El 20 de abril en el que descubr¨ª que no soy ¡®millennial¡¯
De los de antes, de los que en aquellos noventa escuchamos a Celtas Cortos, quedan muchos (pero han cambiado, y mucho)
Si al escuchar "20 de abril" respondes autom¨¢ticamente "hola, chata, ?c¨®mo est¨¢s?", ya no eres tan joven. Mi primera intenci¨®n era hablar del concierto que los Celtas Cortos dieron en la murciana ?guilas, alg¨²n verano de los a?os noventa. Seguramente fue uno de los primeros conciertos a los que asist¨ª (antes de ese, me qued¨¦ dormido en las rodillas de mi madre en uno de Phil Collins en la plaza de toros de Las Ventas). Este fue en Las Delicias, una playa abarrotada de gente, mayores para mi yo de entonces. Y en este ejercicio de memoria he descubierto que ahora ese se?or mayor soy yo.
Pensaba contar que el heterog¨¦neo grupo que conforman los millennials ten¨ªa un pasado oscuro no documentado, era dif¨ªcil hacerse fotos y r¨¢pido en un concierto cuando el siglo XX estaba a punto de acabar; y que, desde luego, era imposible compartirla inmediatamente con los amigos, lo hac¨ªas cuando revelabas el carrete (s¨ª, las c¨¢maras ten¨ªan una pel¨ªcula con principio y final). Pero, en esas, he descubierto que ni siquiera puedo considerarme millennial. Los que para ir a ese concierto tuvimos que llamar al telefonillo para que dejaran bajar a los amigos ¡ªa gritos desde la calle en el peor de los casos¡ª, estamos englobados en una generaci¨®n bisagra que se llama xennials, a medio camino entre la generaci¨®n X, la que llor¨® cuando se muri¨® Kurt Cobain, y los propios?millennials, que no saben el miedo que se pasa llamando al fijo de una casa para preguntar por la persona que te gusta. M¨¢s concretamente: los nacidos entre 1977 y 1983.?
Tres d¨¦cadas despu¨¦s es dif¨ªcil escribir sobre ese concierto. Adem¨¢s de la gente, el mar, la playa y un escenario peque?o (por la distancia), no podr¨ªa hablarles del repertorio de los Celtas. Doy por hecho que Jes¨²s Cifuentes pregunt¨® desde el micr¨®fono si la chata estaba sorprendida porque le escribiera despu¨¦s de tanto tiempo; s¨ª recuerdo que el grupo deb¨ªa su nombre a una marca de tabaco, porque a los xennials?todav¨ªa nos mandaban a comprar tabaco sin que supusiera un esc¨¢ndalo. Hasta llamar chata a alguien estaba bien visto.?
Esta generaci¨®n, a la que me he tenido que apuntar este 20 de abril de 2018 por culpa de los Celtas Cortos, creci¨® en la calle jugando a las chapas y se recluy¨® en casa con la llegada del IRC y el Messenger. Los xennials aprendieron a usar Internet y a bajarse m¨²sica de manera ilegal cuando no hab¨ªa ni Youtube ni Spotify, y mucho despu¨¦s de que Cifu confesara que la m¨²sica no le cansaba, aunque estuviese vac¨ªo.?
El concierto de los Celtas de alg¨²n verano de los noventa es un recuerdo mezclado con otras muchas vacaciones en ?guilas en las que pasamos de hacer carreras en bici (como Pancho o El Pira?a) a las risas de los bares, para discutir?si la caba?a era de "Turbo", de "Turmo", o, como es mi caso, de "turno", en demasiado poco tiempo.?De los de antes, de los xennials que fuimos a ese concierto, quedan muchos, pero han cambiado. ?Y tanto que han cambiado!?
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