Un regreso
En Espa?a el retorno de Walter Benjamin vino de la mano de Jes¨²s Aguirre, en la editorial Taurus, all¨¢ por 1971
De entre los grandes talentos del siglo XX, la singular peripecia de Walter Benjamin lo sit¨²a en un plano original y ¨²nico. No solo porque se ha convertido en el fil¨®sofo m¨¢s respetado y le¨ªdo de la Europa previa a la II Guerra Mundial, sino porque se ha ido transfigurando a lo largo de los a?os como uno de esos personajes de pel¨ªcula fant¨¢stica que sufren una metamorfosis a la vista del p¨²blico, como el Hombre Lobo o Mister Hyde. Cuando muri¨®, en 1940, era impensable que se convirtiera en un faro universal. Algunos de sus escritos solo se publicaron en 1955, pero su editor, T. W. Adorno, produjo un primer retrato de Benjamin que se parec¨ªa sospechosamente a T. W. Adorno. Hasta 1972 no se edit¨® con seriedad una aceptable colecci¨®n de sus ensayos, esta vez ya con cara de Benjamin, aunque tocado con la gorra de los marineros de Kronstadt. En otras ediciones parciales, Benjamin, en cambio, llevaba la kip¨¢ hebrea y casi jas¨ªdica cosida por Gershom Scholem. El pensador iba tomando los sucesivos rasgos del editor de un modo estupendo.
En Espa?a, su retorno vino de la mano de Jes¨²s Aguirre en la editorial Taurus, all¨¢ por 1971. Aguirre fue otro gran transformista. De ser el hijo de una honrada limpiadora de escaleras pas¨® a jesuita; luego, a experto en filosof¨ªa alemana; luego, a director de Taurus, y, finalmente, como el gusanillo que acaba volando con fastuosas alas de mariposa, a duque de Alba. Aquellas ediciones del duque, en Taurus, fueron leyenda durante la Transici¨®n. Ahora regresa el sello Taurus con unas Iluminaciones de Benjamin felizmente revisadas y editadas, con pr¨®logo y notas imprescindibles, obra de Jordi Ib¨¢?ez. Un nuevo rostro, un nuevo avatar, igual su grandeza y altura, pero esta vez no se parece a Jordi Ib¨¢?ez. ?O s¨ª?
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