La claridad es urgente

Los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n han cercenado la credibilidad de importantes instituciones en Espa?a sin que el PP y otros partidos en el poder hicieran esfuerzo alguno para poner fin a esta etapa de deterioro. Ahora le ha tocado el turno a la universidad, en concreto a la Rey Juan Carlos, instituci¨®n p¨²blica creada en la Comunidad de Madrid durante la presidencia de Alberto Ruiz-Gallard¨®n que en estos momentos se encuentra en el centro de una crisis may¨²scula de p¨¦sima gesti¨®n, influencias cruzadas entre el Partido Popular y las aulas y una tormenta que desborda con mucho el devenir de la actual presidenta, Cristina Cifuentes, due?a de un t¨ªtulo de m¨¢ster de notas fraudulentas y ama?adas.

La situaci¨®n se agrava ahora, adem¨¢s, con la informaci¨®n difundida por EL?PA?S de que Pablo Casado, vicesecretario de Comunicaci¨®n del PP y posible relevo de Cifuentes como candidato a la Comunidad de Madrid, est¨¢ en posesi¨®n de un m¨¢ster similar en condiciones no suficientemente aclaradas. Que Cifuentes, una de las figuras que promet¨ªa regeneraci¨®n en el partido de Rajoy, y Casado, uno de los j¨®venes m¨¢s destacados y con proyecci¨®n en 2019, est¨¦n bajo la duda de haber enga?ado en su expediente acad¨¦mico obliga a preguntarse de nuevo sobre la capacidad de este partido de afrontar limpiamente el futuro.

El tiempo de los pol¨ªticos ha llegado. El PP deber¨¢ responder a la exigencia de dimisi¨®n de Cifuentes por parte de Ciudadanos y aclarar todo lo referente a Pablo Casado. Pero tambi¨¦n ha llegado el tiempo de dirimir con claridad, urgencia y m¨¢ximo escrutinio las responsabilidades de una universidad p¨²blica que est¨¢ exhibiendo una corrupci¨®n sist¨¦mica imposible de aceptar en el sistema educativo.

La universidad p¨²blica espa?ola solo deber¨ªa centrarse en un debate, y es el de la excelencia y la calidad para mejorar sus competencias ante una realidad productiva en la que debe desempe?ar su papel con gran protagonismo. Los gestores de la Universidad Rey Juan Carlos deben depurar responsabilidades cuanto antes y de forma taxativa, afrontando si fuera el caso las consecuencias penales que procedan. El esc¨¢ndalo del plagio de su anterior rector, su fama de ¡°agencia de colocaci¨®n¡± del PP de Madrid y las irregularidades exhibidas en el caso Cifuentes ponen en evidencia unas pr¨¢cticas corruptas que, por el bien de la universidad p¨²blica espa?ola como instituci¨®n, urge esclarecer.