El periodismo de Quim Torra es un cuento
Los art¨ªculos del presidente catal¨¢n no son noticias. Emite opiniones salvajes, fundamentalmente contra los espa?oles, que no requieren el esfuerzo que exige el oficio period¨ªstico
Los periodistas no hemos de enga?ar a los lectores con noticias falsas ni con opiniones que se basen en noticias falsas. Tampoco debemos enga?ar a los lectores sobre la identidad de los materiales de nuestro oficio.
En primer t¨¦rmino, las noticias. Son hechos que acaban de ocurrir, o de los que nos acabamos de enterar. No se imprimen de inmediato; han de ser interesantes y relevantes, y han de ser comprobadas en virtud de elementos de gravedad extrema: qu¨¦ fue, qui¨¦n lo hizo, por qu¨¦ pas¨®, d¨®nde tuvo lugar. Si nos falla cualquiera de esos elementos no hay noticia, o al menos la noticia cojea de manera estrepitosa.
Esa tarea de comprobar noticias para que los lectores tengan una idea cabal de lo que ocurre es de periodistas. Se les distinguen a la legua: son los que acuden de sus trabajos al lugar de los hechos, o bien, estando en la Redacci¨®n, comprueban afanosamente al tel¨¦fono o por cualquier otro sistema qu¨¦ pas¨® de veras. Al cabo de esas investigaciones, en el lugar o por otros m¨¦todos que el lector debe conocer, ya decide el redactor jefe si la averiguaci¨®n merece papel (o web).
Una noticia es el material primordial de un peri¨®dico (de peri¨®dicos hablo: los otros medios requieren iguales afanes) y es un trabajo a veces ¨ªmprobo, pues se refiere generalmente a cosas que los protagonistas no quieren que se sepa o, tambi¨¦n, a hechos de la vida que son dram¨¢ticos y por tanto dif¨ªciles de investigar y de contar.
Es un trabajo muy distinto al del que opina. Por ejemplo, es evidente que este texto que estoy escribiendo, sentado ante una mesa camilla de un hotel de Canarias, es un art¨ªculo de opini¨®n. He sabido algo (del presidente virtual de Catalu?a, Quim Torra) y he decidido salir al paso. Lo que he tenido que hacer es recordar cu¨¢les son los materiales b¨¢sicos para emitir una opini¨®n al efecto que me trae ante los lectores. Pero mi comprobaci¨®n acaba ah¨ª; si fuera una noticia estar¨ªa a¨²n buscando fren¨¦ticamente materiales para que, al hacerla visible, los lectores supieran que he juntado todos los materiales a los que me obliga el oficio¡
Pero es una opini¨®n que se basa en un argumento que precisamente no tiene que ver con el periodismo, pues el se?or Torra no hace periodismo, aunque alardee de ello. He rebuscado en sus textos y todos ellos, aunque publicados en peri¨®dicos, tienen poco que ver con los materiales propios del oficio. Emite opiniones, salvajes como este adjetivo que le acabo de adjudicar, fundamentalmente contra los espa?oles, a los que dedica ep¨ªtetos b¨¢sicamente ofensivos, basados a veces en ocurrencias muy f¨¢ciles de obtener del amplio abanico de chascarrillos burlones de que dispone el tabl¨®n independentista al que ¨¦l est¨¢ adherido como una lapa.
Es evidente que no le ha costado comprobaci¨®n alguna, pues para decir esas majader¨ªas sobre los espa?oles basta con que invente, como en su d¨ªa invent¨® su antecesor Jordi Pujol sobre los andaluces, que relate cuentos al final de cuya narraci¨®n ha de recibir, en las tertulias del barrio o de la parroquia, pues es de barrio y de parroquia, las palmaditas habituales. ¡°Quins collons, tio!¡± Que en espa?ol barriobajero quiere decir lo que dice.
?l ha dicho que lo que ha dicho contra todos nosotros los espa?oles, todas esas majader¨ªas que le afean todos menos los que ven la paja en el ojo ajeno, fue ¡°fruto de la intensidad que demanda el periodismo¡±. Es mentira, es un cuento. Esos art¨ªculos pudo haberlos tenido en una redoma o en una nevera y soltarlos cuando le diera la gana, porque ni son noticias ni son urgentes ni requieren otro esfuerzo que el que proviene del ocio que hace falta para insultar de tal manera a los espa?oles y, de paso, a los mas¨¢is.
Que diga lo que quiera este opinador subido a tan alta magistratura catalana, pero que no use el periodismo para explicar que tiene una opini¨®n fatal de sus conciudadanos espa?oles. De paso ha demostrado tener, tambi¨¦n, una horrible opini¨®n del periodismo, el muy ladino.
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