Las patentes de mujeres son m¨¢s rechazadas que las de los hombres
Un estudio con 2,7 millones de solicitudes muestra un sesgo contra las firmadas con nombres femeninos
Por cada diez patentes presentadas por hombres, apenas hay una solicitada por una mujer. Aunque el porcentaje mejora en las solicitudes con varios inventores, la brecha se mantiene ya sean datos de Espa?a o globales. Ahora, un estudio con casi 2,8 millones de patentes va m¨¢s all¨¢ y muestra que las firmadas por una mujer o equipos de mayor¨ªa femenina tiene menos probabilidades de ser concedidas. El sesgo se reproduce en otras m¨¦tricas, como las reclamaciones aceptadas. Incluso, una vez aprobadas, son menos citadas y tienden a ser menos renovadas. Y todo por llevar un nombre de mujer.
Tres investigadores de la Universidad de Yale han recopilado 2,79 millones de solicitudes patentes presentadas desde 2001 en la Oficina de Patentes y Marcas de EE UU (USPTO, por sus siglas en ingl¨¦s). Usando tres bases de datos diferentes, las separaron seg¨²n g¨¦nero. Aunque hay nombres como Sasha que pueden ser confusos, otros como Peter, Roberto o Mary pueden ser asignados a un sexo con un reducido margen de error. As¨ª, pudieron determinar el g¨¦nero del 89% de los inventores. En el caso de las patentes firmadas por varias personas, algo habitual en las empresas, calculaban la proporci¨®n de mujeres en esa solicitud.
El trabajo, publicado en Nature Biotechnology, valor¨® las m¨¢s diversas m¨¦tricas de cada patente: si era aprobada o no, el tipo de invento o utilidad patentados, si la apelaron en caso de un rechazo inicial, el tiempo que eran mantenidas y si eran renovadas, las citaciones que recibieron en patentes posteriores y hasta la cantidad de palabras de la patente o si su revisi¨®n por los funcionarios de la USPTO fue presencial o telem¨¢tica.
Las solicitudes firmadas por mujeres tienen un 21% menos de probabilidades de ser concedidas
"De todas las m¨¦tricas, en la ¨²nica en la que no encontramos una diferencia significativa fue en la rapidez en la que la oficina de patentes trat¨® las solicitudes de inventoras e inventores", dice el profesor de la escuela de gesti¨®n de Yale y coautor del estudio,?Bal¨¢zs Kov¨¢cs. En el resto de variables, las patentes con nombre de mujer salen peor paradas. As¨ª, las solicitudes femeninas resultaron tener un 21% menos de probabilidades de ser concedidas. Con todo lo dem¨¢s igual, las patentes solicitadas por grupos formados en su mayor¨ªa por mujeres ten¨ªan un 2,5% de menos opciones de ser apeladas si eran rechazadas.?
Otros datos siguen el mismo sesgo: las patentes firmadas por mujeres tienen un 4,3% menos de probabilidades de ser mantenidas, es decir, renovadas por sus propietarios cuando estos no son los autores de la invenci¨®n, como sucede con muchas patentes empresariales. En cuanto a las citaciones en patentes futuras (un indicador de calidad de la patente original), tambi¨¦n las de las mujeres salen peor paradas. Incluso en ramas de la ciencia donde la diferencia de g¨¦nero es menor, como en la biotecnolog¨ªa o la medicina, el sesgo se mantiene. Por ejemplo, las patentes relacionadas con las ciencias de la vida firmadas por equipos de cient¨ªficas, reciben un 28% menos de citaciones.
O las patentes firmadas por mujeres tienden a ser de peor calidad o se trata de otro mecanismo de discriminaci¨®n. Para demostrar el sesgo contra las mujeres, los autores del estudio idearon un mecanismo que escondiera el g¨¦nero de los firmantes. Separaron las patentes en cuatro grupos: las firmadas por hombres con nombres comunes, las firmadas por mujeres con nombres tambi¨¦n comunes y otros dos grupos, las masculinas y las femeninas, pero con nombres poco habituales para un anglosaj¨®n del tipo Jameire o Kunnath. La l¨®gica es simple: si el que examina la solicitud no puede deducir el g¨¦nero del solicitante por el nombre, el sesgo no deber¨ªa aparecer.
En efecto, los investigadores comprobaron que, a mayor frecuencia de un nombre femenino (es decir m¨¢s com¨²n), mayores eran las probabilidades de que su patente fuera rechazada. Sin embargo, en aquellas solicitudes de mujeres con nombres raros, la diferencia con las de los hombres se redujo hasta el 2,8%. A¨²n m¨¢s llamativo es el siguiente dato: comparadas con las de los hombres con apelativos poco frecuentes, las patentes de mujeres con nombre raro son citadas hasta un 20% m¨¢s a menudo que el promedio de las patentes de inventores masculinos.
Las patentes firmadas por mujeres con nombres poco identificables como femeninos ten¨ªan m¨¢s citaciones
?Significa esto que esas patentes eran mejores por el simple hecho de estar firmadas por mujeres? Parece tan improbable como lo contrario. "Creemos que es mucho m¨¢s probable que la diferencia se deba a que mientras el examinador reconoce el g¨¦nero en el caso de los nombres comunes, no lo logra en el de los inventores con nombres menos frecuentes", opina Kov¨¢cs.
La investigadora de la Universidad de Lausana (Suiza), Gema Lax Mart¨ªnez, pide cautela a la hora de valorar los resultados de este trabajo ya que los datos no permiten analizar las caracter¨ªsticas (como educaci¨®n o experiencia) de los inventores. La economista espa?ola lleva a?os estudiando la cuesti¨®n del g¨¦nero y las patentes. En 2016, fue la coautora de un informe para la Organizaci¨®n Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) sobre la brecha entre inventores e inventoras apoyado en un diccionario de m¨¢s de seis millones de nombres de 180 pa¨ªses. Para ella, los resultados esconden un problema de selecci¨®n: es posible que la mujer haya sido discriminada en procesos anteriores al registro de patentes. Adem¨¢s de las posibles confusiones en la clasificaci¨®n del g¨¦nero de los inventores en casos como el de Andrea, hombre en Italia y mujer en Espa?a.
En su informe para la OMPI, Lax y sus colegas comprobaron que la diferencia entre solicitudes femeninas y masculinas, aunque a¨²n grande, se ha acortado en la ¨²ltima d¨¦cada. As¨ª, en t¨¦rminos globales, las solicitudes internacionales de patente presentadas solo por mujeres apenas eran el 4,3%, pero aquellas con al menos una inventora en las firmas alcanzaron el 29%. Como reconoce Lax, la diferencia puede deberse a factores como el diferente punto de partida entre hombres y mujeres, la menor presencia de estas en determinados campos o su papel en los equipos de investigaci¨®n.
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