C¨®mo distinguir a un l¨ªder valioso de un falso gur¨²
En la era de Internet, supuestos referentes nos acechan por m¨²ltiples canales
Tiene cara de simp¨¢tico y luce la barba t¨ªpica y la t¨²nica reglamentaria que uno espera de un yogui de confianza. Se llama Baba Ramdev, tiene 52 a?os, y su nombre empez¨® a ser conocido entre los practicantes de yoga de la India hace casi un cuarto de siglo. De origen humilde ¡ªsus padres eran granjeros en las faldas del Himalaya¡ª, en sus inicios juraba que de peque?o hab¨ªa padecido una severa par¨¢lisis que el yoga hab¨ªa podido curar. Ya entonces sus seguidores deber¨ªan haber empezado a sospechar.
Hoy, Ramdev es multimillonario. No tendr¨ªa nada de censurable si no fuera porque no lo ha conseguido vendiendo lo que promulga: la austeridad, la vida asceta, y el rechazo a lo material y al consumismo. Este gur¨², seg¨²n informa Bloomberg, fund¨® en 2006 la compa?¨ªa Patanjali Ayurved, que adem¨¢s de vender productos inspirados en la ayurveda (pseudociencia que promete salud a trav¨¦s del equilibrio entre el cuerpo, la mente y el esp¨ªritu), consigue sus beneficios gracias a la venta de pasta de dientes, fideos instant¨¢neos o papel higi¨¦nico.
Los ingresos de su compa?¨ªa se han multiplicado por veinte: de 69 millones de d¨®lares a 1.600 millones y es la quinta compa?¨ªa de bienes de consumo en la India, superando en ventas al gigante Colgate-Palmolive y pis¨¢ndole los talones a los de Nestl¨¦ India.
La historia est¨¢ llena de charlatanes
Baba Ramdev, que tiene cerca de 9.500.000 amigos en Facebook y 1.760.000 seguidores en Twitter, personifica una figura cada vez m¨¢s presente en estos d¨ªas: la del falso gur¨² que, vali¨¦ndose de los m¨²ltiples canales de comunicaci¨®n disponibles, hace su agosto a costa de la credulidad o la desesperaci¨®n de muchos.
No se trata de un fen¨®meno nuevo,?explica Christian Oltra, doctor en Sociolog¨ªa y profesor asociado de la Universidad Barcelona: "En todas las sociedades han existido personas con un carisma elevado, una visi¨®n poderosa y una gran confianza en s¨ª mismos, que lo han empleado para fines perversos".
"La historia de la Medicina est¨¢ llena de charlatanes: la salud es muy importante para las personas. Lo mismo ha ocurrido en el ¨¢mbito de la econom¨ªa o la espiritualidad. Algunos timadores han provocado p¨¦rdidas econ¨®micas importantes. Pensemos en Bernard Madoff, quien estaf¨® millones de d¨®lares a personas, por lo dem¨¢s, muy inteligentes. Otras, incluso, han provocado muertes y mucho sufrimiento", a?ade Oltra.
El experto recuerda tambi¨¦n al pastor Jim Jones, que en 1978 convenci¨® a cientos de seguidores para cometer un suicidio colectivo. "En las sociedades modernas, la diversidad de entornos en los que act¨²an estas personalidades se multiplica, pero en sociedades pasadas o peque?as comunidades su efecto pudo ser brutal", a?ade el soci¨®logo.
Todos somos vulnerables
Son varios los factores que nos llevan a creer en dudosos cabecillas. Por un lado, la personalidad de estos. Seg¨²n Oltra, "sentimos una atracci¨®n instintiva hacia personas capaces de proyectar una gran convicci¨®n y confianza en una causa, un producto o una idea. No nos gusta la incertidumbre, de modo que la seguridad en las opiniones nos resulta atractiva".
Por otro, el perfil del incauto, que puede ser cualquiera. "Todos podemos pasar por periodos durante los cuales somos m¨¢s vulnerables a la influencia de un grupo o un tipo carism¨¢tico", indica el experto. "Si tenemos problemas personales y alguien nos ofrece soluciones r¨¢pidas y efectivas, es probable que intentemos probarlas".
