De Mille¨C y las conquistas por venir ¨Cresumiendo: ?Patriarcado, ve calz¨¢ndote que voy para all¨¢ (con la fuerza de los mares)!
Pero, sobre todo, Oprah Winfrey dej¨® en el aire una profec¨ªa bastante m¨¢s sencilla de descifrar que las de Nostradamus: ¡°Porque no me da la vida, pero, el d¨ªa en que yo, Oprah, me ponga a ello tendr¨¦is la primera presidenta black power con talk show en el Despacho Oval!¡±. Lo cierto es que la humanidad entera lleva a?os siendo educada en la imbatible capacidad para la excelencia de esta ni?a humilde de Misisip¨ª que pas¨® parte de su infancia vestida con un saco de patatas y que vel¨® sus armas period¨ªsticas entrevistando a los cuervos que se posaban en la valla del jard¨ªn de su abuela.
¡°Porque no me da la vida, pero, el d¨ªa en que yo, Oprah, me ponga a ello tendr¨¦is la primera presidenta 'black power' con 'talk show' en el Despacho Oval!¡±
Su impresionante debut como actriz en El color p¨²rpura (1985) parec¨ªa anunciarle un futuro en el drama y una amplia colecci¨®n de premios Oscar. De hecho, su vida hasta entonces ya parec¨ªa acumular todo el dolor del mundo, pero ella decidi¨® invertir ese capital en otro lado. Concretamente, en el mundo de la televisi¨®n mesa-camilla desde el que acab¨® levantando un imperio y creando un concepto que hasta el Wall Street Journal tuvo que bautizar: la oprahficaci¨®n o la alquimia entre el magac¨ªn televisivo y la terapia de grupo.
Reina de la sentimentalizaci¨®n del prime time (horario de m¨¢xima audiencia en televisi¨®n), de la confesi¨®n desgarrada como espect¨¢culo medi¨¢tico y de la s¨ªntesis entre el compromiso y la cultura de la autoayuda, Oprah, que en su d¨ªa enfad¨® a Jonathan Franzen por un qu¨ªtame-de-ese-club-de-lectura, nunca ser¨¢ el ideal para quienes preferir¨ªamos vivir en un universo con Angela Davis de diosa madre, pero quiz¨¢ una distop¨ªa donde esta magna emperatriz nos obligase a llorar en p¨²blico y abrir nuestro coraz¨®n por decreto no ser¨ªa peor que lo de ahora.
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