Una Europa ingobernable
Antes de ampliar m¨¢s la UE hay que reformarla y, al menos, eliminar el derecho de veto de los Estados miembros
Si la Uni¨®n Europea existe todav¨ªa en 2025, tendr¨¢ por lo menos 31 socios. Serbia y Montenegro est¨¢n negociando ya la adhesi¨®n y es posible que Albania y Montenegro lo hagan pronto, dado que Bruselas, en la persona de Federica Mogherini, acaba de recomendar a los Gobiernos que inicien las negociaciones de aqu¨ª al mes de junio. A medio plazo, podr¨ªa llegarles el turno incluso a Kosovo y a Bosnia. Aunque algunas capitales preferir¨ªan que el proceso fuera m¨¢s despacio, en el fondo nadie en Europa est¨¢ en contra de la integraci¨®n de los Balcanes occidentales. Est¨¢ demasiado fresco el recuerdo de la guerra que ensangrent¨® la regi¨®n despu¨¦s de la ca¨ªda de la antigua Yugoslavia; son demasiado palpables las tensiones que todav¨ªa atraviesan la zona. Aun as¨ª, hace dos semanas Emmanuel Macron advirti¨® ante el pleno del Parlamento Europeo: nada de nuevas ampliaciones hasta que no reformemos Europa.
Nadie puede acusar al presidente franc¨¦s de antieurope¨ªsta, ni tampoco puede pensar nadie que prefiere dejar los Balcanes a merced de sus pulsiones hist¨®ricas e incluso contagiarlas a Europa. Lo que dice es otra cosa, y es algo muy oportuno. Ya la Uni¨®n Europea actual, de 28 miembros, es ingobernable. No por culpa de la burocracia de Bruselas ¡ªcuyas pol¨ªticas, con sus virtudes y sus defectos, aspiran a mejorar la vida de los ciudadanos¡ª, sino de los Gobiernos, que se encuentran separados por dos l¨ªneas divisorias. Por un lado, la Europa del Norte y la Europa del Sur llevan a?os discutiendo sobre las reformas imprescindibles para perfeccionar el euro, sin que hayan conseguido ponerse de acuerdo. Por otro, la Europa del Oeste y la Europa del Este se enfrentan por los inmigrantes y por cualquier idea que permita dar nuevo impulso a la integraci¨®n europea. La inercia de la UE se debe a estas fisuras, y el resultado es un inmovilismo que es, al mismo tiempo, causa y efecto del avance de los populismos en todo el continente. Este es el tel¨®n de fondo sobre el que se desarrolla la pelea m¨¢s importante de todas, la que determinar¨¢ cu¨¢l ser¨¢ la identidad social de Europa en el futuro: ?permanecer¨¢ anclada a las democracias liberales o se rendir¨¢ a las democracias iliberales presentes ya en algunos pa¨ªses como la Hungr¨ªa de Viktor Orb¨¢n?
Los Gobiernos se encuentran separados por dos l¨ªneas divisorias. Por un lado, la Europa del norte y la? del sur? y, por otro, la Europa del oeste y? la del este
La batalla decisiva de este enfrentamiento trascendental se librar¨¢ en las elecciones europeas de mayo de 2019. Con los partidos asociados a la familia socialista en ca¨ªda libre, tras los comicios del pr¨®ximo a?o el Parlamento Europeo podr¨ªa despertarse con una mayor¨ªa euroesc¨¦ptica, populista y dirigida por la extrema derecha. Con el fin de evitar esa situaci¨®n (y para tener peso en la disputa de los cargos de la UE), Macron est¨¢ trabajando en la construcci¨®n de su propio partido de ¨¢mbito continental, Europa en Marcha. Su intenci¨®n es fusionarse con los liberales, arrebatar votos a populares y socialistas y aliarse con fuerzas nuevas como Ciudadanos para, de esa forma, hacer realidad su ambici¨®n de obtener el segundo lugar en las elecciones europeas, por detr¨¢s de los populares, y reducir el margen de maniobra de los euroesc¨¦pticos. Macron es el ¨²nico dirigente que todav¨ªa piensa en reformar la Uni¨®n, que habla sinceramente de darle una nueva soberan¨ªa y volver a hacerla respetable ante los ciudadanos. Es un proyecto digno de elogio que topa con la desconfianza de sus colegas, incluida Angela Merkel, y con la debilidad pol¨ªtica de sus aliados naturales en esta cruzada, Italia y Espa?a.
Macron tiene raz¨®n: antes de ampliar m¨¢s la Uni¨®n Europea, hay que reformarla. Por lo menos, hay que eliminar el derecho de veto de los Estados miembros y aumentar el n¨²mero de decisiones aprobadas por mayor¨ªa, porque, de no ser as¨ª, Europa se volver¨¢ cada vez m¨¢s ingobernable. Antes de pensar en la ampliaci¨®n hacia los Balcanes, para la que hay una perspectiva de siete u ocho a?os como m¨ªnimo, es necesario planear esa reforma ¡ªa la que hay que a?adir al menos la del euro y la de las pol¨ªticas migratorias¡ª de aqu¨ª a 2019.
Todos hablan de ello pero, aparte de Macron, nadie tiene el valor de decirlo con verdadera convicci¨®n, porque prefieren anteponer las peleas pol¨ªticas a corto plazo a una verdadera visi¨®n de futuro. La actual clase dirigente europea debe pasar de las palabras a los hechos, si no quiere correr el riesgo de acabar barrida del mapa pol¨ªtico del continente. Y con ella, la propia Uni¨®n Europea.
Alberto D'Argenio es corresponsal de La Repubblica en Bruselas.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)
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