Familias de acogida: medicina para los ni?os que necesitan un hogar
El a?o pasado se cumplieron tres d¨¦cadas de la puesta en marcha de este sistema de atenci¨®n a menores
El a?o pasado se cumplieron tres d¨¦cadas de la aprobaci¨®n de la Ley 21/87 que inici¨® la regulaci¨®n legal del acogimiento familiar en Espa?a, una medida de protecci¨®n de la infancia que tiene como objetivo evitar la institucionalizaci¨®n de los ni?os que no pueden continuar conviviendo con sus progenitores. En la actualidad el acogimiento puede llevarse a cabo en familia extensa o ajena y en tres modalidades (urgente, temporal o permanente) que se han ido definiendo en las reformas posteriores a dicha ley de cara a cubrir las necesidades de los ni?os y las familias.
A diferencia del acogimiento en otros pa¨ªses, el sistema espa?ol se caracteriza por su estabilidad y permanencia, siendo las tasas de interrupci¨®n o ruptura de las m¨¢s bajas a nivel internacional. ¡°Muchas veces los ni?os alcanzan en las familias de acogida la mayor¨ªa de edad porque las situaciones en las familias biol¨®gicas no se resuelven tan f¨¢cilmente en la mayor¨ªa de los casos. Un ni?o que crece en una familia de acogida llega a los 18 a?os como un miembro m¨¢s de esa familia, mientras que los que crecen en centros de menores con 18 a?os est¨¢n en la calle, sin recursos, sin tener a d¨®nde ir¡±, explica Mar¨ªa Arauz, vicepresidenta de Asociaci¨®n Estatal de Acogimiento Familiar (ASEAF) y de la Asociaci¨®n de acogedores de menores de la Comunidad de Madrid (ADACAM) y autora del libro Adivina qui¨¦n llama a la puerta (TAGUS), publicado en 2015 y que recopila cinco historias reales de acogimientos familiares.
Precisamente de acogida permanente es la familia formada actualmente por los burgaleses Asunci¨®n Turzo y Lorenzo Alonso, quienes llevan media vida dedicados al voluntariado y a la cooperaci¨®n internacional. Tras informarse y formarse en Cruz Roja hicieron su ofrecimiento formal hace ya casi cinco a?os para ser familia de acogida. Tras varias entrevistas obtuvieron el certificado de idoneidad y tres meses despu¨¦s recib¨ªan una llamada con la propuesta de su primer acogimiento: uno temporal de un mes de duraci¨®n, para dos hermanos de siete y nueve a?os que ya estaban en familias de acogida por separado y que hab¨ªan solicitado un respiro, un recurso al que tienen derecho las familias cuando necesitan delegar los cuidados por causa de fuerza mayor.
Antes de que terminara el mes ya hab¨ªan sido citados para un nuevo acogimiento. Esta vez durar¨ªa mes y medio y ser¨ªa para una ni?a de cuatro a?os con una enfermedad degenerativa y cuya familia de acogida hab¨ªa solicitado tambi¨¦n un respiro por el nacimiento de un hijo biol¨®gico. Resueltos los anteriores, lleg¨® la posibilidad de acoger a tres hermanos de 4, 14 y 17 a?os. ¡°El proceso dur¨® un par de meses, por lo extraordinario de que fuera un acogimiento m¨²ltiple y de adolescentes. Tras un periodo de acoplamiento que a nosotros se nos hizo eterno, vinieron definitivamente a nuestra casa, hace ya cuatro a?os. A revolverlo todo, y a poner nuestras vidas patas arriba¡±, cuenta Asunci¨®n, quien adem¨¢s acaba de ser madre de una ni?a de un a?o.
Una medida de protecci¨®n compleja y desconocida
Si bien en la adopci¨®n hay una figura jur¨ªdica por la que el ni?o pasa a formar parte de una nueva familia a la vez que desaparece su pasado en cuanto a relaci¨®n con la familia biol¨®gica, en el acogimiento familiar es la administraci¨®n, tras una declaraci¨®n de desamparo, la que asume la tutela de un ni?o. ¡°En esta medida de protecci¨®n la relaci¨®n entre la administraci¨®n, la familia biol¨®gica y la familia acogedora se mantiene durante todos los a?os que dure esa protecci¨®n. Y en el centro de todo ello est¨¢ el ni?o en una situaci¨®n de vulnerabilidad. Por eso es una medida compleja¡±, explica Mar¨ªa Arauz.
