Es m¨¢s f¨¢cil sangrar que sudar
El encargo de Puigdemont a Torra es buscar la obediencia a un mandato democr¨¢tico que no existi¨®
Hay numerosos datos que indican que los dirigentes pol¨ªticos m¨¢s peligrosos son aquellos que tienen un plan, que generalmente guardan en secreto, para conseguir, en un plazo de cuatro a?os, la felicidad de todos sus ciudadanos. Son aquellos que apelan al sacrificio y, como dir¨ªa ir¨®nicamente la maravillosa escritora Flannery O¡¯Connor, piensan que es m¨¢s f¨¢cil sangrar que sudar.
Todo esto viene a que quiz¨¢s la idea de sacrificio, tan utilizada en pol¨ªtica, deportes y religi¨®n, est¨¦ un poco sobrevalorada. Sobre todo en pol¨ªtica y religi¨®n, porque al menos en deportes el coste del sacrificio suele recaer sobre uno mismo, mientras que en pol¨ªtica, en general, ese llamamiento implica que hay un mont¨®n de gente que se sacrificar¨¢ en beneficio de ese plan que, a la vuelta de la esquina, traer¨¢ la felicidad universal, o mejor a¨²n, que la traer¨¢ a generaciones venideras.
Sin embargo, la pol¨ªtica, afortunadamente, no trata de eso. No apela al sacrificio, ni mucho menos. Como explic¨® la fil¨®sofa Hannah Arendt, trata del ¡°estar juntos, los unos con los otros, los diversos¡±. La pol¨ªtica es conversaci¨®n entre diversos en busca de soluciones, aunque sean parciales o temporales, de cualquier problema. No tiene su punto de partida en la identidad, sino en la pluralidad; no afecta a las familias, sino a la comunidad. No se asienta sobre prejuicios, sino sobre su eliminaci¨®n o explicaci¨®n.
Por eso es tan desalentador que el candidato a la presidencia de la Generalitat, Joaquim Torra, no llegue a desempe?ar ese cargo con el encargo de hacer pol¨ªtica, sino convocado al sacrificio, seg¨²n palabras de Carles Puigdemont. Todo el procedimiento de elecci¨®n del candidato ha sido ins¨®lito: Puigdemont anuncia desde Berl¨ªn que habr¨¢ un presidente ¡°provisional¡±, diga lo que diga el Parlamento, y, para que quede claro, se explica que no se le permitir¨¢ (??) ocupar el despacho institucional del cargo.
Todo es bastante insoportable, pero, en virtud de los beneficiosos efectos de la pol¨ªtica (incluso sobre los presos), se podr¨ªa dejar de lado si el encargo que le ha hecho Puigdemont a Torra no fuera buscar la obediencia a un mandato democr¨¢tico que nunca existi¨®. Podemos pasar 60 a?os concentrados totalmente en el tema, pero las elecciones ¡°plebiscitarias¡± de 2015 no respaldaron la voluntad de independencia de los catalanes. Y la famosa consulta del 1-O no fue de ninguna manera un refer¨¦ndum, porque no existen los referendos sin garant¨ªas, ni los referendos ¡°peque?itos¡±, en los que m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n se queda en casa.
Quim Torra es independentista, pero ese no es el dato m¨¢s relevante. La independencia es un proyecto pol¨ªtico que, como cualquier otro, puede ser defendido pol¨ªticamente. Cierto que su colecci¨®n de tuits le se?alan como alguien particularmente malcriado. Pero eso tampoco es relevante. Lo relevante es si se trata de un decidido defensor del sacrificio o de un pol¨ªtico, y si comparte la extravagante idea del discurso de Puigdemont de que el Consejo de la Rep¨²blica instalado en Waterloo es un instrumento estupendo ¡°a disposici¨®n de todos los ciudadanos, compartan o no la idea de la independencia¡±. O peor a¨²n, si cree ese p¨¢rrafo seg¨²n el cual el ¡°mandato del 1-O construir¨¢ un pa¨ªs de libertades (¡) donde jubilados y jubiladas tengan pensiones dignas, los trabajadores salarios decentes, (¡) donde las inversiones p¨²blicas no hagan ciudadanos de primera y de segunda¡±, o si se ha le¨ªdo la Ley de Transitoriedad y si recuerda que muchos independentistas catalanes apoyaron que las Constituciones (la catalana llegado el d¨ªa, tambi¨¦n) obliguen, por encima de cualquier otro compromiso, a la estabilidad presupuestaria. Y si recuerda que ¨¦l mismo es miembro del grupo Reagrupament, una escisi¨®n de ERC en clave liberal, que pide dejar de lado esa tonter¨ªa de la derecha y la izquierda.
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