O, simplemente, "tenemos una preferencia personal, una identidad cultural o una obsesi¨®n que nos hace m¨¢s susceptibles a la persuasi¨®n", contin¨²a. Si, por ejemplo, estamos obsesionados con nuestro envejecimiento, somos m¨¢s susceptibles a ser persuadidos por una persona o una empresa que vende un producto antienvejecimiento. "A veces tambi¨¦n nos dejamos guiar por nuestra tendencia inconsciente a la imitaci¨®n. Si observamos ciertas conductas en nuestro entorno, quiz¨¢ acabemos reproduciendo estas conductas".
Podemos ser personas cultas e informadas y a¨²n as¨ª, "si el mensaje toca la fibra sensible, seremos vulnerables", sintetiza Juan Carlos Barajas, soci¨®logo y autor del blog Sociolog¨ªa Divertida. Adem¨¢s, a?ade, "es posible que el fen¨®meno se agudice en ¨¦pocas de vacas flacas".
Internet facilita la difusi¨®n de su mensaje
Estos vendedores de humo lo tienen hoy en d¨ªa m¨¢s f¨¢cil, dada la diversidad de canales (seminarios en l¨ªnea, tutoriales de YouTube, podcasts, redes sociales, adem¨¢s de los tradicionales) para llegar a su potencial clientela. "La sociedad de la informaci¨®n ha proporcionado herramientas que han activado como nunca las comunicaciones interpersonales", se?ala Barajas. "Internet es un potenciador que incrementa exponencialmente el acceso de estos personajes a un p¨²blico mucho mayor".
Aqu¨ª cabe se?alar una contradicci¨®n. En unos tiempos en que hasta para comprar un microondas de 100 euros dedicamos horas a buscar opiniones y comparar productos en Internet, ?c¨®mo es posible que nos la sigan dando con queso?
"La persuasi¨®n funciona por una v¨ªa diferente del razonamiento consciente", aclara Christian Oltra. "Por ejemplo, tener m¨¢s informaci¨®n sobre el proceso bioqu¨ªmico del enamoramiento no hace que dejemos de enamorarnos. Es un proceso natural en cualquier sociedad humana y a veces es utilizado por algunos individuos para aprovecharse de otros. Tenemos mecanismos personales y sociales para reducir sus efectos negativos, pero no son infalibles".
Sobre el asunto concreto de Baba Ramdev, Juan Carlos Barajas opina que es "mucho m¨¢s complejo que el de un simple farsante con acceso a los medios de comunicaci¨®n". El experto explica que en este caso "se superponen aspectos culturales, religiosos y pol¨ªticos de la sociedad india, sin olvidar la oposici¨®n a la cultura occidental y, al mismo tiempo, el uso de t¨¦cnicas derivadas del capitalismo moderno que curiosamente provienen de Occidente. Los mensajes de influencia van muy bien dirigidos al p¨²blico objetivo y de ah¨ª el enorme ¨¦xito econ¨®mico de sus empresas".
Huir de la pseudociencia
El caso es que proliferan l¨ªderes, opinadores, expertos en cualquier materia, algunos de los cuales, de hecho, se ganan la vida recorriendo el mundo hablando desde p¨²lpitos a audiencias embobadas. Es como si estuvi¨¦ramos m¨¢s necesitados que nunca de referentes, de maestros que nos gu¨ªen en todos los ¨¢mbitos, que nos ayuden a ser mejores personas, a ser m¨¢s felices, a prosperar en los negocios. Por supuesto, muchos son especialistas v¨¢lidos. Pero otros no. Saber distinguirlos no siempre resulta sencillo.
"Creo que es Internet lo que ha provocado y sigue provocando la necesidad de gu¨ªas, porque hay tanto contenido disponible todo el tiempo que no sabemos c¨®mo elegir", se?ala Antonella Broglia, doctora en Derecho y organizadora de TEDxMadrid, una de las licencias locales que otorga TED, fundaci¨®n famosa por contar para sus conferencias con oradores de la talla de Barack Obama, Bill Gates o varios premios Nobel.
