Mujeres vestidas para trabajar
El libro 'Dress Like a Woman' indaga sobre el significado y el papel de la indumentaria de las trabajadoras a lo largo de la Historia
En 2017, el Presidente Donald J.Trump declar¨® que las empleadas de la Casa Blanca ten¨ªan que ¡°vestir como mujeres¡±. La respuesta no se hizo esperar, y enseguida los internautas llenaron la Red de im¨¢genes de mujeres trabajadoras luciendo todo tipo de uniformes: soldados, astronautas, cirujanas, tenistas, candidatas presidenciales¡Una reacci¨®n que ven¨ªa a contestar al presidente estadounidense para que se replantease lo que quiere significa "vestir como una mujer".
Esta an¨¦cdota fue el punto de partida de la nueva publicaci¨®n Dress Like a Woman,?firmada por Vanessa Friedman, periodista de moda de The New York Times, y la escritora feminista Roxane Gay. Para Friedman, lo que sucedi¨® no fue un debate sobre lo que visten las mujeres, sino sobre lo que simbolizan las prendas que llevan: ¡°Las elecciones que se hacen, los sue?os y aspiraciones que implican, las contribuciones que representan, los progresos sociales (o no) que se han hecho. La identidad femenina se ilustra en toda su complejidad en la pregunta: qu¨¦ visten las mujeres en el trabajo¡±, cuenta la publicaci¨®n.??
Para Gay ese "vestir como una mujer" que lanz¨® Trump, ¡°sugiere que ellas son meros elementos decorativos en el espacio de trabajo. Vestir como una mujer es ignorar que las mujeres somos individuas con opiniones independientes y diversas sobre c¨®mo deseamos presentarnos en el trabajo¡±. Con la intenci¨®n de abrir la mirada y profundizar en la materia, ambas reflexionan en este libro, publicado por Abrams Image, sobre el significado y el papel de la indumentaria de las trabajadoras a trav¨¦s de dos ensayos y una atractiva selecci¨®n de fotograf¨ªas de archivo. ¡°Despu¨¦s de todo, lo que vestimos telegraf¨ªa al mundo que nos rodea sobre qui¨¦nes somos, y mucho de lo que somos est¨¢ relacionado con lo que hacemos¡±, escribe Friedman en la introducci¨®n del libro.?
Junto a im¨¢genes de mujeres conocidas ¡ªah¨ª est¨¢ Malala Yousafzai despu¨¦s de recibir su premio Nobel de la Paz en 2014; m¨¢s adelante aparece la activista feminista Gloria Steinem junto a su equipo trabajando en una oficina en Nueva York en 1975; en otra p¨¢gina Grace Jones encima de un escenario en 1981¡ª, el libro ofrece descubrimientos: Jessi Knight, primera artista tatuadora en el Reino Unido, manos a la obra en una imagen de 1940; Sita Devi Devidoss, primera mujer india cualificada para ejercer la abogac¨ªa, que posa orgullosa en una foto de 1928; o la matem¨¢tica y analista de datos de la Nasa, Christine Darden en un retrato de 1973, que nos ense?a que las mujeres hace tiempo que buscan su sitio en el mundo de la ciencia. Junto a todas ellas ¡ªmujeres an¨®nimas de diferentes nacionalidades y clases sociales¡ª completan este necesario viaje visual que, m¨¢s all¨¢ de la ropa, evidencia la escasez de im¨¢genes de mujeres trabajadoras en el imaginario colectivo tejido por los medios de comunicaci¨®n, la publicidad o el cine.
La actitud activa, determinada e imparable, que destilan las im¨¢genes del libro de todas estas mujeres en sus trabajos, est¨¢ muy lejos de la concepci¨®n pasiva y constre?ida con la que habitualmente se ha representado a las mujeres, reducidas muchas veces al papel de madres, hijas o amantes. As¨ª, la ropa de trabajo sirve para destapar todas esas versiones, junto a sus sue?os y aspiraciones. ¡°El feminismo ha hecho grandes logros, y hoy, lo que las mujeres visten en su espacio de trabajo es tan variado como los trabajos que hacen.
A pesar de ello, todav¨ªa queda mucho por hacer. Los est¨¢ndares patriarcales en las apariciones de las mujeres permanecen profundamente arraigados en nuestra cultura¡±, escribe Gay. Pone algunos ejemplos: el pol¨¦mico c¨®digo de 44 p¨¢ginas que en 2010 public¨® el banco suizo UBS, lleno de indicaciones sobre como sus empleadas deb¨ªan maquillarse y vestirse, evitando el uso de prendas entalladas que ¡°acentuaran la silueta femenina¡± o pidiendo ropa interior color carne para una mayor discreci¨®n; o el hecho de que en 2017 ¨Cs¨ª, 2017¨C el c¨®digo de vestir del Congreso de Estados Unidos todav¨ªa proh¨ªbe a congresistas y visitantes el uso de tops sin mangas o zapatos abiertos que muestren los dedos de los pies.
¡°Siempre he sido consciente de que la libertad que tengo para vestir pr¨¢cticamente lo que quiera ha estado influenciada en gran parte por las mujeres que trabajaron antes que yo. Mujeres que, a trav¨¦s de la historia, no permitieron que sus ambiciones se vieran restringidas por una idea reduccionista de lo que significa vestirse como una mujer¡±. Y as¨ª, este libro, se convierte en un homenaje imprescindible a todas ellas.
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