Instrucciones para crear un mercado internacional de arte
La feria 1-54 Contemporary African Art Fair que dirige la marroqu¨ª Touria El Glaoui abre su primera sede en ?frica. Marrakech se une a las citas anuales de Londres y Nueva York
A?o par: en 2018 deb¨ªa celebrarse la s¨¦ptima Bienal de Arte de Marrakech, pero la cosa se interrumpi¨® hace unos meses, y nadie sabe si se retomar¨¢, ni cu¨¢ndo o c¨®mo. El plan era que la feria 1-54 Contemporary African Art Fair de galer¨ªas de arte aprovechara la convocatoria de la Bienal para atraer, en paralelo, a los coleccionistas del mundo a la ciudad roja magreb¨ª y seguir consolid¨¢ndose como principal marca del mercado de arte contempor¨¢neo africano. Sin Bienal a la vista, 1-54 continu¨® con sus planes y as¨ª lleg¨®, el ¨²ltimo fin de semana de febrero, al majestuoso hotel La Mamounia, con sus fastos, sus nada desde?ables logros y todo el horizonte abierto a una nueva sede, por fin, en territorio africano.
En 2013 se hab¨ªa celebrado la primera edici¨®n de 1-54 en el Somerset House de Londres, a instancias de la marroqu¨ª Touria El Glaoui (Casablanca, 1974), hija del prestigioso pintor Hassan El Glaoui y visionaria mujer de negocios. Desde aquella pionera incursi¨®n del arte africano con vocaci¨®n de mercado en el escaparate mundial pasaron ya cinco ediciones en Londres y tres en Nueva York. Y los compradores siguen multiplic¨¢ndose, a?o a a?o, seg¨²n confiesa una galerista londinense, porque a¨²n hay novedad est¨¦tica en el arte contempor¨¢neo de ?frica y por los mejores precios con respecto al resto del mundo (excelentes piezas ¨²nicas de artistas que cotizan internacionalmente se consiguen entre 1.000 y 70.000 euros).
Anima esta versi¨®n marrakech¨ª de la feria el deseo de arrimar el mercado a su tierra de origen, en la l¨ªnea de ART X de Lagos o el Zeitz MOCAA en Ciudad del Cabo, seg¨²n la revista especializada marroqu¨ª Diptyk. Se trata de "confrontar el sue?o africano a las realidades africanas", en palabras del representante del escritor y artista pl¨¢stico Mahi Binebine (1959), que naci¨® justamente en Marrakech.
Esta ciudad al pie del macizo del Atlas representa el suelo del que los artistas proceden y los paisajes en los que ellos trabajan. ?rabe, bereber y afrancesada, Kech ¨Ccomo le dicen sus habitantes j¨®venes¨C es todo eso y lo ofrece. Hasta este cruce de caminos a las puertas del Sahara se pueden acercar, adem¨¢s, otros coleccionistas, como los de Francia, B¨¦lgica u Oriente Medio, no necesariamente presentes en las citas angloparlantes. El mercado africano de arte actual se expande.
Del 1 al 54 se despliegan los n¨²meros de un continente y de los pa¨ªses que lo formaban, en 2013, a?o de la primera edici¨®n de la feria. Tres son, a partir de ahora, las citas anuales que propone 1-54 en tres sedes: Londres, Nueva York y Marrakech. Pero hay otros n¨²meros rese?ables, en este caso, de la edici¨®n marrakech¨ª:
- 17 galer¨ªas de nueve pa¨ªses (Alemania, Reino Unido, Dinamarca, Italia, Francia, Estados Unidos, Marruecos, Nigeria y Costa de Marfil).
- Seis galer¨ªas africanas: Art Twenty One (de Nigeria), Galerie C¨¦cile Fakhoury y LouiSimone Guirandou Gallery (de Costa de Marfil) y L'atelier 21, Loft Art Gallery y Voice Gallery (de Marruecos).
- 60 artistas reconocidos y emergentes originarios de 25 pa¨ªses africanos o hijos de la di¨¢spora.
- Un foro de proyecciones y debates sobre la descolonizaci¨®n, comisariado por Omar Berrada, y los proyectos especiales off con el Museo de Arte Contempor¨¢neo Africano Al Madeen, el museo Yves Saint Laurent, la Fundaci¨®n Montresso y las galer¨ªas Comptoir des Mines, Le 18 y Riad Yima.
