Y entonces lleg¨® el arte
Cualquiera puede ser consciente de lo importantes que son las ciencias, la lengua o las matem¨¢ticas. Sin embargo, pocas veces se dice lo mismo de un cuadro, de una escultura o de un poema. La belleza de las peque?as cosas tambi¨¦n cuenta, y es algo que hoy en d¨ªa cada vez cuesta m¨¢s ver. Por eso, enseguida se asombran cuando decimos que queremos ser pintores o m¨²sicos, que querr¨ªamos estudiar filosof¨ªa o que nuestro mayor sue?o es ser actores. ¡°?Y eso para qu¨¦, si no tiene salida?¡±. Si fu¨¦ramos m¨¢s conscientes de lo que el arte nos aporta a todos y cada uno de nosotros como persona, entonces tal vez cambiar¨ªa nuestro punto de vista. Solamente unos pocos pueden apreciar la intensidad en el beso de Gustav Klimt, o la luminosidad de la noche que Van Gogh imagin¨®, o incluso la persistencia de Dal¨ª. Pensemos en el saber que rompe con el orden y las normas. Si la ciencia mantiene vivo al cuerpo y la filosof¨ªa a la mente, el arte mantiene vivo al esp¨ªritu.¡ª Luc¨ªa Andr¨¦s Edo. Valencia.
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