A la hora de comer, ?al roc¨®dromo!

EN PAR?S, ciudad dada a sacar rendimiento a todo, un nuevo m¨¦todo antiestr¨¦s laboral se est¨¢ poniendo de moda: la escalada. Ahora, en la pausa del mediod¨ªa, lo que se lleva es trepar muros sin necesidad de desplazarse a la monta?a ni comprar arneses o piolets.

Salgo de clase a las 12.30 y tomo el metro en Louvre-Rivoli, l¨ªnea directa hasta Nation, donde me espera Alberto, habituado al estr¨¦s y al desestr¨¦s y curtido en mil batallas de rugby, que me cuenta que el indoor climbling es frecuente en Estados Unidos y Reino Unido y que en 2020 ser¨¢ deporte ol¨ªmpico. As¨ª entramos en Arkose, primer blocpark de Par¨ªs. Mil metros cuadrados de una antigua manufactura textil donde caben m¨¢s de 200 m¨®dulos que imitan recias pendientes y cumbres por conquistar. Arkose es la sucess story de un concepto innovador y ¨¦tico que responde a las expectativas de un p¨²blico urbano y preocupado por el medio ambiente que pretende desarrollarse dentro de un compromiso ecol¨®gico y social. Est¨¢ presente en ocho ciudades (Par¨ªs, Montreuil, Burdeos, Massy, Annemasse, Marsella, Ly¨®n y Villeurbanne) y se prev¨¦n seis aperturas m¨¢s para 2018.

Nos cambiamos de ropa. En la sala veo a j¨®venes que se caen y se r¨ªen ajenos a beneficios y balances. Mientras afuera la ciudad se llena de prisas y en el vecino Chez Prosper vuelan las hamburguesas y los tiramis¨²s de nutella, emprendo un viaje vital hac¨ªa mi interior en un ins¨®lito universo de senderos escarpados, entregado a la ret¨®rica alpina, encerrado al aire libre. En un panel leo: ¡°J¨®venes neourbanos, venid a descubrir ¡°the new outside¡± en este enclave de vida de barrio. Invitamos a esp¨ªritus libres a una nueva forma de escalar. Ni?os y adultos, escaladores o no escaladores, regalaos un momento de distensi¨®n".

Me froto las manos de magnesio y trato de imitar a Alberto, que me recuerda a Huckleberry Finn, cuando sub¨ªa a la caba?a de su ¨¢rbol en tres segundos. Me caigo, pero no duele. El suelo es acolchado. Alguien me ayuda a levantarme y me aconseja. Qu¨¦ bien me trata la naturaleza. Sin duda Hemingway se pedir¨ªa aqu¨ª un margarita. Tras media hora de desaf¨ªos f¨ªsicos y mentales, en el resto bar del blocpark comemos biol¨®gico y departimos con otros habituales, que se ajustan la corbata antes de despedirse de la comunidad.

De vuelta leo en The Guardian que el indoor climbing no solo es la forma m¨¢s segura de practicar un deporte concebido como extremo sino tambi¨¦n un modo de vida. La euforia que me invad¨ªa antes se va diluyendo. Preparo la clase con el Curso de literatura europea de Nabokov, y leo lo subrayado: ¡°En realidad toda ficci¨®n es ficci¨®n. Todo arte es enga?o. Toda realidad es relativa. Flaubert armoniza su novela mediante la fuerza interior del estilo¡±. La fuerza interior del estilo. Qu¨¦ maravilla. Me levanto a hacer unas fotocopias. Con las articulaciones r¨ªgidas pienso en el cap¨ªtulo en que de Emma Bovary, personaje m¨¢s estresado que todos nosotros juntos, sube a un caballo y atraviesa un bosque para encontrarse con su amante y al d¨ªa siguiente ni siquiera tiene agujetas, y entiendo por fin que literatura y vida no son lo mismo. Qu¨¦ estr¨¦s de ocio.