La mencionada complejidad y el escaso conocimiento social de esta medida han propiciado a lo largo de los ¨²ltimos a?os la creaci¨®n de asociaciones de familias acogedoras, una forma de unir a personas ¡°que recorren un camino muy solitario y que necesitan compartir experiencias y conocer de qu¨¦ apoyos disponen¡±. Adem¨¢s, seg¨²n explica la vicepresidenta de ASEAF y ADACAM, al ser una medida relativamente novedosa esta ¡°no se gestiona todo lo bien que se debiera por parte de las administraciones y no se le dedican los recursos necesarios¡±.
Desde las asociaciones tambi¨¦n se trabaja en dar visibilidad al acogimiento y en romper con los falsos mitos y prejuicios sociales, muchos de ellos vinculados al retorno de los ni?os a sus familias de origen, lo que provoca que muchas familias prefieran optar por la adopci¨®n por temor a que les ¡°quiten¡± el ni?o. ¡°Aunque la primera opci¨®n que se baraja siempre es el retorno, el objetivo de esta medida de protecci¨®n no es el retorno, sino garantizar al ni?o un entorno de seguridad. Si ese entorno de seguridad se restablece en su familia de origen, se produce el retorno, pero no es algo f¨¢cil ni tan obvio¡±, afirma Arauz. Tanto es as¨ª que la realidad es que muy pocos retornan, sobre todo cuando se trata de acogimientos indefinidos.
A Concha Velasco y Patricio Medina la adopci¨®n de sus dos hijos en 2013 les hizo replantearse tambi¨¦n la posibilidad de convertirse en familia de acogida. Tres a?os despu¨¦s llegaba a sus vidas un ni?o que hoy tiene cinco a?os y que hab¨ªa pasado a?o y medio institucionalizado. ¡°Ten¨ªamos claro que quer¨ªamos implicarnos en los cuidados y por eso escogimos la acogida permanente. Son ni?os cuyo futuro es muy incierto¡±, recuerda Concha, quien admite que el acogimiento sigue siendo una figura estigmatizada y que cuesta hacer entender al entorno: ¡°Nos aburren los lugares comunes, el ¡°?y si te lo quitan?¡±. Intentamos explicar qu¨¦ significa la acogida, pero a menudo dejamos la pedagog¨ªa y les decimos que s¨ª, como a los locos, aun sabiendo que si llega ese d¨ªa nos partir¨¢ el alma y tendremos que reconstruirnos y reconstruir a los abuelos y a nuestros hijos. Cuando nos vemos animados tratamos de explicar que le acompa?aremos lo que la vida nos deje, si hace falta hasta que tengamos que echarles a patadas de casa con treinta a?os. Alguien nos coment¨® en una charla que los hijos no son realmente tuyos, y es cierto, si te paras a pensarlo, de eso trata la crianza: de dejarte la vida en ello hasta que decidan marcharse¡±.
Aunque se puede escoger la edad y las caracter¨ªsticas de salud de los ni?os a acoger, en el caso de Asunci¨®n y Lorenzo siempre han tenido claro que acoger no es un derecho de los adultos para ser padres, sino de los ni?os a ser acogidos, por lo que no pusieron tope de edad ni l¨ªmite en la salud. Laura, la mayor de los hermanos, ha cumplido los 21 con ellos y pese a los malos momentos, que los ha habido, reconoce que su familia de acogida, por la que se siente muy querida, ¡°es un sue?o hecho realidad¡±: ¡°Puedo decir que son mis padres hoy y que lo ser¨¢n cuando deje de convivir con ellos¡±.
Pobre el riesgo de que algunas familias puedan entender el acogimiento como una forma de rellenar unas necesidades personales tambi¨¦n trabajan las asociaciones. En ese sentido divulgan para que se entienda realmente lo que es el acogimiento y las motivaciones que te tienen que llevar a ¨¦l. ¡°La infancia es la patria del hombre. Un ni?o que es feliz en su infancia, que se siente seguro, que establece v¨ªnculos sanos, ya est¨¢ salvado para siempre, como dec¨ªa Dostoievsky. Es importante pensar que cuando acoges vas a abrir tu vida a un ni?o que sin ninguna culpa ha tenido unas circunstancias adversas, y tiene derecho a crecer sinti¨¦ndose seguro y querido¡±, destaca Mar¨ªa Arauz.