"Internet ha provocado? la necesidad de gu¨ªas porque hay tanto contenido disponible todo el tiempo que no sabemos c¨®mo elegir", Antonella Broglia (doctora en Derecho y organizadora de TEDxMadrid)
Los responsables de TEDx parecen saber distinguir a un orador valioso de un charlat¨¢n. ?C¨®mo lo hacen? "Las reglas que impone TED para realizar la conferencia y seleccionar los speakers son muy especificas y vinculantes", revela Broglia. ¡°Ni el organizador ni el patrocinador pueden ser ponentes, ni pueden imponer qui¨¦n va a dar la charla. Tampoco se puede lanzar ning¨²n mensaje comercial, ni religioso (incluyendo ideas de la new age), ni pol¨ªtico o que polarice (nosotros contra ellos)".
Broglia contin¨²a explicando que la persona "debe ser experta en su campo, y proporcionar datos y afirmaciones probadas por una investigaci¨®n que ha llevado a cabo, que ha redundado en una publicaci¨®n cient¨ªfica aprobada por sus iguales. Est¨¢n totalmente prohibidas las afirmaciones pseudocient¨ªficas. El m¨¦todo cient¨ªfico debe estar a la base de todas estas charlas".
Naturalmente no todo es blanco o negro y no es tarea f¨¢cil, indica: "Hay que hilar muy fino a la hora de comisariar una charla TEDx. Deben hacerse l¨ªnea por l¨ªnea, dir¨ªa que palabra por palabra", detalla Broglia. Quiz¨¢ aplicar esta clase de cortafuegos a nuestra vida privada ayudar¨ªa a evitar que personajes como Randem sigan tom¨¢ndonos el pelo.
Claves para desenmascarar a un charlat¨¢n
Evitar las prisas
Cultivar el esp¨ªritu cr¨ªtico
Informarse
Refrenar las reacciones viscerales
Desconfiar de las soluciones f¨¢ciles
Analizar el canal
Dedicar tiempo
"En la era de Internet la privacidad es muy reducida, hay que ser consciente de que pueden enviar mensajes directamente pensados para uno. Por lo tanto, lo esencial es no dar la respuesta inmediata que buscan, si no es para decir 'no', claro. La prisa es muy mala consejera. Hay que darse tiempo para pensar que nadie da duros a pesetas, que no existen mundos maravillosos, ni formas f¨¢ciles de hacerse rico", dice el soci¨®logo Juan Carlos Barajas.
"Es bueno hablar con otras personas sobre el asunto de que se trate con el fin de incorporar nuevos puntos de vista", aconseja Barajas. "Controlar si hay fuentes que defienden lo contrario, estudiar cr¨ªticamente a unos y otros hasta formar una opini¨®n propia", a?ade la responsable de TEDxMadrid.
"Ellos pueden saber todo de nosotros, pero nosotros tambi¨¦n podemos saber mucho de ellos", explica Barajas. "Es posible encontrar, por ejemplo, las experiencias de otras personas en relaci¨®n con tu interlocutor sospechoso".
"En lugar de tomar decisiones a partir de lo que capta naturalmente nuestra atenci¨®n ¡ªse?ala Christian Oltra¡ª, podemos detenernos y deliberar. Pensar qu¨¦ nos motiva para adquirir ese producto o seguir ciertos consejos, buscar informaci¨®n de distintas fuentes, contrastar opiniones. Sobre todo si la decisi¨®n implica un desembolso econ¨®mico significativo o posibles consecuencias sobre nuestra salud y bienestar".
"Algunas son demasiado buenas para ser verdad", dice Oltra. "Tambi¨¦n hay que desconfiar de aquellas personas y grupos que proporcionan mensajes muy simplistas y no basados en evidencia s¨®lida".
Es importante "mirar qui¨¦n publica. Si la clase es de Harvard o de Princeton lo m¨¢s probable es que alguien haya verificado la precisi¨®n de ese contenido antes de lanzarlo al mundo entero. No digo seguro al 100%, digo probable. Si una noticia ha salido en The Guardian, y despu¨¦s se ha republicado en Twitter, tambi¨¦n es probable que alguien haya controlado los hechos antes de publicarla", explica Antonella Broglia.
Lo exigen los tiempos que vivimos. "Todos debemos practicar el escepticismo. Esa es la palabra clave. No creernos todo. Y si algo nos interesa, no lo desestimemos solo porque est¨¢ en Internet" contin¨²a Broglia. La experta recomienda buscar m¨¢s informaci¨®n para poder formar una opini¨®n con todos los hechos.
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