El autor de ¡®Por qu¨¦ los hombres violamos¡¯ responde a las cr¨ªticas
Mi objetivo era criticar el determinismo biol¨®gico y subrayar que el entorno sociocultural es la clave sobre la que podemos actuar
Muchos lectores de EL PA?S se sintieron molestos por mi art¨ªculo "Por qu¨¦ los hombres violamos". Lamento profundamente las molestias causadas, porque soy el responsable ¨²ltimo de las mismas. Me entristece que un art¨ªculo destinado a generar debate active sentimientos de repulsa e ira.
Naturalmente (o m¨¢s bien podr¨ªamos decir culturalmente), muchos han interpretado que un art¨ªculo que menciona las ra¨ªces biol¨®gicas de la violencia masculina es una "justificaci¨®n" de la misma. Pero el objetivo de mi columna era precisamente criticar el determinismo biol¨®gico y subrayar que el entorno sociocultural es clave. La clave sobre la que podemos actuar.
Mi art¨ªculo era desagradable. Pero escudri?ar los motivos de los comportamientos m¨¢s horrendos no quiere decir justificarlos. ?O acaso justifican el terrorismo los cientos de art¨ªculos que tratan de entender por qu¨¦ hay terroristas suicidas? Explicar no es lo mismo que justificar. Sino todo lo contrario. Explicar es la ¨²nica manera de avanzar en la lucha contra un problema social tan intrincado como la violencia sexual contra las mujeres. Y las medidas esbozadas en mi art¨ªculo ¨Csobre educar en igualdad de g¨¦nero¨C se derivan justamente de estudios valientes que se han atrevido a indagar los condicionantes de los comportamientos m¨¢s horribles.
Mi art¨ªculo era inc¨®modo. Recog¨ªa, con un margen para la interpretaci¨®n subjetivo (y criticable), las conclusiones de muchas investigaciones sobre posibles catalizadores sociales de la violencia masculina. Todos discutibles. Porque en ciencia no hay verdades absolutas. Y toda afirmaci¨®n puede contradecirse si los datos apuntan a lo contrario.
De hecho, algunos de los argumentos del art¨ªculo surgen de investigaciones que han encontrado resultados inesperados. Por ejemplo, que una mayor proporci¨®n de mujeres en un entorno puede aumentar la probabilidad de que los hombres adopten comportamientos m¨¢s violentos. Durante mucho tiempo se hab¨ªa cre¨ªdo lo contrario. Por su parte, la investigadora Kate Ratliff, autora de experimentos sobre c¨®mo el ¨¦xito de las mujeres afecta a la autoestima de sus parejas masculinas, tambi¨¦n se qued¨® sorprendida. No esperaba ese hallazgo. Pero un cient¨ªfico debe estar preparado para que la realidad le golpee en la cara. Y nosotros como lectores, votantes y miembros de una sociedad democr¨¢tica tambi¨¦n debemos estar dispuestos a que los datos puedan cambiar nuestros prejuicios, incluso los mejor intencionados.
Personalmente, creo que la sentencia a ¡°la manada¡± es incomprensible. La reacci¨®n de indignaci¨®n colectiva frente a la misma es una muestra leg¨ªtima del malestar de muchos ciudadanos ante lo que perciben como una situaci¨®n de indefensi¨®n de las mujeres en nuestro pa¨ªs. Y esa indignaci¨®n puede ser ¨²til como palanca de mejoras en las pol¨ªticas de igualdad. Pero trasladar esa indignaci¨®n hacia cualquier manifestaci¨®n p¨²blica que no se ajuste a un determinado discurso sociopol¨ªticamente correcto es contraproducente. ?Qui¨¦n se atrever¨¢ a analizar los problemas desde ¨¢ngulos distintos, a buscar soluciones innovadoras, o a, como dicen los anglosajones, ¡°pensar fuera de la caja¡±?
Necesitamos un debate sobre las causas y soluciones a la violencia machista que sea sereno y est¨¦ abierto a todo tipo de perspectivas. Eso nos permitir¨¢ focalizar las acciones, como identificar grupos vulnerables y programas educativos espec¨ªficos. Es lo que hacen en los pa¨ªses n¨®rdicos, dise?ando proyectos heterog¨¦neos sobre igualdad de g¨¦nero desde las guarder¨ªas hasta los lugares de trabajo. As¨ª insertan la perspectiva de g¨¦nero en la cotidianeidad. Si, por el contrario, fomentamos un debate cerrado y visceral, mantendremos la perspectiva de g¨¦nero en la excepcionalidad. En la trinchera, sin llegar al hogar, el trabajo o la escuela. Tendremos muchos tuits ocurrentes contra supuestos enemigos, pero pocas medidas imaginativas contra el problema real.
