Orgullo gallego, orgullo universal
De c¨®mo Galicia se enreda en cualquier vida. Hasta en la tuya.
En 1983, el 54% de los espa?oles se declaraba abierta y orgullosamente hom¨®fobo. En 2017, esa cifra se reduc¨ªa al 11%. Espa?a es uno de los pa¨ªses menos hom¨®fobos del mundo; explique eso en las zonas rurales.
La se?ora Rosa era una gallega que viv¨ªa en el tercero. Sub¨ªa despacio las escaleras, hermosa ella. Mi casa, esquinazo de un rellano, era el lugar perfecto para tomarse un respiro. "Qu¨¦ guapa est¨¢s, ni?a. ?Vas a jugar? ?Ay, qu¨¦ falda m¨¢s corta llevas! D¨¦jame que vea si tiene dobladillo."Mientras dejaba hueco para dejar pasar, cog¨ªa un cacho de pan tan grande y crujiente como ella y de no s¨¦ d¨®nde sacaba dos dedos de tocino que te daba en la mano. "Ha ido mi Manuel este fin de semana y me ha tra¨ªdo de todo. Merienda bien, ni?a. Y s¨²beme luego la falda que le baje el bajo". Desde la se?ora Rosa, cada cierto tiempo, me cruzo con alguien que emana Galicia por cada poro de su piel. ?speros como el tal¨®n de un oso. Cuidadores por inercia."Somos celti?as y turcos", me dijo uno de los ¨²ltimos. Y ni en eso se puso de acuerdo con el amigo que lo acompa?aba.
Efervescente. La mejor descripci¨®n que encuentro es efervescente. Bull¨ªa cualquier posibilidad por el empedrado de las calles. Las cuatro primeras personas que me cruc¨¦ al llegar (tres hombres y una mujer), felicitaron el buen tiempo despu¨¦s de un invierno dur¨ªsimo, y los cuatro me ofrecieron ayuda en lo que necesitara. Insistieron. Costumbres, quiero creer, de vivir en mitad de la nada pero en medio de todo. Lal¨ªn es un nudo en el cabello de la medusa gallega. Hasta cuando les cambian el paso y revientan sus normas, como ocurri¨® durante #OrgulloLal¨ªn2018: Ni?os, adultos y viejos en estado de gracia conviviendo con las reencarnaciones de las bruxas que pactan con el diablo porque no son meigas. "El alcalde nos ha llenado el pueblo de maricones", dice alguien. Pero desiste en seguir la conversaci¨®n al verse rodeado de desconocidos; a saber lo que piensan. O a¨²n peor, a saber lo que son. Una de las se?oras del pueblo me lo pregunta directamente; mi altura, mi voz y mi ¨ªmpetu hablando la confunden: "Entonces, t¨² eres travesti, ?no? Una mujer que a¨²n no tiene cuerpo de mujer". En unos pocos minutos le explico que no, que no soy una mujer transexual. Y aprovecho para matizarle que no todas las personas transexuales cambian sus genitales. Parece conforme, pero a lo largo de la noche se acercar¨¢ un par de veces m¨¢s a preguntar detalles sobre la diversidad sexual.?
La heteronormatividad sigue siendo el lastre de las zonas rurales. Se puede ser lesbiana, pero que no se vea. Decir tu nombre y afirmar orgullosa que no eres heterosexual cuando tienes 15 a?os y lo haces en un auditorio repleto de compa?eros de instituto de toda la provincia, te convierte autom¨¢ticamente en una hero¨ªna sin capa. La visibilidad LGTBI supone un riesgo. Cada tres d¨ªas se agrede a una persona en Madrid por su condici¨®n sexual o de g¨¦nero; la presi¨®n en una poblaci¨®n de unos pocos habitantes es a¨²n mayor. No puedes esconderte aunque quieras y los prejuicios los manifiestan hasta los propios implicados: Un joven transexual regres¨® a su pueblo en el interior de Galicia para su renacer. Se amput¨® los pechos, unos pechos inmensos, de esos que da gusto verlos, tocarlos besarlos y amarlos y empez¨® a tomar las hormonas que cambiar¨ªan su voz y poblar¨ªan su cuerpo de vello. "Cuando voy al ginec¨®logo siempre hay alguna se?ora que me avisa de que me he equivocado de despacho, que all¨ª solo mujeres. Reconozco disfrutar cuando les digo que mis dolores se provocan por lo mismo que los suyos. La mayor¨ªa cree que soy un maleducado; ni se plantea que pueda ser un hombre transexual, porque no tienen ni idea de que existimos." En su familia, no qued¨® otra que aprender de diversidad sexual sobre la marcha. "Me da igual que seas un hombre, una mujer o lo que te d¨¦ la gana. Lo que quiero es que seas buena persona y no me averg¨¹ence nunca de ti", contestou a avoa al nieto despu¨¦s de conocer su intenci¨®n de ser la persona que realmente es. A pesar de toda esa valent¨ªa, este joven transexual a¨²n miente cuando habla con desconocidos. No todos pueden defender, proteger y representar una sociedad diversa. Rafa Cui?a, el alcalde de Lal¨ªn, es el m¨¢s valiente de todos. Incumple pron¨®sticos ajenos desde hace a?os, hasta desbancando al impert¨¦rrito Partido Popular en las urnas despu¨¦s de un cuarto de siglo, poniendo pasquines del Orgullo en todas las esquinas del pueblo y quit¨¢ndose de encima el t¨ªtulo de hijo del que llamaron delf¨ªn de Fraga. Nuevas generaciones de verdad, no de las que acostumbramos.
El futuro ser¨¢ diverso o no ser¨¢. Por las calles de Lal¨ªn aparecieron las banderas arco¨ªris, sonaron taconazos de talla 45 y los jugadores del Madrid Titanes Club de Rugby se abrazaron y besaron mientras escuchaban las canciones m¨¢s rom¨¢nticas en el escenario de la plaza. La mara?a de pelos de la medusa gallega se desenreda. Las bruxas hacen aquelarres sin esconderse en el bosque.
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