La sistem¨¢tica autodestrucci¨®n del m¨¢ster de Cifuentes
Llama la atenci¨®n que la presidenta madrile?a dijera que hizo el m¨¢ster aunque no tuviera necesidad
Era tan atractivo, televisivamente, lo que iba a pasar el mi¨¦rcoles en la Asamblea de Madrid que podr¨ªa pensarse que las televisiones que est¨¢n al quite tendr¨ªan all¨ª su foco. Pero una estaba zapeando y las otras estaban a lo que est¨¢n.
Una que se ocupa de decir minuto a minuto lo que pasa las 24 horas, 24 horas de Televisi¨®n Espa?ola, s¨ª tuvo a bien conectar. Pero en cuanto aquello resbal¨® hacia intervenciones que debieron juzgar menores en el estudio (las segundas r¨¦plicas a la presidenta Cifuentes, sujeto del debate), el presentador tuvo a bien desconectar para que escuch¨¢ramos, en cambio, las intervenciones, sin duda interesantes y pol¨¦micas, de los periodistas que le acompa?aban. Conect¨® de nuevo cuando la presidenta lanz¨® su ya conocido chorreo de fin de m¨¢ster a todos los contrincantes que hab¨ªan tenido la desfachatez de replicarle con sus dudas (razonables) sobre las razones que da para hacer todo lo que hizo con el objeto efectivo de degradar sistem¨¢ticamente el m¨¢ster que ella dice que hizo.
Voy a entretenerme tan solo en un factor que pone de manifiesto la poca seriedad con la que Cristina Cifuentes se tom¨® la comparecencia, que es equivalente a la que puso para defender su m¨¢ster. De todo lo que dijo, llama la atenci¨®n que dijera que hizo (que hizo) el m¨¢ster aunque no tuviera necesidad ninguna, ni para sus conocimientos ni para su curriculum, de incorporarlo a la supuesta vastedad de sus conocimientos. Llama la atenci¨®n que explicara, sin que para ello? tuviera que gui?ar un ojo a nadie, que obtuvo de sus profesores (¡°dadas mis circunstancias¡±) el favor de que no fuera imprescindible ni acudir a clase ni tener otra correspondencia sobre las materias de estudio. Y que a¨²n obtuvo ¡°hasta sobresalientes¡±. Invent¨® de una tacada los viejos cursos por correspondencia versi¨®n Cristina.cero y la ya antiqu¨ªsima educaci¨®n a distancia. Y, sobre todo, cay¨® de lleno en lo que ha sido su principal tarea de deconstrucci¨®n o de autodestrucci¨®n: deconstrucci¨®n de la figura universitaria del m¨¢ster, como algo que se puede hacer de manera dom¨¦stica y sin m¨¢s relieve que el de un tr¨¢mite que se puede resolver con papeles timbrados, y destruy¨® la importancia de su propio m¨¢ster, para el que, seg¨²n ella, no ten¨ªa ninguna necesidad. Y como no ten¨ªa ninguna necesidad, para qu¨¦ molestar a los profesores o a los evaluadores con su presencia, tan imprescindible entonces fuera de las aulas.
Fue una tarde bochornosa para la Universidad, para los diputados madrile?os y para la salud democr¨¢tica de una asamblea sometida a los gui?os de una presidenta que indign¨® al final, y ya es m¨¦rito, a la presidenta de la C¨¢mara, a la que Cristina Cifuentes no tuvo ni la alegr¨ªa de gui?arle el ojo.
S¨ªguenos en Twitter y en Flipboard
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.