?T¨² eres de ICON?
Formar parte de la revista masculina de El Pa¨ªs tiene cosas como que la gente espere de ti que vayas siempre con un traje de tres piezas hecho a medida

Sucedi¨® hace tres veranos. Fue durante una semana de vacaciones en casa de mi madre en Barcelona. Pero a pesar de ello dije que s¨ª, que iba a hacer la entrevista con la escritora Milena Busquets. Me gust¨® mucho el libro. En aquella ¨¦poca mi compromiso con la causa ICON era total, o no s¨¦, igual siempre he gestionado mal mi tiempo libre. El asunto es que era mediados de julio y en la ciudad que me vio nacer hac¨ªa un calor espantoso. Cog¨ª mi moto y me plant¨¦ en el estudio de la fot¨®grafa aunque amiga, Caterina Barjau, en Gr¨¤cia. Ah¨ª ya estaba Milena posando. Nos saludamos. Me hice un caf¨¦ y me sent¨¦ a ver c¨®mo trabajaban. Al cabo de unos minutos repar¨¦ en que Busquets no paraba de mirarme. Por un momento fantase¨¦ con una historia de amor con una escritora de ¨¦xito y hasta me imagin¨¦ las excusas que le pondr¨ªa a ella para no acompa?arla a Cadaqu¨¦s (¡°no puedo con esas curvas, cari?o¡±). Pero estaba claro que no me observaba con motivos libidinosos (soy bobo pero no soy imb¨¦cil).
"Llevo desde los primeros d¨ªas en ICON. Para m¨ª esta revista es como ese conejo que trae el abuelo a casa y le coges cari?o, pero sabes que un d¨ªa aparecer¨¢ en una cazuela"
Al final de las fotos se me acerc¨® y, repas¨¢ndome de arriba abajo de nuevo, me pregunt¨®, como soltando un peso insoportable: ¡°?T¨² eres de ICON?¡±. No era la suya una duda gen¨¦tica, sino est¨¦tica. Yo, fruto del calor y del modo estival en el que me hallaba, me hab¨ªa plantado all¨ª con unos pantalones tejanos cortados por un epil¨¦ptico y una camiseta de 4.99 euros de H&M que hab¨ªa entrado en la lavadora m¨¢s veces que Charlie Sheen en rehabilitaci¨®n. Ella esperaba que ni el calor sofocante fuera a ser capaz de disuadir a un miembro del staff de ICON de salir de casa sin su traje de tres piezas hecho a medida en alg¨²n lugar de Italia. ¡°No s¨¦, me imaginaba otra cosa¡±, insisti¨® ya medio en broma. Y me acord¨¦ inmediatamente de ese pasaje de la letra de The queen is dead, de The Smiths, en la que Morrissey se cuela en Buckingham Palace con una esponja y una llave oxidada, se encuentra con la Reina de Inglaterra y ella le dice: ¡°Te conozco, no sabes cantar¡±. A lo que el cantante responde: ¡°Eso no es nada, deber¨ªas escucharme tocar el piano¡±. El piano era mi moto, que la dej¨¦ aparcada en la puerta del estudio con el asiento roto y la rueda trasera media deshinchada. Tampoco funcionaban los intermitentes ni el medidor de gasolina. Ir por la vida sin intermitentes y sin saber la gasolina que te queda es pura poes¨ªa beatnik, por cierto.
No era la primera vez que me pasaba algo as¨ª. Meses antes, cuando a¨²n habitaba un destartalado palomar por Alonso Mart¨ªnez, una muchacha, al cruzar el umbral de la puerta no pudo m¨¢s que exclamar: ¡°?Aqu¨ª vive uno que trabaja en ICON?¡±. En un primer instante entend¨ª ¡®as¨ª¡¯, lo que me pareci¨® pura poes¨ªa beatnik. Ah¨ª, con los libros en el suelo, los discos de grupos fracasados fuera de sus fundas, una lata de cerveza haciendo de cenicero¡ puro romanticismo bohemio. Pero no dijo as¨ª, dijo ¡°aqu¨ª¡±. Aqu¨ª no es rom¨¢ntico, aqu¨ª es una mierda. Al d¨ªa siguiente llam¨¦ a Tom C. Avenda?o y le dije dos cosas: ¡°No me presentes nunca m¨¢s a nadie y, por favor, ay¨²dame a buscar piso¡±. Obviamente, no hizo ninguna de esas dos cosas.
Llevo desde los primeros d¨ªas en ICON. Para m¨ª esta revista es como ese conejo que trae el abuelo a casa y le coges cari?o, pero sabes que un d¨ªa aparecer¨¢ en una cazuela. Lo malo es que no me gusta la carne de conejo, por lo que no me quedar¨¢ ni el consuelo de llenarme la panza con un buen ¨¢gape. Casi mejor no comer, que tengo que hacerme un traje a medida en Sicilia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