Las otras razones de una feria -las que transcurren a orillas del mercado- son las que destacan los que aman la creaci¨®n, como la necesidad de dar a conocer y remarcar la pluralidad de un arte que no es monol¨ªtico o com¨²n a toda la regi¨®n, sino que es diferentes artes e inspiraciones y voces y manos. Muchos m¨¢s ojos y sensibilidades que pa¨ªses.
La iniciativa anima el deseo de arrimar el mercado a su tierra de origen, en la l¨ªnea de ART X de Lagos o el Zeitz MOCAA en Ciudad del Cabo
"El arte contempor¨¢neo de ?frica y su di¨¢spora no tiene necesidad de encontrar un lugar en el mundo: es el mundo el que tiene que adaptarse y hacerle un lugar", asegura su directora Touria El Glaoui. Los habituales de las vernissages ponen una fecha bastante precisa a la curiosidad internacional por el arte contempor¨¢neo africano: dicen que el reconocimiento naci¨® en 2005, con la exposici¨®n ?frica Remix en el Centro Pompidou de Par¨ªs. M¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s, por los jardines de Las mil y una noches del palacio-hotel marrakech¨ª, entre los coleccionistas, galeristas y artistas haciendo relaciones p¨²blicas, se pasea el ex ministro franc¨¦s de Cultura Jack Lang.
Con m¨¢s o menos glamour a disposici¨®n, en estos d¨ªas africanos todos hemos podido disfrutar de las certezas africanas, las de los senior como Abdoulaye Konat¨¦ (Mali, 1953), con sus sue?os textiles; o los contornos animistas y las peque?as esculturas talladas una a una por Dominique Zinkp¨¦ (Benin, 1969), que sostiene que en la repetici¨®n del gesto est¨¢ el homenaje a la tierra y a sus artesanos, o de los dibujos en tinta de N¨´ Barreto (Guinea Bissau, 1966). Tambi¨¦n del trazo sutil de Ibrahim El Salahi (Sud¨¢n, 1930) y de Sory Sanl¨¦ (Burkina Faso, 1943), cuyas fotograf¨ªas narran la euf¨®rica escena de las primeras d¨¦cadas post-independencia en su pa¨ªs, y a quien el Art Institute of Chicago dedicar¨¢ una gran retrospectiva esta primavera.
Esta edici¨®n marrakech¨ª se compuso de seis galer¨ªas africanas con 60 artistas de 25 pa¨ªses del continente
Presente e ineludible, sin dudas, fue Hassan Hajjaj (Larrache, Marruecos, 1961), cuya instalaci¨®n recordaba a los visitantes por qu¨¦ se ha ganado el mote del Andy Warhol marroqu¨ª. Hajjaj vive desde la adolescencia en el Reino Unido, pero sus cuadros est¨¢n impregnados de zoco magreb¨ª y no solo en cuanto a su representaci¨®n pict¨®rica sino tambi¨¦n en los materiales originales que reutiliza.
La poes¨ªa senegalesa la trajo Kassou Seydou (Ziguinchor, Senegal, 1971), con sus tramas plenas de simbolismos, en colores c¨¢lidos, y siempre el hombre (y la mujer) agarr¨¢ndose al mundo, en primer plano. De los nacidos en la misma d¨¦cada, hay que prestar especial atenci¨®n al fot¨®grafo Dawit L. Petros (Asmara, Eritrea, 1972), al pintor Amadou Sanogo (S¨¦gou, Mali, 1977) y a la artista marfile?a Ana Zulma (Lyon, Francia, 1978).
De los m¨¢s j¨®venes, nacidos en los 80 y 90, habr¨¢ que apuntar los nombres de Farah Khelil (Cartago, T¨²nez, 1980), que trabaja finamente el collage; del fot¨®grafo D¨¦lio Jasse (Luanda, Angola, 1980); del pintor JP Mika (Kinshasa, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, 1980); del fot¨®grafo Walid Layadi-Marfouk (Par¨ªs, 1996) y de Virginia Chihota (Chitungwiza, Zimbabwe), cuyos trabajos destacan por su particular t¨¦cnica de impresi¨®n.
En efecto, 1-54 ya situ¨® su marca en el calendario del mercado del arte, y no volver¨¢ a ser un proyecto paralelo.
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