Para los interesados en puntos concretos de mi art¨ªculo, he aqu¨ª algunas referencias:
1. Mi art¨ªculo empezaba con una cr¨ªtica, no apoyo, a las explicaciones biol¨®gicas. Apunto que, si la biolog¨ªa explicara la violencia, no ver¨ªamos ese descenso hist¨®rico en las tasas de criminalidad. Me baso en los datos popularizados por Steven Pinker. Sin embargo, a pesar de esa ca¨ªda generalizada de la violencia, son muchos los observadores que notan la pervivencia brutal de la violencia contra las mujeres.
2.Sobre que la testosterona ¡°en parte¡± (digo ¡°en parte¡±, no completa ni mayoritariamente) explica el comportamiento violento de los hombres, aqu¨ª unas referencias: ¡°One hormone relevant to poor self-regulation and aggression is testosterone (e.g., Archer et al., 2005; Mazur and Booth, 2014). Previous research suggests testosterone is linked to increased aggression and impulsivity. Indeed, exogenously administered testosterone in humans can augment sensitivity to reward (van Honk et al., 2004), reactivity to threats in regions of the brain associated with aggression (Goetz et al.,2014), and aggressive behavior (e.g., Pope et al., 2000)¡± de un art¨ªculo que, justamente, subraya que la testosterona tiene un efecto sobre la agresividad que depende de la cultura. Esta puede ¡°moderar los efectos conductuales de la testosterona¡±. Es la idea fundamental de mi art¨ªculo: el entorno sociocultural moldea la agresividad. M¨¢s sobre c¨®mo la testosterona facilita la agresividad, pero no es suficiente por s¨ª sola, aqu¨ª.
3. Sobre c¨®mo a los hombres el ¨¦xito de nuestras parejas nos mina la autoestima impl¨ªcita, el art¨ªculo que provoc¨® la pol¨¦mica es este:?Un resumen conciso, aqu¨ª.
4. Sobre c¨®mo la ratio hombres/mujeres afecta al comportamiento de los hombres, volvi¨¦ndose m¨¢s violentos cuando hay ¡°escasez¡± de hombres ha escrito Ryan Schacht. Por ejemplo, aqu¨ª?o aqu¨ª. Y aqu¨ª se?ala que "las tasas de crimen y violencia relacionadas con el apareamiento-esfuerzo son mayores cuando los hombres son relativamente escasos".
5. Sobre c¨®mo la cultura (es decir, no el determinismo biol¨®gico) puede cambiar esta situaci¨®n, este art¨ªculo donde se muestra que "un mayor empoderamiento social de las mujeres estar¨¢ asociado con menores diferencias de mortalidad entre hombres y mujeres". Uno de los autores, el ¨²nico que cito en mi art¨ªculo (y, lo siento, deber¨ªa haber mencionado a muchos m¨¢s), Daniel Kruger, explica aqu¨ª por qu¨¦ el patriarcado tambi¨¦n es malo para la salud de los hombres. Es un argumento interesante, porque, desde mi interpretaci¨®n, pone de manifiesto que esto no es una guerra entre hombres y mujeres, sino que todos podemos ganar si acabamos con el patriarcado. Y es as¨ª como concluyo mi art¨ªculo. Aunque, para el mercado de Twitter, supongo que es m¨¢s f¨¢cil concluir, como hacen algunos, que me preocupo s¨®lo de la salud de los hombres, menospreciando el sufrimiento de las mujeres.
6. El ¡°pol¨¦mico¡± t¨ªtulo que utilizo ¨CPor qu¨¦ los hombres violamos¨C es la adaptaci¨®n de un t¨ªtulo usado en art¨ªculos acad¨¦micos (Why Men Rape), como aqu¨ª o aqu¨ª. Poco original. Lo ¨²nico que a?ado es la primera persona del plural, porque creo que los hombres, ante la grav¨ªsima realidad de agresiones sexuales que ha revelado el #metoo (o el #cu¨¦ntalo) no podemos inhibirnos. Debemos reflexionar sobre este problema en primera persona.
7. Algunos me acusan de haberme ¡°centrado¡± en algunos factores psicosociales, en lugar de dar una visi¨®n m¨¢s general de todas las causas de la violencia machista. Y tienen raz¨®n. Mi intenci¨®n era focalizarme en unos pocos factores. Si acaso, el problema de mi columna es el opuesto: trato demasiados asuntos. Creo que centrarse en unas relaciones causales concretas es m¨¢s productivo que querer abordar de forma global un fen¨®meno tan complejo como son las agresiones sexuales. Y ya no digo en 330 palabras. S¨®lo podr¨ªa haber escrito vaguedades. Imag¨ªnense que hubiera resumido las investigaciones de c¨®mo el tabaco produce c¨¢ncer y alguien me contestara que mi art¨ªculo no vale porque se ¡°centra¡± en el tabaco y deja de lado otros factores, como la comida basura o la falta de ejercicio.
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