¡°?l ten¨ªa 28 a?os y yo, 18. Michael Stipe me ayud¨® a descubrir mi sexualidad y a asumirme como artista¡±
El neoyorquino Casey Spooner, mitad de Fischerspooner, tiene nuevo disco y muchas ganas de hablar sobre sexo como nunca antes o¨ªste a un m¨²sico
Casey Spooner acaba de mudarse a Par¨ªs. All¨ª pasa los d¨ªas y las noches en las terrazas de los caf¨¦s del alto Marais. Fumando y bebiendo en la v¨ªa p¨²blica, algo parecido a un acto radical de subversi¨®n para un estadounidense como ¨¦l. ?Qu¨¦ llev¨® a este neoyorquino ac¨¦rrimo a instalarse en la capital francesa? ¡°Acud¨ª al estreno de la obra de un amigo y beb¨ª demasiado en la fiesta posterior. Me despert¨¦ con demasiada resaca para ir al aeropuerto¡±, relata. Una raz¨®n de peso para quedarse. Mantenerse a una distancia prudencial de su presidente tampoco fue ajeno a la decisi¨®n. ¡°Es agradable poder alejarse de la pol¨ªtica estadounidense durante cinco minutos¡±, confirma.
Seg¨²n reza la leyenda, Fischerspooner debutaron a finales de los noventa con una actuaci¨®n improvisada en un Starbucks de Manhattan. No tardaron en rozar la gloria gracias a canciones como Emerge, peque?os himnos de aquella breve d¨¦cada encajada entre el 11-S y el derrumbe de la econom¨ªa mundial. Tras ocho a?os de silencio, han regresado con un ¨¢lbum distinto, Sir, m¨¢s centrado en la escritura confesional de Spooner que en la electr¨®nica agresiva de su compa?ero de fatigas, Warren Fischer.
"Conoc¨ª a un hombre que me dio latigazos. Fue mi primera experiencia con el sadomasoquismo. Termin¨® despertando el recuerdo de mi padre, que me pegaba con un cintur¨®n"
El vocalista admite que las relaciones bilaterales no siempre han ido como una seda. ¡°A veces sent¨ªa que no se respetaba mi trabajo como letrista. De hecho, durante este lapso quise dejar la m¨²sica, porque no me satisfac¨ªa ni en lo creativo ni en lo financiero. En general, prefiero trabajar en el arte, donde hay m¨¢s libertad y ambici¨®n intelectual¡±, sostiene. ?Por qu¨¦ cambi¨® de opini¨®n? ¡°Aunque este negocio sea un asco, somos buenos. Y aunque Warren me vuelva loco, somos buenos. Por eso volv¨ª¡±.
En esta ocasi¨®n cont¨® con otro aliado de peso: Michael Stipe, que acept¨® producir y coescribir el disco. El exl¨ªder de R.E.M. era un viejo conocido. En los ¨²ltimos ochenta coincidieron en una pista de baile en la ciudad natal de ambos, Athens (Georgia). Terminaron en la cama. ¡°Fue el primer sexo gay que tuve. Un sexo alucinante¡±, rememora. ¡°?l ten¨ªa 28 a?os y yo, 18. Michael me ayud¨® a descubrir mi sexualidad y a asumirme como artista¡±.
Las letras de Spooner se han vuelto tan expl¨ªcitas como su conversaci¨®n. Hablan de su regreso al mercado sentimental tras el final de una larga relaci¨®n. ¡°El amor est¨¢ siendo redefinido. La tecnolog¨ªa ha tenido un efecto enorme en nuestra psicolog¨ªa y nuestras emociones¡±, dice sobre el auge de aplicaciones como Grindr. ¡°Ahora todo el mundo posa desnudo ante la c¨¢mara. Ha habido un boom de la pornograf¨ªa y nuestra moral ha cambiado. Me parece fant¨¢stico vivir en una ¨¦poca en la que puedes conectar tan f¨¢cilmente con gente que es como t¨². La parte mala es la compulsi¨®n, la soledad y las falsas ilusiones que todo esto comporta¡±, reflexiona.
Spooner, que roza los 50, dice vivir ¡°su periodo m¨¢s sexual¡±. Su juventud fue lo opuesto a eso, por el temor que sent¨ªa a la epidemia del sida. ¡°Crec¨ª en el sur de Estados Unidos en los ochenta, con miedo y verg¨¹enza respecto a mi sexualidad. Mi ¨²nica gu¨ªa fueron los medios mainstream, que te dec¨ªan que si eras gay ibas a morirte¡±, recuerda.
¡°Ahora tener sexo es m¨¢s f¨¢cil que entonces. Adem¨¢s, tomo PrEP, esa droga que evita la transmisi¨®n del VIH, lo que ha disipado mi miedo al sexo¡±. Dice estar rodeado de decenas de j¨®venes adictos al sexo r¨¢pido mediante geolocalizaci¨®n. ¡°Pero todos se sienten terriblemente solos. Hace unos a?os se hubieran metido en relaciones estables. Ahora eso se complica, porque tienen ante s¨ª opciones sexuales infinitas. Siempre hay otro t¨ªo, uno nuevo, uno mejor¡¡±.
¡°Ahora tener sexo es m¨¢s f¨¢cil que entonces. Adem¨¢s, tomo PrEP, esa droga que evita la transmisi¨®n del VIH, lo que ha disipado mi miedo al sexo¡±
Sus canciones describen un nuevo orden sentimental, un neoliberalismo de los afectos donde nadie es irremplazable y la intimidad se ha convertido en un bien que escasea. ¡°No es solo por la tecnolog¨ªa, sino tambi¨¦n por los aspectos m¨¢s oscuros de la masculinidad, como una competitividad y una agresividad propias del deporte¡±, diagnostica. ¡°Ah¨ª est¨¢ el ¨¦xito de las franquicias de gimnasios caros, que son como clubes sociales a los que te unes para encontrar cinco novios, un trabajo mejor y un aumento, gracias al que conseguir¨¢s un apartamento m¨¢s bonito y podr¨¢s salir con un t¨ªo con la polla m¨¢s grande¡±.
?Su estado civil? ¡°Muy soltero¡±. Su ¨²ltimo amor se llama Madrid. All¨ª acaba de rodar el v¨ªdeo de Stranger strange, en el que aparece Paco Le¨®n, a quien conoci¨® tras seguirse mutuamente en Instagram. El v¨ªdeo se inspira en una de las experiencias sexuales que vivi¨® en la capital. ¡°Conoc¨ª a un hombre que me dio latigazos. Fue mi primera experiencia con el sadomasoquismo. Termin¨® despertando el recuerdo de mi padre, que me pegaba con un cintur¨®n cuando era peque?o, as¨ª que termin¨¦ enamor¨¢ndome de ¨¦l¡±, dice Spooner como si leyera la gu¨ªa telef¨®nica. No cabe duda de que Freud se habr¨ªa puesto las botas.
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