Vocaci¨®n por la infancia y gran generosidad, los puntos de uni¨®n de estas familias
Para dar a conocer lo que es el acogimiento familiar la periodista Olvido Mac¨ªas publicaba en 2017 ¡®Hogares compartidos¡¯ (VIVA), un libro que recoge los testimonios de 27 familias que han vivido esta experiencia. ¡°Todas las familias que acogen tienen un nexo en com¨²n: un coraz¨®n como una catedral. Son gente con una generosidad muy grande, aunque ellos digan que reciben m¨¢s de lo que dan¡±, explica la autora.
Mar¨ªa Arauz, por su parte, opina que las familias de acogida son todas muy distintas entre s¨ª a todos los niveles (ideol¨®gico, cultural, socioecon¨®mico), pero que en general tienen ¡°una vocaci¨®n por la infancia y una sensibilidad especial al conocer estas realidades¡±.
Para Asunci¨®n Turzo a todos ellos les unen las ganas de ayudar, ¡°de mejorar la vida de personas que no han tenido suerte, de ni?os con historias de vida muy duras¡±. Y no lo han tenido nada f¨¢cil. En el acogimiento de los tres hermanos ha habido fugas y agresividad por parte de uno de los menores. ¡°Vienen muy da?ados, y repararlos es dif¨ªcil. Muy dif¨ªcil¡±. Pese a que ellos han contado en todo momento con el apoyo incondicional de su familia, cuando en su entorno los han visto al l¨ªmite les han pedido que abandonaran, algo a lo que ellos siempre se han negado. ¡°Resulta que esto no es un contrato, aunque si se firmen un mont¨®n de hojas por ambas partes. Somos su familia, todo cuanto tienen, por lo que es importante nuestra responsabilidad porque otra experiencia negativa en sus cortas vidas tendr¨ªa consecuencias muy negativas¡±, lamenta Asunci¨®n.
Incide Olvido Mac¨ªas en que un ni?o siempre va a estar mejor en una familia de acogida que en un centro de menores y recuerda una frase del psic¨®logo norteamericano Urie Bronfenbrenner: ¡°Un ni?o necesita un adulto que est¨¦ loco por ¨¦l y que se lo demuestre¡±. Para Mac¨ªas ¡°la mejor forma¡± de que estos ni?os crezcan sanos y curen muchas heridas es una familia de acogida, ya que ¡°cuando estos ni?os llegan a una familia equilibrada y que los quiere comprueban en primera persona qu¨¦ es una familia¡±.
M¨¢s apoyo institucional y social
Desde las asociaciones de acogimiento familiar lamentan la falta de apoyo institucional. Menciona Mar¨ªa Arauz la existencia de una ayuda econ¨®mica sujeta a aprobaci¨®n anual en los presupuestos, pero que ni siquiera es un derecho del ni?o a la hora de firmar el contrato de acogimiento. ¡°Anualmente se aprueban unas subvenciones que suelen girar alrededor de los 2.000€ al a?o, algo absolutamente rid¨ªculo y simb¨®lico, sobre todo si tenemos en cuenta que un ni?o en una administraci¨®n implica un coste de 3.000€ mensuales¡±.
Matiza no obstante la vicepresidenta de ASEAF y ADACAM que lo que reclaman no es sola la ayuda econ¨®mica (¡°que ayudar¨ªa a que muchas m¨¢s familias se animasen a acoger¡±), sino tambi¨¦n ayudas de apoyo psicoterap¨¦utico para los ni?os, que en la gran mayor¨ªa de casos necesitan de un profesional que entienda lo que han vivido y les ayude: ¡°Eso tampoco se est¨¢ dando, as¨ª que muchas familias tienen que costear ellas mismas los tratamientos¡±.
Asunci¨®n, por ¨²ltimo, se muestra muy cr¨ªtica en cuanto al apoyo institucional porque asegura que no han recibido el acompa?amiento que han necesitado: ¡°Se trata de una parentalidad terap¨¦utica y como tal hubi¨¦ramos precisado de m¨¢s ayuda. La sensaci¨®n de muchas familias es que una vez colocados los menores, se olvidan del caso¡±.
El reto pendiente pasa por tanto por aumentar la calidad de los apoyos a las familias y por dar al acogimiento la consideraci¨®n de herramienta imprescindible y necesaria para la protecci¨®n de la infancia.
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